La decisi¨®n de Elena Fort¨²n

Teatro did¨¢ctico, pero entretenido. Poco sabemos de Encarnaci¨®n Aragoneses, autora de un ramillete de libros de ¨¦xito, protagonizados por Celia. Elena Fort¨²n, su seud¨®nimo literario, lo tom¨® prestado del t¨ªtulo de una novela de su marido, el militar Eusebio de Gorbea, literato aficionado y actor en alg¨²n montaje de Lorca. En esta funci¨®n producida por el Centro Dram¨¢tico Nacional, Mar¨ªa Folguera, directora del Circo Price, recrea la vida y la personalidad de Aragoneses a partir del material in¨¦dito que han ido sacando a la luz las investigadoras Nuria Capdevilla-Arg¨¹elles, Mar¨ªa Jes¨´s Fraga y Marisol Dorao, paciente transcriptora del manuscrito de la novela Celia en la revoluci¨®n y bi¨®grafa de la autora.

Folguera parte de una convenci¨®n metateatral: Encarnaci¨®n Aragoneses accede a la sala El Mirlo Blanco del Teatro Valle-Incl¨¢n por la misma puerta que el p¨²blico y se sube a un escenario dentro del escenario para empezar a contar su historia. Por all¨ª desfilan su esposo, al que era poco aficionada; Manuel Aguilar, su editor; Carmen Laforet, amiga y admiradora suya; Matilde Ras, escritora de vasta cultura y precursora de la grafolog¨ªa cient¨ªfica en Espa?a, que mantuvo una amistad amorosa con la creadora de Celia¡­ Casi todos estos personajes est¨¢n abocetados: no son reencarnaci¨®n de sus originales sino voces o figuras que la autora madrile?a utiliza para transmitir al espectador la abundosa informaci¨®n que ha recopilado sobre Aragoneses. En pocas ocasiones hay en su montaje acci¨®n dram¨¢tica verdadera (y cuando comienza a haberla se interrumpe enseguida), debido a que el texto se nos sirve en escenas breves, en tiempos y lugares diferentes y en orden no necesariamente cronol¨®gico, sin holgura para desarrollar los muchos conflictos que se enuncian. Son estampas animadas, pero se siguen todas con inter¨¦s.

Lo m¨¢s conseguido del espect¨¢culo son las interpretaciones de temas extra¨ªdos del repertorio recopilado por Aragoneses y Mar¨ªa Rodrigo en su libro Canciones infantiles. Bien entonadas por sus int¨¦rpretes, estas melod¨ªas de raigambre resultan ingr¨¢vidas, tienen magnetismo, dicen sin decir y nos transportan m¨¢s all¨¢ de lo informativo, biogr¨¢fico y racional. Montse D¨ªez, hace no tanto primera actriz de la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, cataliza la funci¨®n y le presta verdad y empaque a la figura protagonista. Dentro del esquematismo con el que se desarrollan las escenas, Luis Moreno consigue dar un punto de vista personal¨ªsimo, ir¨®nico, del editor Aguilar. Las intervenciones de Irene Mar¨ªa Guill¨¦n se nos hacen breves: anda pidiendo m¨¢s papel. Julia de Castro tiene una presencia poderosa, poco matizada todav¨ªa. Javier P¨¦rez Acebr¨®n resuelve su parte con oficio y Ana Mayo la suya con empe?o. La escena donde la protagonista expone francamente la aversi¨®n que le produce la c¨®pula est¨¢, esta s¨ª, expuesta con un calado que querr¨ªamos para muchas otras.

Elena Fort¨²n. Autora y directora: Mar¨ªa Folguera. Teatro Valle-Incl¨¢n. Madrid. Hasta el 8 de marzo.