Muere el paraguayo Robin Wood, el autor de los 7.000 c¨®mics
El historietista, fallecido a los 77 a?os, us¨® decenas de pseud¨®nimos y vivi¨® tantas aventuras como sus casi cien personajes
Millones de p¨¢ginas despu¨¦s, uno de los guionistas de c¨®mics m¨¢s prol¨ªficos del mundo, Robin Wood (Caazap¨¢, 1944) muri¨® el domingo 17 de octubre frente al inmenso r¨ªo Paran¨¢ en la ciudad de Encarnaci¨®n, en su Paraguay natal. El padre de las historietas Nippur de Lagash, Dago y Gilgamesh ten¨ªa 77 a?os y llevaba m¨¢s de 50 dedicados a conmover con la escritura. Tambi¨¦n llevaba unos cuantos luchando contra ¡°una larga enfermedad¡±, seg¨²n inform¨® su esposa y agente literaria Mar¨ªa Graciela St¨¦nico-Wood.
La vida de Robin Wood fue tan intensa como insin¨²a su nombre y como la de muchos de sus filos¨®ficos personajes: un noble veneciano v¨ªctima de una traici¨®n en el siglo XVI, un general exiliado que recorre los reinos m¨¢s importantes de la antig¨¹edad o un mago karateca en la China de principios del siglo XX. Historias le¨ªdas por millones de latinoamericanos, unos cuantos espa?oles y muchos italianos, cuando no hab¨ªa Netflix y los c¨®mics y las historietas gr¨¢ficas se acumulaban hasta en el ba?o.
Parece que Wood hered¨® la ¨¦pica de sus abuelos australianos, que llegaron a Paraguay en el 1.900 para fundar una frustrada utop¨ªa socialista, Nueva Australia, en el coraz¨®n de la selva, en el hoy casi extinto Bosque Atl¨¢ntico del departamento de Caaguaz¨². Wood naci¨® 44 a?os m¨¢s tarde en otra colonia fundada por sus familiares junto a escoceses e irlandeses en Caazap¨¢, la Colonia Cosme, a unos 200 kil¨®metros de donde fue enterrado el lunes pasado rodeado de amigos, familiares y admiradores.
Hijo de madre humilde y de un padre irresponsable al que no conoci¨® hasta muy tarde, Wood creci¨® escuchando la odisea transoce¨¢nica familiar contada por su abuela en ingl¨¦s y tambi¨¦n leyendo solo en orfanatos, cuando no pudieron cuidarlo m¨¢s. Siendo adolescente se las ingeni¨® para ganar un concurso literario y que el editor de un peri¨®dico paraguayo le pagara un viaje a Buenos Aires, donde podr¨ªa cumplir su sue?o de vivir contando.
All¨¢ tambi¨¦n pas¨® hambre y trabaj¨® en una f¨¢brica alg¨²n tiempo y, como en un cuento, conoci¨® a un dibujante que le pidi¨® que escribiera una historia para ¨¦l. Lo hizo, pero no supo m¨¢s.
Tres meses despu¨¦s, tras ser despedido de la f¨¢brica por llegar tarde otra vez, y sin dinero para el autob¨²s, caminaba bajo la lluvia cuando vio su nombre escrito en la portada de una revista colgada de un quiosco. Contact¨® con la editorial. Hac¨ªa tres meses que le buscaban para darle un cheque que val¨ªa cinco veces lo que ganaba en un mes. Lo cobr¨® y se dio un atrac¨®n en un restaurante.
Fue el primero de muchos, le dijeron que le comprar¨ªan todo lo que escribiera y as¨ª fue. Wood se convirti¨® en la columna vertebral de la editorial argentina Columba y probablemente en el escritor de comics m¨¢s prol¨ªfico en habla hispana. Escrib¨ªa tantas historias para las revistas ic¨®nicas argentinas El Tony, Fantas¨ªa, D¡¯artagnan o Tit-Bits que deb¨ªa usar decenas de seud¨®nimos para que no aparecieran firmadas todas por ¨¦l.
Entre Am¨¦rica, Europa y China
Wood pas¨® su vida escribiendo en Buenos Aires, Barcelona, Asunci¨®n y Copenhague, donde se cas¨® por primera vez y tuvo cuatro hijos. Derram¨® fantas¨ªa desde barcos con una m¨¢quina de escribir port¨¢til. Viajaba mucho. Fue a China para escribir Dax, una aventura con artes marciales, magia y ciencia que discurre a principios del siglo XX y a Italia para dar vida a Dago, el noble veneciano esclavizado tras una traici¨®n a comienzos del siglo XVI.
Cre¨® a Jackaroe, Dennis Martin, Mi Novia y yo, Pepe S¨¢nchez y Savarese, entre otros muchos. Sus guiones mordaces, precisos y reflexivos, sus personajes profundos, humanos y cambiantes inspiraron a muchos adultos, j¨®venes y ni?os durante cuatro d¨¦cadas.
A Umberto Eco le preguntaron una vez: ¡°Maestro; ?usted lee comics tambi¨¦n?¡±. Y ¨¦l contest¨®: ¡°Dago; leo Dago de Robin Wood. Es un gran escritor¡±. As¨ª lo contaron Julio Neveleff, Diego Accorsi y Leandro Paolini Somers en ¡°Robin Wood. Una vida de aventuras¡±.
Y as¨ª empez¨® la relaci¨®n entre el italiano y el paraguayo. Wood decidi¨® responderle en 2006 dibujando su rostro en el cuerpo de un monje detective aventurero, como el de la novela de Eco El nombre de la rosa, el personaje se llamaba Umberto y acompa?aba a Dago durante 86 p¨¢ginas de aventuras. Conmovido por el homenaje, Eco contact¨® con Robin y le invit¨® a visitar su casa de Mil¨¢n, donde bebieron y rieron.
¡°Son varias generaciones de lectores de c¨®mics que crecimos leyendo sus personajes y sin siquiera saber que era paraguayo, nos gustaba mucho como contaba aventuras¡±, dijo a EL PA?S el periodista y escritor paraguayo Andr¨¦s Colm¨¢n, que acudi¨® a su sepelio. ¡°Qui¨¦n sabe cu¨¢nto de Robin Wood hay en todo lo que escrib¨ª. Adi¨®s, maestro¡±, escribi¨® Juan Jos¨¦ Campanella en su Twitter, entre otros muchos mensajes de condolencias del gobierno argentino y paraguayo, y de fieles del c¨®mic de todo el mundo.
¡°Hizo verdad los sue?os de varias generaciones que sue?an un mundo diferente¡±, expres¨® en un comunicado Kuatia (papel en guaran¨ª), la Asociaci¨®n de Guionistas y Dramaturgos del Paraguay. Por su parte, la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP) asegur¨® que es ¡°el autor paraguayo m¨¢s le¨ªdo a nivel mundial¡±.
De hecho, gan¨® muchos de los premios m¨¢s importantes del c¨®mic como el de ¡°Mejor Guionista del Mundo¡± en la Bienal de C¨®rdoba, Argentina, y el Premio Yellow Kid, otorgado en Roma en 1997. Su ¨²ltimo reconocimiento fue el a?o pasado: el Premio Ricardo Barreiro de C¨®mic que otorga la Asociaci¨®n Profesional de Guionistas de C¨®mic de Espa?a ¡°por toda una vida dedicada al c¨®mic y por su perfil integrador¡±.
Aunque ya no viva, su legado s¨ª y ahora hay varias editoriales republicando su obra en Espa?a, Italia, Argentina y Paraguay. Y en M¨¦xico est¨¢n filmando una adaptaci¨®n de una de sus historietas. As¨ª que, resume Colm¨¢n, ¡°habr¨¢ Robin Wood para rato¡±.
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