La guerra de Celia y Elena Fort¨²n llega al teatro

El mismo d¨ªa en que el cad¨¢ver de Francisco Franco sal¨ªa del Valle de los Ca¨ªdos para ser enterrado en el cementerio de Mingorrubio, no muy lejos de all¨ª, en una sala de ensayos que el Centro Dram¨¢tico Nacional tiene en Madrid se recreaba lo que fue la tr¨¢gica Guerra Civil desatada por el golpe de Estado del dictador en un enorme y profundo escenario, de diferentes alturas y con espacios acotados, escombros y sacos terreros por el suelo y el ruido de atronadores bombardeos.

El popular personaje de ficci¨®n creado por la novelista Elena Fort¨²n (Madrid, 1886-1952), protagoniza La adaptaci¨®n teatral de Celia en la revoluci¨®n, el libro escrito en 1943 y perdido hasta 1987, que es en realidad un relato autobiogr¨¢fico, sencillo y directo, po¨¦tico y desgarrador.

Las entrevistas recuperadas con los ni?os obreros

Bajo el t¨ªtulo 'Lo que cuentan los ni?os' la editorial Renacimiento rescata este mes un in¨¦dito de Elena Fort¨²n. El libro re¨²ne por primera vez 18 sobrecogedoras entrevistas que la escritora realiz¨® a ni?os trabajadores en los a?os treinta en la provincia de Madrid, y que public¨® por entregas en la revista 'Gente Menuda', firmadas como Roenueces. Tienen entre 7 y 14 a?os y son cajistas, botones, costureras, traperos, aprendices, vendedores de peri¨®dicos o agricultores. Solo algunos de ellos, pod¨ªan compaginar sus trabajos con la escuela. Mar¨ªa Jes¨²s Fabra, codirectora de la colecci¨®n Elena Fort¨²n del sello Renacimiento, califica de "tesoro" este libro por lo que supone de descubrimiento. "Fort¨²n fue una mujer que mostr¨® una gran preocupaci¨®n por los ni?os y sus derechos. Con estas entregas publicadas en una revista dirigida a un p¨²blico de clase acomodada, quiso mostrar la otra realidad de la infancia trabajadora".

El estremecedor testimonio de la vida en la retaguardia que Elena Fort¨²n recogi¨® en su novela, una de las grandes cr¨®nicas, a pie de calle, del miedo y la muerte en la Guerra Civil, lejos de la propaganda de uno y otro bando, se asoma pro primera vez al teatro en un espect¨¢culo adaptado por Alba Quintas y dirigido por Mar¨ªa Folguera. La actriz T¨¢bata Cerezo dar¨¢ vida a la inquieta ni?a (en el momento de la guerra ya adolescente) que cautiv¨® a miles de lectores. A Cerezo la acompa?ar¨¢n nueve actores m¨¢s, que interpretan una treintena de personajes, en esta funci¨®n que se estrenar¨¢ en el teatro Valle-Incl¨¢n de Madrid el pr¨®ximo 6 de noviembre.

Este estreno ser¨¢ el primero de los proyectos que el Centro Dram¨¢tico Nacional dedicar¨¢ esta temporada a Elena Fort¨²n, pseud¨®nimo de Encarnaci¨®n Aragoneses, una autora poco convencional, republicana y anticlerical, que se exili¨® a Buenos Aires tras la Guerra Civil. El pr¨®ximo mes de febrero llegar¨¢ otra obra, tambi¨¦n escrita y dirigida por Mar¨ªa Folguera. Titulada Elena Fort¨²n, esta segunda adaptaci¨®n teatral indagar¨¢ en el rico universo de la escritora, una mujer algo desdichada e incomprendida. La obra que parte de su libro Ocultos senderos no esquivar¨¢ las relaciones homosexuales que mantuvo Fort¨²n, que tambi¨¦n estuvo casada y fue madre de dos hijos (uno muri¨® con diez a?os y el otro se suicid¨® en Estados Unidos). ¡°Nunca he le¨ªdo de una manera tan viva el deseo hacia otras mujeres como en ese libro¡±, asegura Folguera.

La directora lleva con orgullo haber sido la primera en poner sobre un escenario una novela de Fort¨²n, autora que aunque realiz¨® versiones teatrales de sus libros nunca las vio representadas. ¡°Vivo en el universo de Fort¨²n desde mi infancia, cuando mi madre nos le¨ªa a mi hermana y a m¨ª los libros de Celia al acostarnos. Con 11 a?os le¨ª Celia en la revoluci¨®n. Nunca me hab¨ªa enfrentado a nada tan vivo sobre el hambre y el cansancio. Este relato es el eslab¨®n perdido de la saga de lirbos de Celia, el que une de manera definitiva el libro Celia, madrecita y Celia, institutriz. El manuscrito a l¨¢piz fue encontrado en los a?os ochenta. Por eso, el texto posee una especial frescura, sin censuras ni correcciones, al contrario que otros en los que se nota la frustraci¨®n y dolor de Fort¨²n por tener que someter a Celia a matrimonios y r¨ªgidas normas sociales¡±, explica Folguera acompa?ada de Alba Quintas.

Al igual que la novela, la funci¨®n de Celia en la revoluci¨®n recorre las calles de Segovia y Madrid para viajar luego a Valencia, Barcelona y Marsella. Sin embargo, la versi¨®n teatral cambia algo la estructura del libro para dar respuesta a la pregunta con la que arranca la obra: ¡°?Por qu¨¦ en 1939 Celia se tuvo que ir de Espa?a?¡±. La joven Alba Quintas de 25 a?os lo tiene claro: ¡°Porque no hab¨ªa lugar para una chica curiosa como ella, que no cre¨ªa en bandos ni tampoco en ideas impuestas¡±.

El espectador asistir¨¢ a un flashback de los recuerdos de la ni?a, hu¨¦rfana de madre, que asiste al fusilamiento de su abuelo republicano, pero tambi¨¦n a la muerte de su primo y su t¨ªa del bando franquista. ¡°Es una forma de tomar partido por la subjetividad de Celia. Lo que pasa en el escenario es un recuerdo. Asistimos a los cambios que ella experimenta en esos tres a?os de guerra, en los que no solo va a conocer el miedo y la miseria, tambi¨¦n la libertad y la soledad, fuera del control familiar. Celia aprende a cuidarse y a cuidar de los otros, aprende a reivindicarse. Consigue salvarse defendiendo tambi¨¦n rincones y placeres como la lectura de un libro de aventuras de Dumas con el que emprende la huida de Espa?a hacia Marsella¡±, explica la directora.

No es una lecci¨®n de historia ni de bandos o ideolog¨ªas enfrentados lo que llegar¨¢ al teatro Valle Incl¨¢n, en un montaje que ocupa parte de la platea del patio de butacas. Es, ante todo, un estremecedor relato de vida, de mujeres que pasan horas haciendo cola para conseguir un litro de leche o sacan una m¨¢quina de coser de los escombros para confeccionar un vestido.

La recuperaci¨®n de Fort¨²n con estas dos obras forma parte de una l¨ªnea de investigaci¨®n del actual director del CDN, Ernesto Caballero, que apueta por el trasvase de novelas a escena, y la recuperaci¨®n de escritoras olvidadas.