Donna Leon: treinta a?os de rincones oscuros de Venecia
La serie del comisario Brunetti vuelve con ¡®Esclavos del deseo¡¯
Venecia ha sobrevivido a todo ¡ªa los turistas, al mar, al salitre, a las m¨¢scaras falsas de carnaval, a las inundaciones, a su decadencia como potencia mediterr¨¢nea, a los restaurantes malos en un lugar que tiene una gastronom¨ªa exquisita¡ª y se mantiene como una de las ciudades m¨¢s bellas del mundo. Italo Calvino imagin¨® en Las ciudades invisibles un di¨¢logo en el que Marco Polo le contaba sus viajes por el mundo a Kublai Khan. Conforme pasan los d¨ªas y las conversaciones, el emperador descubre que hay una ciudad de la que no le habla nunca (o tal vez le habla siempre sin nombrarla): la suya. ¡°Quiz¨¢s a Venecia tengo miedo de perderla toda de una vez si hablo de ella. O quiz¨¢s hablando de otras ciudades la he perdido ya poco a poco¡±, explica Marco Polo.
Una escritora estadounidense lleva casi 30 a?os escribiendo sobre Venecia, su ciudad de adopci¨®n, pero no mostrando solo su cara amable y tur¨ªstica, sino los secretos que se esconden en los canales y los palacios. Donna Leon (Nueva Jersey, EE UU, 78 a?os) cre¨® al comisario Brunetti en 1992, cuando public¨® Muerte en la Fenice, la primera entrega de una serie que acaba de alcanzar los 30 libros con Esclavos del deseo (ha sido editada ¨ªntegramente por Seix Barral). Sin embargo, tal vez porque olvid¨® el consejo de Marco Polo, al final Leon ha acabado por ser derrotada por la ciudad.
¡°Hace aproximadamente un a?o dej¨¦ Venecia¡±, explica Donna Leon en una entrevista por videoconferencia. ¡°Decid¨ª que era imposible vivir all¨ª por culpa de los turistas, porque cada vez que sal¨ªa a comprar un peri¨®dico o un poco de queso o cualquier cosa, cada vez que sal¨ªa de mi casa, eran las Ramblas a las dos de la tarde del domingo. No. La ciudad de ahora no es un lugar en el que quiera vivir. Voy una vez al mes durante una o dos semanas, pero ya no tengo apartamento¡±.
Donna Leon se ha ido, pero Brunetti permanece. El comisario (y su familia, su esposa Paola y sus dos hijos, Raffi y Chiara, que son protagonistas secundarios importantes) ha ido envejeciendo, aunque sigue siendo un investigador intuitivo y persistente. La Venecia en la que creci¨® ha sido engullida por el turismo de masas. El comisario conoce cada palmo, de tierra y de agua, de la ciudad, que es un aut¨¦ntico laberinto, y describe como ha ido cambiando a lo largo de los a?os. Sin embargo, hay algunas cosas que permanecen y una de ellas es la criminalidad organizada. En uno de los primeros libros de la serie, el comisario Brunetti ya se topaba con una red de tr¨¢fico ilegal de mujeres, un tema que vuelve a aparecer en esta entrega.
La capa de respetabilidad
¡°Es algo que ocurre a la vista de todo el mundo, pero que no vemos¡±, explica Donna Leon. ¡°Cuando estaba escribiendo el libro, me di cuenta de que era un tema que hab¨ªa tratado ya como hace 20 a?os. Todo era igual, excepto que entonces las mujeres proven¨ªan de Europa. Es algo que vemos, pero que no vemos, aunque est¨¢ en todas partes. Sigue existiendo, pero todo el mundo disimula como si no estuviese ah¨ª. Nada ha cambiado en estos a?os¡±.
Como ocurre en otros de sus libros, los criminales est¨¢n te?idos de una capa de respetabilidad, no son mafiosos que apenas saben escribir, que pasan a?os escondidos en un chamizo cerca de Corleone, sino personas que pertenecen a la alta sociedad. ¡°Ya no tienen que vivir de esa manera ni que esconderse porque sus hijos van a la universidad. Van a una escuela de negocios. Van a Harvard. Han ascendido en la sociedad porque tienen un mont¨®n de dinero. Y ahora son tan respetables como cualquiera de nuestros vecinos¡±.
Decid¨ª que era imposible vivir all¨ª por culpa de los turistas, porque cada vez que sal¨ªa a comprar un peri¨®dico o un poco de queso o cualquier cosa, cada vez que sal¨ªa de mi casa, eran las Ramblas a las dos de la tarde del domingo
Brunetti se ha vuelto un tipo m¨¢s reflexivo, que cada vez piensa m¨¢s antes de actuar. No llega a ser c¨ªnico ¡ªsigue creyendo en la justicia¡ª, pero los a?os le han hecho m¨¢s descre¨ªdo y tambi¨¦n consciente de sus defectos. En un momento del libro se siente fatal (hasta pierde el apetito) cuando se da cuenta de que ha sido condescendiente y un poco clasista con una polic¨ªa de N¨¢poles, a la que aprecia, solo por el hecho de que ella es del sur. Como su autora, tiene cada vez m¨¢s problemas para encontrar restaurantes en Venecia en los que comer buena comida local y, como su creadora, cada vez le importa m¨¢s el medioambiente, una de las obsesiones de Donna Leon que cobran cada vez m¨¢s relevancia en sus libros. ¡°Estoy a punto de convertirme en la loca del pelo blanco que se para en la esquina de la calle y dice al que pasa por ah¨ª: apaga el aire acondicionado, deja de conducir, cambia de vida. Ese es el ¨²nico problema de verdad que tenemos¡±, explica.
Donna Leon ha renunciado a Venecia, pero no a una de sus principales aficiones: la m¨²sica cl¨¢sica. Apoya econ¨®micamente a la orquesta barroca Il Pomo d¡¯Oro, que ha pasado unos tiempos muy duros porque casi no han tenido conciertos y la mayor¨ªa de los m¨²sicos son freelance. Es algo que le ha ocurrido a muchos otros grupos musicales del mundo durante la pandemia. Ha echado mucho de menos la ¨®pera ¡ªel primer libro de la serie reun¨ªa sus dos obsesiones: la m¨²sica y la novela policiaca¡ª, pero ha tenido tiempo para escribir un nuevo libro, el n¨²mero 31 de la serie. Mientras Brunetti siga en activo, una parte de Venecia sobrevivir¨¢ con ¨¦l.
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