El aviador de Wimbledon
Daniele Del Giudice dec¨ªa que ojal¨¢ la vida fuera como un vuelo de aeroplano, donde las maniobras que hacemos son exactas y no tenemos que valernos de la intuici¨®n a cada momento
Hay libros de los que seguimos hablando despu¨¦s de a?os, libros que escapan al desgaste del tiempo y mantienen intacta su vitalidad del primer minuto. El estadio de Wimbledon es uno de ellos. Su autor, Daniele Del Giudice, muri¨® el pasado 2 de septiembre en Venecia, donde llevaba a?os confinado por mal de Alzheimer en una residencia en la Giudecca, con vistas al Lido. Apoyado fervorosamente en sus inicios por Italo Calvino, Del Giudice fue desde el primer momento una figura destacada de la nueva narrativa italiana de los a?os ochenta. Aviador, escritor, apasionado por los avances cient¨ªficos. Dec¨ªa que ojal¨¢ la vida fuera como un vuelo de aeroplano, donde las maniobras que hacemos son exactas y no tenemos que valernos a cada momento de la intuici¨®n.
El estadio de Wimbledon fue traducido en 1986 por Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n para Anagrama, y dej¨® huella. Siguieron otros cl¨¢sicos, como el magn¨ªfico Atlas occidental, que el otro d¨ªa, en la barcelonesa Feria del Libro de Ocasi¨®n, adquiri¨® el ministro Iceta despu¨¦s de que Biel Mesquida se lo recomendara vivamente.
Por los mismos d¨ªas en que el aviador de Wimbledon mor¨ªa en Venecia, la editorial Adelphi en Mil¨¢n publicaba Bobi, el libro p¨®stumo de Roberto Calasso, centrado precisamente en Roberto Bobi Bazlen, el fascinante personaje de la vida real sobre el que indagaba El estadio de Wimbledon. Bobi va camino de ser cada vez m¨¢s una leyenda: escritor que no escrib¨ªa, gran enigma, sabio que se esforz¨® en todo momento en dejar un rastro m¨ªnimo y que, seg¨²n Calasso, procuraba manifestarse por escrito del modo m¨¢s discreto posible, casi imperceptible.
Hubo un tiempo en Italia en el que, al nombrar a Bobi, todo el mundo ten¨ªa an¨¦cdotas con ¨¦l, normalmente imprecisas o equivocadas. Eran multitud los que dec¨ªan haberse encontrado con Bobi cuando en realidad ¨¦l no se ve¨ªa con nadie. O s¨®lo con unos elegidos. Con el joven Calasso entre ellos, que en Bobi se dedica a comentarnos lo mucho que le atra¨ªan en los a?os treinta los radicales juicios de Bazlen sobre literatura: ¡°Con Bobi tuve, por primera vez, la impresi¨®n de estar ante alguien que hab¨ªa logrado liberarse de todas las ideas corrientes (y en ese entonces eran tantas, pesadas, dif¨ªciles de mover). Hab¨ªa otra manera de respirar, y en ¨¦l eso era evidente¡±.
A Calasso le interesaba descubrir qu¨¦ exactamente separaba a Bazlen de todo. El estudio de aquel alejamiento, como ocurr¨ªa en El estadio de Wimbledon, fue a la larga el motor de la creciente y continua admiraci¨®n que Calasso fue sintiendo por Bobi, joven de opiniones siempre l¨²cidas (las podemos encontrar en Informes de lectura, La Bestia Equil¨¢tera 2012), como las que emitiera tan a primer¨ªsima hora sobre escritores que luego ser¨ªan claves en la cultura europea, como Musil y Kafka. Es curioso, pero en algunos aspectos, el destino de Del Giudice ¡ªtan silencioso en sus ¨²ltimos a?os¡ª tiene puntos en com¨²n con el de Bazlen, que dec¨ªa haber tenido ¡°tantos embrollos, tantos estorbos, y tantas historias, de todo tipo¡± que se le hab¨ªa vuelto imposible escribir.
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