Carolina Maria de Jesus, la escritora de la favela que se convirti¨® en un fen¨®meno editorial
Una exposici¨®n y la reedici¨®n de sus textos ponen en valor a la autora de ¡®Cuarto de desechos¡¯, un retrato de la batalla cotidiana contra la miseria que vendi¨® medio mill¨®n de copias tras su publicaci¨®n en 1960
Si fuera un cuento, ser¨ªa una Cenicienta sin edulcorar. Negra. Durante seis meses en 1960, el libro m¨¢s vendido de Brasil fue un diario en el que Carolina Maria de Jesus relataba con toda crudeza su miserable subsistencia, la batalla cotidiana contra el hambre, la b¨²squeda incansable de cart¨®n entre las basuras para reunir un dinerillo con el que alimentar a sus tres hijos. Quarto de despejo (Cuarto de desechos) es un retrato de las favelas alumbrado por una vec...
Si fuera un cuento, ser¨ªa una Cenicienta sin edulcorar. Negra. Durante seis meses en 1960, el libro m¨¢s vendido de Brasil fue un diario en el que Carolina Maria de Jesus relataba con toda crudeza su miserable subsistencia, la batalla cotidiana contra el hambre, la b¨²squeda incansable de cart¨®n entre las basuras para reunir un dinerillo con el que alimentar a sus tres hijos. Quarto de despejo (Cuarto de desechos) es un retrato de las favelas alumbrado por una vecina con dos a?os de escuela. Fue un fen¨®meno editorial, un superventas. Una exposici¨®n reci¨¦n inaugurada en S?o Paulo y la reedici¨®n de sus escritos sin la injerencia de los editores ponen en valor una obra que abarca cr¨®nica, novela, cuentos, teatro, letras musicales¡ y va m¨¢s all¨¢ del clich¨¦ de la escritora de la favela.
Carolina Maria de Jesus (1914-1977) es un personaje extraordinario. Nieta de un esclavo apodado el S¨®crates africano, era una lectora voraz de los cl¨¢sicos de la literatura rom¨¢ntica que fue empleada del hogar antes que cartonera. Centrada en su misi¨®n de conseguir pan, leche, jud¨ªas y zapatos para la prole, escuchaba valses vieneses y siempre sac¨® tiempo para leer.
El 21 de julio de 1955 escribe en el diario que sustenta Quarto de despejo: ¡°Cuando llegu¨¦ a casa eran las 22.30. Puse la radio. Me duch¨¦. Calent¨¦ la comida. Le¨ª un poco. No s¨¦ dormir sin leer. Me gusta manosear un libro. El libro es la mayor invenci¨®n del hombre¡±. Estaba decidida a que sus cuadernos fueran publicados, como dej¨® anotado el 27 de julio: ¡°Estoy escribiendo un libro, para venderlo. Mi intenci¨®n es comprar un terreno con ese dinero y salir de la favela¡±.
Logr¨® mudarse cuando los escritos que atesoraba fueron descubiertos por un periodista, Aud¨¢lio Dantas, que visit¨® la favela de Canind¨¦, en S?o Paulo, para hacer un reportaje. Con dr¨¢sticos cortes para aligerar la omnipresencia del hambre en el original ¡ªDantas dec¨ªa que ¡°aparece con una frecuencia irritante¡±¡ª, public¨® aquel relato. Caus¨® sensaci¨®n. La historia de esta madre soltera era un potente contrapunto al discurso del Brasil moderno, del futuro, con Brasilia, la nueva capital, inaugurada tambi¨¦n 1960, como el gran s¨ªmbolo de progreso.
A partir de su vida, la cartonera analiza una miseria que a¨²n lastra a su pa¨ªs. Vendi¨® medio mill¨®n de copias. Ella y sus hijos dejaron atr¨¢s la favela, un mundo que describe como una gresca constante, de vecinos que se robaban los unos a los otros y vecinas criticonas. Se mud¨® a un barrio de clase media. Firmaba ejemplares. Quarto de despejo se tradujo a 13 lenguas (incluido el espa?ol en tres versiones, y el catal¨¢n), lleg¨® a lectores sovi¨¦ticos, japoneses¡ La Cenicienta negra apareci¨® incluso en Time.
Brasil para los brasile?os se titula la exposici¨®n reci¨¦n inaugurada en el Instituto Moreira Salles. El museo ha querido abrir el foco para mostrar a la autora en toda su diversidad y riqueza. ¡°Fue una lectora voraz y una escritora con un proyecto est¨¦tico literario definido, que pas¨® por varios g¨¦neros. Escrib¨ªa a diario¡±, explica la comisaria de la muestra, la historiadora Raquel Barreto, que destaca: ¡°En cada uno de esos g¨¦neros es una Carolina distinta, lo que dice mucho de su complejidad como autora. La poeta no es como la narradora, ni como la cronista, ni como la cuentista. Tambi¨¦n lo vemos en su trabajo como compositora¡±.
Leticia Montsho, cantante y actriz de 26 a?os, era una de los dos visitantes negros que el domingo a primera hora visitaban la muestra. Observaba emocionada cada detalle. Para ella es personal. La escritora le recuerda las penurias que sufri¨® su abuela, su coraje, los desaf¨ªos cotidianos. Descubri¨® a Carolina Maria de Jesus ya de adulta, a trav¨¦s del teatro, porque en la escuela no se estudia. ¡°Era necesario que ella existiera para que yo est¨¦ hoy aqu¨ª¡±, dice.
La antigua cartonera public¨® tres libros m¨¢s en vida, pero con el tiempo bajaron las ventas, volvi¨® a faltar el dinero y para cuando falleci¨® era pobre. Barreto y el tambi¨¦n comisario H¨¦lio Menezes, antrop¨®logo, se zambulleron en un legado repartido en varios archivos p¨²blicos. Descubrieron unos originales que muestran hasta qu¨¦ punto los editores distorsionaron su obra, el 80% de la cual es in¨¦dita. Son seis mil p¨¢ginas manuscritas.
Casualidad o por el impulso de renovaci¨®n que las protestas antirracistas y el Me Too han tra¨ªdo tambi¨¦n a la cultura, la exposici¨®n, abierta hasta el 30 de enero, coincide con la reedici¨®n de las obras de Carolina Maria de Jesus por Companhia das Letras, una de las grandes editoriales de Brasil. Textos publicados ahora con la graf¨ªa original, sin seguir las normas de la lengua culta. No es que su paso por la escuela fuera breve. Dos cursos era la media entre las mujeres negras de la ¨¦poca porque el futuro era recoger cartones, lavar, planchar o criar los hijos de otros¡
Con el tiempo, la autora de Quarto de despejo cay¨® en un olvido casi generalizado. Pero algunas mujeres negras vieron en ella un referente. ¡°Es la fundadora de un linaje, inspir¨® a otras a escribir¡±, destaca el comisario Menezes. Abri¨® un camino por el que en estas d¨¦cadas han transitado escritoras como Conceic?o Evaristo, la literatura de las periferias, raperas o poetisas del slam improvisado¡ Algunas de ellas tambi¨¦n fueron empleadas del hogar. Batallaron y batallan para ser tomadas en serio. Carolina Maria de Jesus es m¨¢s estudiada en universidades de Estados Unidos que en Brasil, recalca Menezes.
La muestra tambi¨¦n abre el foco en el sentido literal porque rescata fotograf¨ªas in¨¦ditas o poco conocidas que chocan las im¨¢genes m¨¢s difundidas, las de una mujer cabizbaja con un pa?uelo blanco que oculta su pelo crespo. Hubo otra Carolina Maria de Jesus. La que posa con los vestidos elegantes que tanto ansi¨® tener, collar de perlas y los rizos al aire, sonriente.
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