Enrique Urquijo: verdades y mentiras sobre el m¨²sico de las emociones
?lvaro Urquijo publica un libro con la historia definitiva de Los Secretos en el que aclara circunstancias de la vida del grupo y de su hermano. Adem¨¢s, lanza un disco de homenaje. Todo ve la luz este 17 de noviembre, el 22? aniversario de la s¨®rdida muerte del compositor
¡°Dos hermanos cur¨¢ndose de sus adicciones. El tercero en la mili. El bater¨ªa, muerto en la carretera. Sin discogr¨¢fica. Arruinados por Hacienda. Y rodeados del mal ambiente familiar y de la desconfianza de los amigos. Los Secretos hab¨ªamos tocado fondo y la desaparici¨®n estaba m¨¢s cerca que nunca. Adem¨¢s, mi hermano Javi hab¨ªa vendido el equipo de sonido, nuestras guitarras y las pertenencias del grupo. Yo tuve que ir a ver a un tipo de dudosa fama para recuperar la guitarra Gibson Les Paul blanca, porque la hab¨ªa utilizado para pagar una deuda. Nada pod¨ªa ir peor¡±.
No, la vida de Los Secretos no ha sido f¨¢cil. Esto lo escribe ?lvaro Urquijo sobre la maltrecha situaci¨®n del grupo en 1984 en el libro Siempre hay un precio (Espasa), que se publica hoy, 17 de noviembre, una fecha inscrita a fuego en su coraz¨®n: el d¨ªa que fue encontrado muerto, a los 39 a?os, su hermano Enrique Urquijo en un portal de Malasa?a, Madrid, del a?o 1999. El peque?o de los hermanos que montaron Los Secretos en 1980 cuenta hoy 59 a?os. Sigue manteniendo vivo un repertorio que conserva la magia de emocionar a mucha gente cuando suena en el sal¨®n de casa o en los m¨²ltiples conciertos que siguen realizando Los Secretos: D¨¦jame, Otra tarde, Pero a tu lado, Ojos de gata, Y no amanece, Sobre un vidrio mojado¡ En Siempre hay un precio, ?lvaro Urquijo cuenta la historia del grupo y la de su hermano Enrique, el cabecilla, el talento, el sensible, el complicado, el que ya no est¨¢.
¡°Me vine muy abajo con la llegada de la pandemia. Estaba triste, preocupado. A mi hija le pill¨® en Inglaterra estudiando y no la ve¨ªa, mi suegro muri¨® de covid, el padre de otro amigo tambi¨¦n¡ De repente, me dije: ¡®A ver si me va a pasar algo con la mala vida que he llevado, a ver si me va a tocar a m¨ª¡¯. As¨ª que me puse a escribir la historia de Los Secretos¡±, contaba el guitarrista y cantante madrile?o el pasado lunes en Madrid sobre una vida llena de toboganes, gloria y tragedia. Y con una gran damnificada, su madre. ¡°Me emociono y se me llenan los ojos de l¨¢grimas cuando hablo de ella. Sufri¨® mucho, much¨ªsimo con nosotros. Fue una bendita¡±, se?ala.
Ella falleci¨® de c¨¢ncer en 2008. ¡°Quiso que la atendieran en casa con cuidados paliativos, aunque nunca acept¨® que le dieran morfina para el dolor. Morfina no, porque le recordaba a lo que nosotros hab¨ªamos vivido con las drogas¡±, cuenta ?lvaro, que estos d¨ªas tambi¨¦n edita el disco Desde que no nos vemos, grabado en directo como homenaje a Enrique el 2019 y que cuenta con la participaci¨®n de m¨²sicos como Amaral, Coque Malla, Manolo Garc¨ªa, Rozal¨¦n o Javier Urquijo, el otro hermano que form¨® la banda y que la dej¨® en los ochenta.
Uno de los objetivos de Siempre hay un precio es aclarar algunos aspectos que, en opini¨®n del autor, durante estos a?os no se han explicado bien o directamente se han transfigurado. Urquijo los repasa para EL PA?S.
Los Urquijo eran una familia bien. ¡°Eso no es cierto. En absoluto. Mi padre era facultativo de minas, una especie de ingenier¨ªa t¨¦cnica. Una persona que se hizo a s¨ª misma. Un gran trabajador. Ten¨ªa un sueldo base peque?o, pero como le encantaba la tecnolog¨ªa hac¨ªa trabajos que supon¨ªan un extra para la casa. Se inventaba cosas, como utilizar un telef¨¦rico para transportar una hormigonera. Le llamaban siempre que hab¨ªa un problema t¨¦cnico. Y mi madre fue ama de casa, cuid¨¢ndonos a los cuatro: los tres que formaron Los Secretos [el mayor, Javi, que lo dej¨® en los ochenta; el mediano, Enrique, y ?lvaro, el peque?o] y Lydia [la ¨²ltima hermana, ocho a?os menor que ?lvaro]. Viv¨ªamos en una casa que era de mi abuelo y le pag¨¢bamos un alquiler. ?ramos clase media normal¡±.
El concierto homenaje a Canito (bater¨ªa de Tos, antecedente de Los Secretos, que muri¨® en un accidente de coche), considerado el inicio de la Movida, est¨¢ mitificado. ¡°S¨ª, fue una cutrez, pero qued¨® muy bien tal y como eran los equipos. Menos mal que lo decidi¨® transmitir Televisi¨®n Espa?ola y puso cuatro focos. Fue cutre, pero s¨ª es verdad que se respiraba un ambiente muy solidario entre los grupos¡±.
La hero¨ªna lleg¨® muy pronto. ¡°Salimos del colegio para meternos en una gira. La falta de informaci¨®n era tremenda. En 1982, con 20 a?os, ya hab¨ªa esnifado hero¨ªna porque me hab¨ªan invitado. Nadie te dec¨ªa que aquello te pod¨ªa enganchar. De pronto estaba una semana sin consumir y me entraba el tembleque, pasaba fr¨ªo, me sent¨ªa fatal. Me enganch¨¦ y me enfad¨¦ conmigo mismo. Nadie me hab¨ªa dicho que esa mierda era as¨ª. Le vimos las orejas al lobo superpronto. Enrique estuvo desde 1983 en tratamiento. Fue el primero que vio las orejas al lobo. Le dec¨ªamos al m¨¦dico: ¡®C¨®mo nos ha pasado esto. Ay¨²denos, que hemos metido la pata¡±.
Enrique Urquijo no era un adicto. ¡°Lo que pasa es que mi hermano ten¨ªa problemas subyacentes, porque estaba con tratamientos antidepresivos. Y cuando se mezclaba lo que te recetaba el m¨¦dico y otras sustancias, ten¨ªa consecuencias desastrosas. Pero siempre volv¨ªa a su tratamiento. No soy m¨¦dico, pero se podr¨ªan decir palabras como bipolar o man¨ªaco depresivo. No consum¨ªa constantemente. No fue justo c¨®mo muri¨® ni la imagen que algunos tienen de ¨¦l. Conozco casos, algunos de personas muy conocidas, aunque no voy a decir sus nombres, que eran consumidores habituales y ten¨ªan problemas derivados de esa adicci¨®n. Enrique, cuando entraba en una cl¨ªnica, se curaba en una semana, porque no era adicto¡±.
?Cu¨¢ntas veces fue un lastre Enrique Urquijo para Los Secretos? ¡°Por mucho que fuera un lastre una semana o dos, luego te ven¨ªa con unas canciones por las que hoy se est¨¢ celebrando esta entrevista. Me quejaba de ¨¦l como hermano. Le dec¨ªa: ¡®Espabila, tienes todo lo que mucha gente desea: una novia estupenda, una hija maravillosa, tu familia que te adora, un grupo fant¨¢stico¡¡¯. Pero no entender su problema de fondo me daba rabia¡±.
Cultura musical. ¡°Fuimos autodidactas. Est¨¢bamos todo el d¨ªa investigando. Escuch¨¢bamos a The Jam, a The Who, pero tambi¨¦n a los Eagles, a Jackson Browne, la nueva ola (Graham Parker, Nick Lowe¡). ?ramos apasionados y con una gran cultura musical¡±.
La fragilidad de Enrique. ¡°Si ca¨ªamos los tres enfermos cuando ¨¦ramos peque?os, Enrique era el que peor se pon¨ªa. Siempre que ven¨ªa el m¨¦dico a casa era por Enrique. Era el m¨¢s fr¨¢gil desde que ¨¦ramos ni?os. Mi madre lo sab¨ªa y lo proteg¨ªa. Cuando muere mi abuelo, antes que Canito, Enrique no sali¨® de la habitaci¨®n. Ya ah¨ª demostraba que ante las cosas tr¨¢gicas ten¨ªa una gran incapacidad para negociarlas. No quer¨ªa saber nada de las tragedias. Viv¨ªa protegido por una red invisible que form¨¢bamos mi madre, bendita sea, y yo, que ejerc¨ªa de enfermero, guardaespaldas, hermano, secretario, arreglista de canciones y compa?ero de habitaci¨®n¡±.
Enrique cre¨ªa que la droga era un buen veh¨ªculo para componer buenas canciones. ¡°?l lo pensaba. No soy psic¨®logo ni puedo dar una valoraci¨®n de especialista, pero creo que utilizaba las cosas malas que le pasaban en la vida para justificar sus depresiones acompa?adas de consumos. Y pensaba que de todo ese malestar sal¨ªan sus letras. Es posible que algo tuviera que ver. Pero puedo asegurar que cuando estaba mal no era capaz de coger una guitarra¡±.
Siempre os hab¨¦is sentido incomprendidos por los medios. ¡°S¨ª, siempre nos dieron ca?a. Desde el primer disco, que es un discazo, no nos sent¨ªamos respaldados. Porque si tocabas afinado y con un buen equipo, no interesabas. Gustaba la incorrecci¨®n y nosotros ¨¦ramos demasiado profesionales. Si hasta me compraba la revista Guitar Player en los ochenta en el ¨²nico quiosco de Madrid que la vend¨ªa... Nos llamaban ¡®babosos¡¯. Como no nos consideraban modernos, no est¨¢bamos en su radar¡±.
Con el conocimiento m¨¦dico de hoy su hermano se hubiese salvado. ¡°Estoy seguro de que s¨ª. ?ramos unos colegiales que nos vimos metidos en el mundo del rock and roll sin ning¨²n plan. Enrique ya fue capaz de darse cuenta en 1983, que recurri¨® a un gabinete experimental de la doctora Rita la Fuente, que ya trabajaba con problemas de toxicoman¨ªas. Fue el primero que recurri¨® a un m¨¦dico. Y yo porque tuve menos enganche y m¨¢s fuerza de voluntad. Al ser el cuidador de mi hermano me alej¨¦ de las sustancias. Si Enrique hubiera tenido otro tipo de soporte e informaci¨®n la cosa hubiese sido distinta¡±.
La escena terrible: su padre entra en la habitaci¨®n y ve a los hermanos trasegando con papelinas. ¡°Me sentir¨¦ en deuda y jodido toda mi vida por el sufrimiento producido a mi familia. Fuimos unos irresponsables e hicimos sufrir mucho a nuestros padres. Si pudiera cambiar el pasado¡¡±.
El buen humor de los Urquijo. ¡°Pese a tanta desgracia hemos tenido mucho sentido del humor. Nos ve¨ªas a los tres hermanos y siempre nos est¨¢bamos gastando bromas: en la furgoneta, despu¨¦s de los conciertos... Enrique tambi¨¦n. De hecho, ¨¦l era el que m¨¢s sentido del humor ten¨ªa. Ahora nos reunimos Javier, Lydia y yo y tenemos mucha sinton¨ªa. Mi mujer [Marta, con la que lleva 37 a?os y con la que tiene una hija de 17] se parte vi¨¦ndonos¡±.
Muerte evitable. ¡°Si la gente que dej¨® en el portal a Enrique hubiera llamado al 112, otra cosa hubiese pasado. No fue una sobredosis de hero¨ªna. El ¨²nico problema severo que tuvo fue con la coca¨ªna, que le dur¨® m¨¢s tiempo. Pero justo antes de morir hab¨ªa dejado las drogas, totalmente. Qu¨¦ ocurre entonces. Ese d¨ªa tom¨® coca¨ªna [en un piso de Malasa?a, Madrid, junto a una pareja de camellos] y la mezcl¨® con 9 o 10 pastillas de ansiol¨ªticos que ten¨ªa recetados, para bajar el subid¨®n y quedarse dormido¡±.
La mejor canci¨®n que representa a Enrique. ¡°Volver a ser un ni?o. Y probablemente es mi favorita. La cantamos casi todos los conciertos. Nos paso algo parecido. Viv¨ªamos en una burbujita de bienestar, con nuestros amigos y la familia, ¨ªbamos a yudo los tres hermanos, mont¨¢bamos en bici¡ Y hac¨ªamos una vida muy normal. Pasamos de esa hermandad infantil a un mundo de corrupci¨®n, vicio y caos. Y as¨ª se rompi¨® una bolsa amni¨®tica muy bruscamente y en lugar de caer en una cuna, ca¨ªmos en la carretera. Y a correr. Volver a ser un ni?o habla de eso¡±.
Su hija Mar¨ªa. ¡°Lo que m¨¢s quer¨ªa Enrique en el mundo era a su hija Mar¨ªa [cuatro a?os cuando falleci¨®, hoy 26, dise?adora de ropa que ha utilizado, entre otros, Rosal¨ªa]. ?l quer¨ªa ordenar su vida con todo girando en torno a su hija. Era la primera vez que ¨¦l se sent¨ªa con la necesidad de cuidar a alguien y de curarse para alguien. Fue una pena lo que ocurri¨®...¡±.
Babelia
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