Los ¡®celioadictos¡¯ renuevan el culto a Elena Fort¨²n
La ¨²nica biograf¨ªa de la autora de ¡®Celia¡¯, escrita por Marisol Dorao en los ochenta, se ha convertido en un preciado t¨ªtulo dif¨ªcil de encontrar, mientras prosigue la recuperaci¨®n de su obra y su figura
Un par de veces al mes, Guillermo G¨®nz¨¢lez, contable de 22 a?os, queda con gente en distintos puntos de Madrid, siempre para venderles un libro a 20 euros. No es la cl¨¢sica transacci¨®n de Wallapop. El libro que ofrece es siempre el mismo, Los mil sue?os de Elena Fort¨²n, que escribi¨® su abuela, la fil¨®loga Marisol Dorao, en 1999, y que autoedit¨® la familia con un sello que se inventaron para la ocasi¨®n, Ediciones El Alboroque. As¨ª se llama tambi¨¦n la casa que tienen en Conil, C¨¢diz.
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Un par de veces al mes, Guillermo G¨®nz¨¢lez, contable de 22 a?os, queda con gente en distintos puntos de Madrid, siempre para venderles un libro a 20 euros. No es la cl¨¢sica transacci¨®n de Wallapop. El libro que ofrece es siempre el mismo, Los mil sue?os de Elena Fort¨²n, que escribi¨® su abuela, la fil¨®loga Marisol Dorao, en 1999, y que autoedit¨® la familia con un sello que se inventaron para la ocasi¨®n, Ediciones El Alboroque. As¨ª se llama tambi¨¦n la casa que tienen en Conil, C¨¢diz.
¡°La gente que lo compra es muy variada, desde chavales de 30 a?os a mujeres de unos 70 que le¨ªan los libros de Celia de ni?as y lo quieren saber todo sobre Elena Fort¨²n. Siempre pregunto por curiosidad. Me gusta ver que mi abuela sigue presente¡±, explica Gonz¨¢lez. Dorao falleci¨® en 2017 despu¨¦s de pasar casi 25 a?os aquejada por el alzh¨¦imer.
La hija de Marisol Dorao y t¨ªa del vendedor Guillermo, Bel¨¦n Gonz¨¢lez, tambi¨¦n regala ejemplares a quien se los pide, generalmente a trav¨¦s de la web que gestiona la familia. Con eso, hacen un servicio a los completistas de la obra de Fort¨²n y a los celioadictos, que es como Carmen Mart¨ªn Gaite, celioadicta suprema, bautiz¨® a los seguidores del personaje de Celia, el m¨¢s famoso de Fort¨²n, cuya obra abarca una extensa familia con otros personajes como Cuchifrit¨ªn, Patita y Matonkik¨ª.
Fuera de esa venta particular, quien quiera hacerse con la biograf¨ªa de Fort¨²n, la ¨²nica que se ha escrito y publicado como tal, tiene que pagar un precio mucho m¨¢s alto en el mercado secundario. El ¨²ltimo ejemplar que se puso a la venta en la plataforma IberLibro se vend¨ªa por 121 euros y en Amazon hay disponible una copia de segunda mano que cuesta 270 euros.
El tr¨¢fico en torno al libro de Dorao no es la primera vez en la que los celioadictos se organizan y crean una red de complicidades para hacerse con lo que necesitan. La editorial sevillana Renacimiento est¨¢ haciendo una labor de recuperaci¨®n de la obra de Elena Fort¨²n. Antes de que reeditara Celia en la revoluci¨®n en 2016 e incluso de que se adaptara al teatro, ese libro, en el que Fort¨²n coloc¨® a su personaje en la Guerra Civil en Madrid y que Aguilar edit¨® en 1987, m¨¢s de tres d¨¦cadas despu¨¦s de la muerte de la autora, se hab¨ªa convertido en un bien muy buscado.
La periodista cultural Carmen L¨®pez, lectora de las aventuras de Celia desde ni?a, cuenta que consigui¨® ese t¨ªtulo a trav¨¦s de un blog literario cuya autora pasaba de contrabando ejemplares fotocopiados y los enviaba por correo. La escritora Sabina Urraca se hizo con el suyo a trav¨¦s de una amiga de su madre, ¡°bibliotecaria y celioadicta¡± que tambi¨¦n se lo fotocopi¨® y encuadern¨®. Los pocos ejemplares que circulaban de la edici¨®n de 1987 se vend¨ªan muy caros en las librer¨ªas de viejo e incluso ahora siguen superando los 50 euros en el mercado secundario.
Marisol Dorao, profesora en la Universidad de C¨¢diz, rescat¨® la figura de Elena Fort¨²n ¡ªque en realidad se llamaba Encarnaci¨®n Aragoneses¡ª del exilio y el olvido en los a?os ochenta, cuando era solo se la recordaba como una autora infantil de cierto ¨¦xito en los a?os veinte y treinta. Muchas lectoras que la hab¨ªan descubierto de ni?as pasaban sus libros a hijas, nietas y sobrinas porque la de Celia fue siempre una genealog¨ªa femenina. Pero no exist¨ªa inter¨¦s por publicarla o investigar su historia. Dorao s¨ª ve¨ªa algo importante en aquella mujer nacida en el siglo XIX (en 1886), pero que tendr¨ªa una influencia fundamental en el XX, una de aquellas modernas o garzonas que pisaban el Lyceum Club de Madrid ataviadas con vestidos camiseros y corbatas de hombre y ensayaron unos modos de hacer, vivir y crear que quedar¨ªan truncados tras la Guerra Civil.
Las pesquisas de Dorao en torno a Encarna, como ella prefer¨ªa llamarla, la llevaron a Canarias, donde viv¨ªa la familia del ni?o que inspir¨® el personaje de Cuchifrit¨ªn; a Buenos Aires, donde se exili¨® Fort¨²n y a¨²n resid¨ªan amigas suyas, y, en 1985, tambi¨¦n a Estados Unidos, donde a¨²n viv¨ªa Anne Marie Hug, la nuera de la escritora, esposa de su hijo Luis. Hug, que no hab¨ªa tenido buena relaci¨®n con su suegra, le coment¨® a la fil¨®loga que guardaba una maleta llena de papeles de la autora y que pod¨ªa llev¨¢rsela.
¡°Mi madre hizo todo el viaje Nueva York-Madrid y Madrid-C¨¢diz en Iberia abrazada a esa maleta como quien se agarra a un tesoro¡±, cuenta su hija Bel¨¦n. En la famosa maleta de papeles estaban Celia en la revoluci¨®n, escrito a l¨¢piz. Tambi¨¦n otras dos novelas in¨¦ditas enfocadas a un p¨²blico adulto y potencialmente m¨¢s controvertidas: Oculto sendero, de tem¨¢tica l¨¦sbica y claramente autobiogr¨¢fica, que se public¨® en Renacimiento en 2017, y una novela de internado, el g¨¦nero s¨¢fico por excelencia, titulada El pensionado de Santa Casilda, que ver¨¢ la luz esta primavera en ese mismo sello.
¡°Oculto sendero es el eslab¨®n entre Marisol y yo¡±, explica la fil¨®loga N¨²ria Capdevila-Arg¨¹elles, coordinadora, junto a Mar¨ªa Jes¨²s Fraga de la reedici¨®n de todas las obras de Fort¨²n y estudiosa de su obra. ¡°Marisol intu¨ªa que la parte l¨¦sbica de la vida de Fort¨²n se le quedaba grande y que ya le llegar¨ªa el momento. A ella le daba cierto p¨¢nico entrar ah¨ª. Me dijo: ¡®Esta es una historia para que la cuente tu generaci¨®n, no es algo que tenga que contar yo¡¯. Ahora pienso que ten¨ªa raz¨®n y cuando yo llegue al final de mi vida acad¨¦mica espero tener la misma generosidad con las siguientes¡±, explica desde Devon, en Inglaterra, donde da clases en la Universidad de Exeter.
Ni Mart¨ªn Gaite ni Jos¨¦ Luis Borau, tambi¨¦n gran conocedor de la obra de Fort¨²n y autor de la adaptaci¨®n televisiva de Celia en los noventa, quisieron nunca entrar ah¨ª de manera clara, en lo que hoy parece una obvia armarizaci¨®n en toda la obra de Fort¨²n, en los hilos que la unen con otras intelectuales de su generaci¨®n y de las siguientes. Con Carmen Conde y Fernanda Monasterio por un lado, y con Esther Tusquets y Carmen Laforet ¡ªque tuvo en Elena Fort¨²n una amiga y mentora¡ª por el otro.
La correspondencia de la autora de Celia con Laforet y con Matilde Ras ha sido rescatada en sendos libros editados por la Fundaci¨®n Banco Santander en fecha reciente. Y fueron algunas mujeres ¡°feministas, raras y disidentes¡±, como las define la profesora que trabaj¨® en esos epistolarios, quienes se ocuparon de Fort¨²n al final de sus d¨ªas, cuando vivi¨® una dolorosa agon¨ªa por el c¨¢ncer antes de morir en Madrid en 1952. El ¨²nico hijo que le quedaba (el peque?o, Bol¨ªn, hab¨ªa muerto en la infancia) se suicidar¨ªa dos a?os despu¨¦s.
Fort¨²n pidi¨® a sus amigas, y espec¨ªficamente a su ¨²ltimo gran amor frustrado, In¨¦s Field, que guardasen Celia en la revoluci¨®n, pero quemasen los otros dos manuscritos. ¡°Pero lo pide en los m¨¢rgenes de la carta¡±, medio bromea Capdevila-Arg¨¹elles. Desde que edit¨® y prolog¨® Oculto sendero, que tuvo que esperar 30 a?os en el armario desde que Marisol Dorao lo encontrara, se ha acostumbrado a recibir mensajes de nuevos lectores de Elena Fort¨²n. ¡°Siempre son gente muy joven, transexuales o gais, que cuentan que el libro les interpela, que necesitan personajes as¨ª¡±, explica. Quiz¨¢ lleg¨® la hora de que ese t¨ªtulo y Celia en la revoluci¨®n se integren en unos planes de estudios m¨¢s inclusivos. Hasta que eso suceda, los celioadictos sin duda encontrar¨¢n la manera de seguir ley¨¦ndola.