La traves¨ªa mar¨ªtima que abri¨® a Espa?a las puertas de Asia
Un estudio rememora la ruta que uni¨® a C¨¢diz con Manila en el siglo XVIII y que permiti¨® impulsar el comercio con el continente asi¨¢tico
La ruta mar¨ªtima entre C¨¢diz y Manila por el cabo de Buena Esperanza, que funcion¨® entre 1765 y 1834, estableci¨® un v¨ªnculo entre tres continentes, Europa, Am¨¦rica y Asia, en lo que fueron los primeros pasos hacia la actual globalizaci¨®n. Un importante episodio de la historia de Espa?a que ha pasado casi desapercibido al verse eclipsado por la ruta del Gale¨®n de Manila, el famoso circuito comercial internacional instituido dos siglos antes, que, entre 1565 y 1815, conect¨® la capital de Filipin...
La ruta mar¨ªtima entre C¨¢diz y Manila por el cabo de Buena Esperanza, que funcion¨® entre 1765 y 1834, estableci¨® un v¨ªnculo entre tres continentes, Europa, Am¨¦rica y Asia, en lo que fueron los primeros pasos hacia la actual globalizaci¨®n. Un importante episodio de la historia de Espa?a que ha pasado casi desapercibido al verse eclipsado por la ruta del Gale¨®n de Manila, el famoso circuito comercial internacional instituido dos siglos antes, que, entre 1565 y 1815, conect¨® la capital de Filipinas con Acapulco, M¨¦xico y Veracruz, pero que para llevar sus preciadas mercanc¨ªas desde Nueva Espa?a a la pen¨ªnsula Ib¨¦rica necesitaba complementarse con la ruta de Indias. No hab¨ªa un trayecto directo entre Espa?a y Asia, lo que vino a subsanar la nueva ruta C¨¢diz-Manila.
La historiadora y profesora de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED) Marina Alfonso acaba de publicar un art¨ªculo en la revista Andaluc¨ªa en la Historia que reconstruye aquella gran ruta que puso en marcha Carlos III para que Espa?a se beneficiara directamente del comercio con las Filipinas y, a trav¨¦s de su colonia, con el resto de Asia oriental, sin tener que dar los rodeos a los que le obligaba el circuito del Gale¨®n de Manila. ¡°No nos han ense?ado nunca a valorar la historia espa?ola, con sus luces y sus sombras. Se conoce muy mal y la prolongaci¨®n del imperio, a¨²n peor¡±, explica Alfonso. ¡°Se trata de una reacci¨®n generalizada a todo lo que suene a imperial que se produjo tras la dictadura. Y ese desapego ha hecho que pasen casi inadvertidas empresas tan importantes como esta traves¨ªa¡±, a?ade.
Durante 69 a?os, Espa?a envi¨® a Filipinas por la ruta C¨¢diz-Manila hierro y material militar, adem¨¢s de peque?as cantidades de vino, aceite de oliva y aguardiente; mientras que en el viaje de vuelta las bodegas ven¨ªan cargadas de tejidos de seda y algod¨®n, especias, almizcle, alcanfor, a?il, caf¨¦ y cacao. Los pilotos de los buques de guerra que iniciaron el recorrido y lo realizaron en exclusiva hasta 1784 cartografiaron el itinerario. Informaci¨®n de vital importancia para una ¨¦poca en que potencias mar¨ªtimas como Pa¨ªses Bajos y el Reino Unido se disputaban las aguas del Pac¨ªfico. El Archivo Municipal de El Puerto de Santa Mar¨ªa (C¨¢diz) conserva 19 cartas n¨¢uticas, confeccionadas entre 1768 y 1770, de los puertos, bah¨ªas, pasos, estrechos y ensenadas por los que naveg¨® el nav¨ªo de la Real Armada Buen Consejo bajo las ¨®rdenes del capit¨¢n Juan de Casens, una nave que pod¨ªa montar 60 ca?ones y transportar 1.000 toneladas, con una tripulaci¨®n de 50 hombres.
El traslado de la Casa de la Contrataci¨®n a C¨¢diz en 1717 ¡ªinstituci¨®n creada en Sevilla en 1503 por la Corona para fomentar las relaciones con los territorios de ultramar y que funcion¨® m¨¢s de dos siglos¡ª convirti¨® a la ciudad atl¨¢ntica en el puerto m¨¢s importante de Europa. La nueva ruta permit¨ªa navegar ¡°en derechura¡± desde C¨¢diz a Manila en unos cinco meses, haciendo varias escalas comerciales. La historiadora y t¨¦cnico del Archivo de El Puerto de Santa Mar¨ªa Ana Becerra Fabra, que ha estudiado las cartas n¨¢uticas, explica c¨®mo se origin¨® la ruta: ¡°La idea parti¨® de Sim¨®n de Anda y Salazar [gobernador de Filipinas entre 1770 y 1776], quien aconsej¨® que se hiciera con buques de la Armada para no despertar recelos ante la competencia comercial europea y como ensayo para el tr¨¢fico mercantil regular¡±.
Becerra y el tambi¨¦n historiador Teo Cardoso dieron a conocer en 1992 las 19 cartas n¨¢uticas cartografiadas por los marinos espa?oles que llegaron a El Puerto, probablemente, con los jesuitas expulsados de Filipinas y alojados en el Hospicio de Misiones de la localidad gaditana. Tras la desamortizaci¨®n, los documentos pasaron a formar parte del archivo portuense. Las 19 cartas, manuscritas en papel con tintas de varios colores y de unos 30 por 40 cent¨ªmetros, describen costas portuguesas, gallegas, americanas y asi¨¢ticas, entre las que se encuentran las de bah¨ªa y ciudad de Manila, la rada de Acham (Sumatra), rada de Malaca (Malasia), puerto de la Concepci¨®n (Chile) o puerto de La Habana (Cuba).
En la metr¨®polis la empresa tuvo muy buena acogida, como escribe en 1767 el marqu¨¦s de San Leonardo, Pedro Fitz-James Stuart y Col¨®n, a su hermano Jacobo: ¡°Un nav¨ªo de guerra de 60 ca?ones fue desde C¨¢diz en derechura desde el cabo de Buena Esperanza a la misma isla [Manila] para hazer ver era posible hazer esta navegaci¨®n sin tratado ninguno ni otra cosa nos lo impida; es una de las mayores cosas que ha hecho nuestro gran monarca pues ha avierto para que sus vasayos de las Filipinas con los de Europa comercien y se comuniquen sin los trabaxos y embarazos que ten¨ªan antes¡±. No as¨ª entre los grandes comerciantes establecidos en la capital filipina, que vieron la nueva empresa como una amenaza.
Seg¨²n Marina Alfonso, con esta ruta la Corona pugn¨® por hacerse un hueco en el rentable mercado de Asia oriental a trav¨¦s de la Real Compa?¨ªa de Filipinas (1785-1834), que ten¨ªa la exclusiva del comercio directo con el archipi¨¦lago y el resto de Asia desde Espa?a y Sudam¨¦rica. Una zona que se repart¨ªan las poderosas Compa?¨ªa Holandesa de las Indias Orientales, que controlaba el mercado de las especias, y la Compa?¨ªa Inglesa de las Indias Orientales, que ten¨ªa el de los tejidos.
En 1790, la Real Compa?¨ªa elimin¨® la escala forzosa en Manila, de forma que los barcos espa?oles pod¨ªan comerciar directamente con India, a partir de 1796, creando la l¨ªnea C¨¢diz-Tranquebar-Calcuta. Mientras que, a partir de 1814, abri¨® el comercio directo y regular entre Asia y Am¨¦rica, explica Alfonso, quien en 2000 comisari¨®, junto a Carlos Mart¨ªnez Shaw, la exposici¨®n El Gale¨®n de Manila, organizada en Sevilla por el Ministerio de Cultura y la Fundaci¨®n Focus. Ambos investigadores son tambi¨¦n autores del libro La ruta espa?ola a China (El Viso, 2007).