Javier Lumbreras: ¡°Especular con arte contempor¨¢neo puede perjudicar la carrera de un artista¡±
El coleccionista espa?ol, afincado en Estados Unidos, proyecta un gran centro art¨ªstico en Ar¨¦valo, el pueblo de ?vila del que procede
A Javier Lumbreras, coleccionista espa?ol de ¨¦lite, le sobra seguridad en s¨ª mismo, pero nunca resulta arrogante. Ambicioso, moderno e intelectualmente inquieto, explica por videoconferencia desde Miami su ¨²ltimo proyecto: Collegium, un centro de educaci¨®n, investigaci¨®n y experimentaci¨®n de arte moderno y contempor¨¢neo que estar¨¢ ubicado en su localidad de origen, Ar¨¦valo, en ?vila. Adem¨¢s aspira a ser un espacio para la producci¨®n y conservaci¨®n de bienes art¨ªsticos.
Inversor, coleccionista, fil¨¢ntropo, desarrollador inmobiliario y fund manager, en la vida de Lumbreras Estados Unidos, el pa¨ªs en el que reside y en el que han nacido sus hijos, ocupa un lugar predominante. Ha desempe?ado un papel esencial en dos instituciones neoyorquinas: la Hispanic Society of America y el Museo del Barrio, en cuyo patronato ha participado velando por una colecci¨®n de casi mil obras de m¨¢s de 150 artistas de 40 pa¨ªses, algunos de ellos claves para entender de qu¨¦ hablamos cuando hablamos de arte contempor¨¢neo.
¡°Mi primera afinidad con el mundo del arte fue a trav¨¦s de mi abuela materna, quien ten¨ªa varias obras del siglo XIX y me inici¨® con algo que no esperaba: con unas pinturas de Zuloaga¡±, recuerda. ¡°Adem¨¢s, mi madre pintaba, al igual que otra t¨ªa paterna. Desde peque?o iba al Museo del Prado, el arte siempre ha estado presente en mi vida, primero como curiosidad y, actualmente, como pasi¨®n. Mi primera obra la adquir¨ª cambiando un Zuloaga por un T¨¤pies. Pero fue al terminar la universidad cuando empec¨¦ a coleccionar de manera muy activa arte latinoamericano contempor¨¢neo, una actividad que comenz¨® a fines de los 80 con una gran atracci¨®n por artistas j¨®venes, como Adriana Varej?o, Vik Muniz y Jos¨¦ Bedia, para algunos de los cuales hasta llegu¨¦ a organizar exposiciones. Esos artistas me inspiraban particularmente, pero entonces yo no me preguntaba hasta d¨®nde quer¨ªa llegar con eso. Hasta que en 2000 me divorci¨¦ y mi colecci¨®n se dividi¨® en tres: una parte fue a subasta en Sotheby¡¯s, otra pas¨® a mi exesposa, y el restante tercio qued¨® en mis manos¡±.
De aquella necesidad, Lumbreras supo extraer una virtud: ¡°Despu¨¦s de esa desilusi¨®n, de ese tropiezo, de un tiempo en el que la pas¨¦ mal, Adrastus, mi colecci¨®n, se redefini¨®, porque me met¨ª m¨¢s en el arte y porque compr¨¦, siempre por placer, obras hist¨®ricas de maestros como Picasso, Warhol y Rubens. Para m¨ª el arte sirve para entenderse mejor a uno mismo y para construir sociedades fascinantes, pero eso es algo que fui comprendiendo progresivamente, y la evoluci¨®n que he tenido como coleccionista ha sido m¨¢s racional que pasional, porque reflexiono mucho¡±.
Miembro de una familia exitosa en el mundo de las finanzas, Javier, que estudi¨® en Saint Louis, hizo buena parte de su carrera en Nueva York y ahora pasa m¨¢s tiempo en Miami, traz¨®, sin embargo, un camino singular. ¡°Lo que Lorena, mi actual esposa y yo, quisimos concebir es una colecci¨®n que sirviera a los dem¨¢s. No por casualidad Emerson, a quien admiro mucho, afirma que el prop¨®sito de la vida no es ser feliz, sino ¨²til. De manera que nos planteamos coleccionar obras del siglo XXI muy representativas de este momento hist¨®rico para que fueran la base de un proyecto muse¨ªstico que no puede consistir simplemente en construir una sede permanente para la colecci¨®n, sino que intenta tocarle la vida a todas las personas que pasen por ¨¦l, para convertirse en un proyecto de investigaci¨®n y de conocimiento, con producci¨®n y exposiciones que permitan generar verdadero bienestar social. Collegium va a ser un proyecto con m¨¢s de 15.000 metros cuadrados, con 11 o 12 edificios, y que llevamos ya 12 a?os dise?ando¡±.
¡°Lo que nos interesa es gestionar el espacio cultural ¨ªntegramente¡±, aclara, ¡°porque un museo privado corre el riesgo de convertirse en un mausoleo, y yo no quiero imponer mis gustos personales a medida que me haga mayor. Por ello formaremos un patronato privado sin ¨¢nimo de lucro, en el que participar¨¢ la Junta de Castilla y Le¨®n. Pero tambi¨¦n espero que se sumen otros patronos y otras colecciones, y ser¨ªa importante que nuestro acervo creciera. Lo que es seguro es que ser¨¢ una colaboraci¨®n p¨²blico-privada y que tendremos exposiciones permanentes y temporales, la primera de las cuales inauguraremos en febrero y estar¨¢ compuesta por una veintena de artistas, con solo tres o cuatro obras de nuestra colecci¨®n¡±.
A la pregunta de cu¨¢l es el fin ¨²ltimo de su pasi¨®n coleccionista, Lumbreras responde: ¡°El hecho de coleccionar para m¨ª no tiene nada que ver con acumular bienes materiales. Adem¨¢s, cuando solo buscas el beneficio, est¨¢s invitando a las galer¨ªas a que se prostituyan. Ahora bien, si yo quisiera comprar arte como inversi¨®n, comprar¨ªa b¨¢sicamente obra de artistas fallecidos y consagrados, pero no de artistas contempor¨¢neos. Porque cuando t¨² especulas con arte contempor¨¢neo, puedes perjudicar la carrera de un artista, y eso no es bonito. El ¨¢ngulo de la especulaci¨®n no me interesa y, cuando adquiero esas obras contempor¨¢neas, en lo que me fijo es en el valor emocional. En estos a?os hemos acumulado 800 obras, aunque jam¨¢s vendimos ninguna pieza de la colecci¨®n¡±, explica alguien para quien las obras de arte son ¡°supranacionales¡±. ¡°El museo puede tener una enorme influencia econ¨®mica y social, y si lo concibes como lo hemos concebido nosotros, la colecci¨®n pasa a ser un instrumento¡±, a?ade.
Lumbreras cuenta con un ojo deliberadamente internacional, que no se fija en ¡°cu¨¢ntos latinoamericanos o cu¨¢ntas mujeres hay¡± en su colecci¨®n, y que prefiere ¡°basarse en el m¨¦rito de cada obra¡±. ¡°Hoy en d¨ªa hay arte para los ricos, que se vende muy caro pero no necesariamente trascender¨¢, y adem¨¢s hay arte para enriquecer la cultura y el conocimiento. Dif¨ªcilmente artistas muy cotizados, pero que tienen mal o poco reconocimiento institucional, puedan dejar una huella hist¨®rica¡±, sostiene.
Se precia de conocer el mercado como la palma de su mano. ¡°Para m¨ª, un gran artista tiene que ser de largo recorrido. Hoy en d¨ªa, Marcel Duchamp es barato, pero revolucion¨® el mundo del arte. En cuanto a mi colecci¨®n, no me preocupa lo que valgan las obras. S¨ª es cierto que alguna galer¨ªa me ha sugerido que estuviera en el board de museos como el MoMA, y no es casualidad. Los museos en Europa todav¨ªa est¨¢n un poco exentos de la influencia de los grandes coleccionistas, y yo creo que, del mismo modo, hay galer¨ªas que han empezado a generar programas y a notar cierta dificultad para vender a algunos artistas fabulosos que aportan much¨ªsimo al di¨¢logo del arte contempor¨¢neo. Entonces, como hacen obras dif¨ªciles y algunos ricos son perezosos mentalmente, las galer¨ªas tambi¨¦n empiezan a comprometer su programa de exposiciones e incorporan a artistas de segunda categor¨ªa, mejor cotizados, que venden como rosquillas. Bueno: esas galer¨ªas colocan a sus clientes en los patronatos de los museos de Estados Unidos a cambio de que ejerzan presi¨®n y consigan exponer a esos creadores, lo cual no considero ¨¦tico. En Europa, con museos financiados por el Estado, estamos m¨¢s libres de estas presiones y, por lo tanto, somos m¨¢s independientes de los patronatos¡±.
Antes de terminar, Lumbreras, fan¨¢tico del artista conceptual Roman Ond¨¢k y autor del libro El arte de coleccionar arte, tendr¨¢ tiempo de recordar que su colecci¨®n ha prestado alguna de sus mejores obras a instituciones tan emblem¨¢ticas como el Guggenheim de Bilbao, el New Museum de Nueva York, el Palais de Tokyo, en Par¨ªs, o el Museum of Contemporary Art de Chicago. Es su manera, dice, de hacer que el arte siga ¡°vivo entre la gente¡±.
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