La copla de los malos amores se resiste a morir
El g¨¦nero cumple un siglo de vida inmerso en una revisi¨®n acad¨¦mica y popular que busca liberarlo del estigma franquista
La ¡°guapa¡± asesina de hombres con su cuchillo. La prostituta de las sienes ¡°mora¨ªtas de martirio¡±. La amante que vagaba de mostrador en mostrador. La que quer¨ªa amar libre y hacer su ¡°santa voluntad¡±. Ninguna ten¨ªa nombre, pero todas eran malas mujeres, fogonazos de color que iluminaban por unos minutos a esa Espa?a gris de posguerra pegada a la radio. Las desdichadas protagonistas de la copla andaluza eran el s¨ªmbolo de toda la pasi¨®n desmedida y furtiva con la que ¡°las chicas sensatas y decentes de la nueva Espa?a¡± franquista solo pod¨ªan fantasear, como recuerda la escritora Carmen Mart¨ªn Gaite en sus memorias, El cuarto de atr¨¢s. Todo ese universo feminista, transgresor y homosexual oculto tras capas y capas de dobles sentidos y tragedias est¨¢ cerca de cumplir su primer siglo, inmerso en una revisi¨®n acad¨¦mica que intenta librarlo del estigma de un r¨¦gimen que lo manose¨® hasta su denostaci¨®n cultural.
La investigadora de la Universidad de Murcia y divulgadora del g¨¦nero Lidia Garc¨ªa a¨²n reconoce la sorpresa que le produjo descubrir en mitad del confinamiento que a la copla a¨²n le queda m¨¢s tir¨®n del que ella misma cre¨ªa. Sus 26 cap¨ªtulos del podcast ?Ay, campaneras! acumulan miles de reproducciones en 23 pa¨ªses de oyentes enganchados a sus lecturas sobre la sexualidad, el humor o el faranduleo impl¨ªcito en el g¨¦nero. Se sumaron a los 21.300 seguidores que la investigadora re¨²ne en su cuenta de Twitter @thequeercanibot, donde explora con humor ¡°la perspectiva visual, de lo kitsch y lo popular¡± que est¨¢ impl¨ªcita en el folclore y la copla, algo que abordar¨¢ con profundidad en la tesis doctoral que est¨¢ preparando y en la obra ?Ay, campaneras! Canciones para seguir adelante que est¨¢ a punto de publicar.
El trabajo de Garc¨ªa se une a diversas investigaciones acad¨¦micas ¡ªcomo las de los catedr¨¢ticos Alberto Romero y Cristina Cruces¡ª y a interesantes obras reci¨¦n publicadas, como Do?a Concha, la rosa y la espina, un c¨®mic de la artista valenciana Carla Berrocal sobre la vida de la Piquer. Eso por no hablar de la recurrente viralizaci¨®n que, cada cierto tiempo, experimentan cortes de v¨ªdeos con declaraciones de Lola Flores o Roc¨ªo Jurado hablando sobre el feminismo, la tolerancia o, incluso, las defraudaciones a Hacienda. Pero la copla andaluza era mucho m¨¢s que ese car¨¢cter arrollador de sus int¨¦rpretes convertido hoy en carne de meme para los m¨¢s j¨®venes.
La tambi¨¦n llamada canci¨®n espa?ola surge ¡°en alg¨²n momento indefinido a finales de los a?os 20¡å, como recuerda Garc¨ªa. La experta ve notas de cupl¨¦, zarzuela y flamenco, a las que la cantante Maribel Qui?ones, conocida como Martirio, le suma influencias de la tonadilla del siglo XVIII y de la ¨®pera italiana, justo en un momento, el de la Generaci¨®n del 27, que fue tan ¡°florido¡± en lo po¨¦tico que ¡°las historias se vuelven m¨¢s elaboradas¡±, seg¨²n resume la artista. Con esos mimbres y el impulso del cine, la copla despega y se convierte en un granero de ¨¦xitos durante m¨¢s de tres d¨¦cadas con su propio star system ca?¨ª entre reputados autores y folcl¨®ricas que eran mucho m¨¢s que simples int¨¦rpretes. ¡°Es cultura de masas. Se inspira en lo popular, pero no es tal porque est¨¢ dentro de la l¨®gica cultural del momento¡±, apunta Garc¨ªa.
La tem¨¢tica es casi siempre amorosa y protagonizada por mujeres de ¡°mala vida¡±, como defini¨® Mart¨ªn Gaite a ese rosario de ¡°traiciones, pu?aladas, besos malpagados, l¨¢grimas de rabia y de miedo¡±. La historia est¨¢ cerrada en una narraci¨®n que se contesta a s¨ª misma con introducci¨®n, nudo y desenlace. La guapa, guapa (compuesta por Ocha¨ªta y Valerio en 1948 para Conchita Piquer) comienza con una mujer sin nombre que acaba desvelada como orgullosa asesina de su amante. En La Zarzamora (obra de Quintero, Le¨®n y Quiroga para Lola Flores, en 1946) ella primero parte corazones, hasta que un hombre casado le destroza el suyo. En la mayor¨ªa de los casos, ¡°esa vuelta de tuerca le da una dimensi¨®n diferente¡± a lo narrado, seg¨²n apunta Garc¨ªa. ¡°Al o¨ªrla, te pegaba un pellizco. Son estampas escenificadas con las que vives cinco vidas pagando cinco pesetas¡±, explica Cristina Cruces, catedr¨¢tica de Antropolog¨ªa Social de la Universidad de Sevilla.
Detr¨¢s de tanto drama femenino se ocultaban autores ¡ªsiempre hombres¡ª que eran capaces de crear versos ¡°en la l¨ªnea de la poes¨ªa de Federico Garc¨ªa Lorca¡±, seg¨²n a?ade el catedr¨¢tico de Literatura Espa?ola de la Universidad de C¨¢diz Alberto Romero. De ellos, sobresali¨® el triunvirato del brillante poeta del 27 Rafael de Le¨®n ¡ªa la saz¨®n, amigo de Lorca¡ª, el compositor Antonio Quintero y el pianista Manuel Quiroga, creadores al alim¨®n de m¨¢s de una veintena de hits del momento, como Tatuaje, Ojos verdes, La Lirio o Pena, penita pena. Sus letras tampoco estaban hechas para cualquiera, sino que estaban pensadas ex profeso para unas int¨¦rpretes que desplegaban toda la teatralidad y la hip¨¦rbole posible: Marif¨¦ de Triana, Conchita Piquer, Miguel de Molina, Lola Flores o Roc¨ªo Jurado. ¡°Te da la maravillosa posibilidad de hacerte protagonista de la historia. La copla se pasea, se detiene, se arrebata, se recoge, r¨ªe y llora¡±, reflexiona Martirio.
Es m¨¢s, en no pocas ocasiones, la folcl¨®rica no ten¨ªa ni que fingir, lo que cantaba no era m¨¢s que la musicalizaci¨®n a golpe de bata de cola del drama personal que la azotaba y que el compositor conoc¨ªa muy bien. El documental Lola, de Israel del Santo, estrenado en Movistar +, reconstruye con detalle la tormentosa relaci¨®n sentimental y art¨ªstica que existi¨® entre Lola Flores y Manolo Caracol ¡ª¨¦l, mayor y casado¡ª. Con ese trasfondo, la letra de La Zarzamora adquiere un cariz casi autobiogr¨¢fico en los labios de la genial cantaora y el p¨²blico lo sab¨ªa.
¡°La competencia del espectador aqu¨ª era fundamental, no iba virgen al espect¨¢culo¡±, apunta Romero. Ese universo de pasiones a¨²n pod¨ªa complicarse m¨¢s con unas letras muy dadas a dobles lecturas de situaciones en los m¨¢rgenes de la ¨¦poca, como la homosexualidad. La copla estuvo compuesta e interpretada por gais m¨¢s o menos fuera del armario, como el propio De Le¨®n o el cantante Miguel de Molina, y fue seguida por homosexuales que ocultaban su realidad mientras fantaseaban con esos amores ocultos y frustrados.
Color, horror y hambre
¡°Eran historias de putas, madres solteras, con lecturas homosexuales, y todo eso es contrapuesto al ideario de la mujer cat¨®lica¡±, detalla Garc¨ªa. Aunque eso no fue impedimento para que, tras la Guerra Civil, un franquismo sin proyecto cultural propio se apropiase del g¨¦nero m¨¢s escuchado del momento y lo aupase a lo m¨¢s alto, como sin¨®nimo de lo espa?ol y ca?¨ª. ¡°La copla de los a?os 40 tiene mucho de supervivencia. Es como una transgresi¨®n permitida dentro de algo muy cerrado, en un ambiente de horror y hambre. Eran colores chillones en esa Espa?a gris¡±, razona Romero. La asimilaci¨®n con el r¨¦gimen y la llegada de nuevos ritmos extranjeros tuvieron como consecuencia, una d¨¦cada despu¨¦s, la denostaci¨®n de la canci¨®n espa?ola durante la Transici¨®n. Y Cruces lo comprende: ¡°Sociol¨®gicamente, Espa?a no pod¨ªa revisitar la cultura franquista de forma amable¡±.
Molestos con el injusto sambenito, el cantautor Carlos Cano y la propia Martirio fueron precursores en mantener viva la copla y todo su imaginario, m¨¢s all¨¢ de la dictadura. El primero con la composici¨®n de nuevas letras, como Mar¨ªa la portuguesa (1987); la segunda, al recrearlas ¡°con otro acompa?amiento y otra lectura¡± al ritmo de jazz, como recuerda Qui?ones. Casi 25 a?os despu¨¦s del m¨ªtico disco Coplas de madrug¨¢ (1997) ¡ªla int¨¦rprete y el pianista Chano Dom¨ªnguez plantean celebrar la efem¨¦ride con una gira el a?o que viene¡ª, Martirio cree que el esfuerzo ha merecido la pena: ¡°Estas versiones sirvieron para aunar la opini¨®n sobre la copla en conservadores y vanguardistas, despoj¨¢ndose de prejuicios al verlas en otro nivel m¨¢s desnudo y esencial¡±.
Tras ellos, artistas como Pasi¨®n Vega, Miguel Poveda, Diana Navarro o Elsa Rovayo, conocida como La Shica, tambi¨¦n han reversionado grandes temas la canci¨®n espa?ola. ¡°Es una manera de expresi¨®n de cosas b¨¢sicas del ser humano. Para m¨ª sigue vigente¡±, defiende Rovayo. Pero, a juicio del catedr¨¢tico Romero, los nuevos cantantes no lo tienen tan f¨¢cil, si de lo que se trata es de ampliar el cancionero: ¡°El problema de la copla es que es un repertorio cerrado que ya tuvo un gran desarrollo en los 40 y 50. Fuera de ese contexto es muy dif¨ªcil crear algo nuevo en algo que tiene unos c¨¢nones sociol¨®gicos y de difusi¨®n que hoy son muy distintos¡±.
Est¨¢ por ver si a la canci¨®n espa?ola le queda m¨¢s recorrido, m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito investigador o del meme en redes sociales. Garc¨ªa conf¨ªa en ello: ¡±Podr¨ªa pasar que alguien la rescate desde un lugar diferente. O que se quede como un g¨¦nero con inter¨¦s hist¨®rico¡±. La Shica, directamente, lo cree con devoci¨®n de coplera: ¡°Al igual que pienso que el reguet¨®n morir¨¢, creo que la copla nunca desaparecer¨¢ porque es muy buena. Son canciones irrompibles. Espero que se siga experimentando con ellas¡±.
Babelia
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