Laurent Petitmangin: ¡°Tengo miedo a la ultraderecha. Rastrilla todo lo que puede¡±
El escritor franc¨¦s, que salt¨® del mundo ferroviario al de la aviaci¨®n y despu¨¦s a la literatura, ha novelado el choque entre un padre de izquierdas y un hijo que se vuelve violento
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El guion dec¨ªa que deb¨ªa ser ferroviario: su abuelo hab¨ªa trabajado en las v¨ªas, siempre entregado a la faena dura y f¨ªsica en el exterior, y su padre fue maquinista. Con ¨¦l viaj¨® de ni?o en las cabinas por toda Francia, por Suiza, Alemania o Luxemburgo, en unos recorridos de los que guarda recuerdos impagables, como los que colecciona tambi¨¦n de cuando se asomaba a los puentes con su madre y su hermana para ver pasar los trenes. Por eso Laurent Petitmangin, nacido hace 56 a?os en la regi¨®n francesa de Lorena, se sent¨ªa destinado a ser ingeniero en la SNCF en un salto cualitativo generacional pero siempre dentro de esa tribu de los ferroviarios. Y, sin embargo, este franc¨¦s se especializ¨® en saltarse el guion y se hizo, de entrada, gestor en Air France y, m¨¢s recientemente, escritor. Un buen escritor.
Pregunta. Un ferroviario en aviaci¨®n. ?Decepcion¨® a su familia?
Respuesta. ?No! En mi casa siempre me dec¨ªan que iba a ser ingeniero de SNCF. Pero estudi¨¦ Empresas en Lyon y hoy estoy a cargo de la atenci¨®n al cliente en Air France. Analizo qu¨¦ piensan de la compa?¨ªa, c¨®mo nos ven, si les gusta la comida, por ejemplo (r¨ªe). Si lo he elegido es porque tambi¨¦n es un servicio p¨²blico y es otra forma de prolongar la historia familiar¡ en los transportes. Adoro Air France, veo las pistas del aeropuerto Charles de Gaulle y siento el mismo placer que cuando estoy en una estaci¨®n, como siento ante los aviones lo mismo que ante los trenes. ?Ahora estamos estrenando un Airbus A220!
P. Y de repente se puso a escribir. Y cosech¨® un gran ¨¦xito. Su primera novela, Lo que falta de noche, logr¨® premios de inmediato y ya est¨¢ traducida al espa?ol. ?C¨®mo fue el salto?
R. Cre¨ªa que la literatura estaba reservada a una casta, pero vi c¨®mo un amigo lograba publicar un libro y me dije: tal vez t¨² tambi¨¦n puedes. Y me puse. Ha sido algo bastante m¨¢gico.
P. En su libro, un padre viudo de izquierdas se encuentra de pronto con que su hijo se ha hecho ultraderechista. Ese chaval encantador al que llevaba al f¨²tbol es un violento. ?Tiene miedo a la ultraderecha?
R. S¨ª, tengo miedo a la ultraderecha porque se tiende a banalizar y tiene la habilidad de un atrapapolvo, rastrilla lo que puede. Ya no reclama una adhesi¨®n 100% a la integridad de sus tesis, sino que se contenta con que la gente comparta algunas reivindicaciones, como el rechazo a Europa o el miedo a la inmigraci¨®n. Sabe abrir pasarelas como tent¨¢culos y apoyarse en movimientos de protesta. Ahora, los antivacunas.
P. ?Alguno de sus hijos se ha hecho ultraderechista?
R. No, esta historia no es autobiogr¨¢fica. Pero quer¨ªa trabajar sobre la decepci¨®n, hasta qu¨¦ punto pueden decepcionarse unos padres con sus hijos si no cumplen sus expectativas. Tambi¨¦n sobre lo que supone un cambio que ocurre en un momento clave, me interesan esos minutos que cuentan, en que las cosas se empeoran de golpe y la vida bascula r¨¢pidamente. Y c¨®mo al envejecer, despu¨¦s de los 50 a?os, puedes perder la fuerza que tuviste.
P. Cre¨ªa que esto era cosa de castas, pero usted ya era lector.
R. Siempre he sido un gran lector y adem¨¢s colecciono cosas. Figuras de ciclistas de la vuelta a Espa?a, por ejemplo, como Indurain. Carteles de Air France. Y libros. Hac¨ªa colecciones de libros porque eran bonitos o raros, y solo despu¨¦s comenzaba a leerlos. Descubr¨ª por ejemplo Los hombres de buena voluntad, una saga de 27 libros de Jules Romains que eran muy bonitos y cuando los vi en mi estanter¨ªa me dije: ya que los he comprado los leer¨¦. Me enamor¨¦ de la saga y pas¨¦ un a?o leyendo los 27.
P. ?Sus hijos tambi¨¦n seguir¨¢n sus pasos?
R. No he conseguido traspasarles ese amor. Los tres varones estudian ingenier¨ªa, pero en dominios m¨¢s modernos, relacionados con los datos. A mi hija s¨ª le gusta viajar. Y su aproximaci¨®n al trabajo es distinta en su generaci¨®n. Yo al entrar en Air France sab¨ªa que entraba de por vida. Ellos aspiran a un par de a?os en el mismo trabajo. Su vida es muy distinta de la m¨ªa.
Petitmangin ha enhebrado su historia de choque generacional con una calidad dolorosa, una voz profunda cargada de tristeza y una eficacia enternecedora. Es de agradecer que el mundo literario no fuera casta y, por esta vez, abriera la puerta a un hombre que simplemente llevaba la atenci¨®n al cliente de Air France. Memorable.
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