La historia de Sly Stone, el genio calidosc¨®pico que destruy¨® su gloria
El documental ¡®Summer of Soul¡¯ recupera la figura de uno de los artistas m¨¢s importantes del avance de la m¨²sica negra hacia el funk y otros estilos
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La m¨²sica popular est¨¢ llena de historias incre¨ªbles. Desde hace un mes, una de ellas va siendo descubierta poco a poco por m¨¢s gente a trav¨¦s del fabuloso documental Summer of Soul, que saca a la luz el legendario Harlem Cultural Festival, celebrado en Estados Unidos en 1969, mismo a?o que Woodstock, por lo que se le conoci¨® como el Woodstock negro al homenajear y reivindicar la cultura y m¨²sica afroamericanas, todo un alegato sonoro y comunitario para promover el orgullo negro (black pride) en plena lucha de los derechos civiles. Y, detr¨¢s de esta historia, hay otra que merece conocerse por cuanto m¨¢s gente mejor: la de Sly Stone, el genio revolucionario del funk.
Aparece en mitad de Summer of Soul, cuando el espectador ya est¨¢ atrapado en esta pel¨ªcula cargada de emocionantes intervenciones desde que Stevie Wonder abre el filme con su solo de bater¨ªa. Habr¨¢ muchas m¨¢s protagonizadas por Nina Simone, Mavis Staples, Mahalia Jackson, David Ruffin, The 5th Dimension, The Chambers Brothers, Ray Barretto, Max Roach y Gladys Knight. Dif¨ªcil rescatar un momento de esas dos horas de goce musical, pero conviene detenerse en Sly and The Family Stone.
Su aparici¨®n es plet¨®rica y radiante. Como se dice en el documental, Sly Stone y los suyos abanderan el cambio sonoro en 1969. Se ve c¨®mo gran parte del p¨²blico se encuentra descolocado ante el super figur¨ªn salido de Texas, cuyos preceptos musicales distan de los pesos pesados del certamen. Los adultos asistentes al Harlem Cultural Festival han crecido con el soul, el jazz y, por supuesto, el g¨®spel que mamaron desde ni?os en las iglesias. Son estilos bien representados en el evento de Harlem y, de ah¨ª, que la mayor¨ªa reciba con m¨¢s devoci¨®n a cualquiera antes que a Sly. La ovaci¨®n a David Ruffin es paradigm¨¢tica al respecto. Ruffin es la estrella de The Temptations, embajador de Motown, sonido triunfante. Es el rostro visible del pop de gen afroamericano. Pero Ruffin, a¨²n con su calidad incuestionable, representa ya el pasado en ese verano de 1969. S¨ª, el pasado. El futuro tiene nombre: Sly and The Family Stone.
En la edad dorada de la m¨²sica popular, el futuro llegaba r¨¢pido, muy r¨¢pido. Y lo hac¨ªa con la fuerza de cometas estelares. Sly Stone es el futuro y, por eso, todav¨ªa es incierto, desconocido, aunque fascinante. En Summer of Soul, hay inter¨¦s por conocer a este nuevo talento de la m¨²sica negra, a este nuevo hermano que tiene pelo reivindicativo afro, viste con ropajes llamativos y psicod¨¦licos y lleva unas gafas coloridas e inmensas, de las que tomar¨ªa buena nota Elton John pocos a?os despu¨¦s. La gente est¨¢ expectante y, tal y como se se?ala en el filme, m¨¢s todav¨ªa cuando en su grupo hay un bater¨ªa blanco. ?Qui¨¦nes son esos tipos que salen con un blanco a escena? ?Con esas pintas? ?Con esos andares? ?Qui¨¦n es ese chulo que se pone al ¨®rgano?
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Sly Stone representa el futuro incluso en el a?o 2021. Su aportaci¨®n a la m¨²sica es tan definitiva que merece un estudio a conciencia. Por influencia y exploraci¨®n, sobre ese escenario de Harlem, estar¨ªa a una altura similar a la de Stevie Wonder. Esa es mucha altura. En el documental, se le ve a ¨¦l y la banda tocar Everyday People, uno de sus himnos, tarareado hasta la extenuaci¨®n por la poblaci¨®n afroamericana. Pero es solo la punta de un gran iceberg, toda una fuerza de la naturaleza que muestra entre 1967 y 1974 un alucinante sonido caleidoscopio, adictivo en su mezcla de funk, soul, pop, rock, psicodelia, jazz y lo que se ponga a tiro para marcar un ritmo nuevo, escurridizo, refulgente.
Sly and The Family Stone est¨¢ en Harlem en 1969, el mismo a?o que el grupo saldr¨¢ en el escenario de Woodstock y har¨¢ vibrar a decenas de miles de personas con Wanna Take You?Higher! Y est¨¢ en ambos escenarios abanderando un cambio radical de sonido y sin todav¨ªa sacar There¡¯s a Riot Goin¡¯ On, publicado en 1971 y quiz¨¢ el ¨¢lbum m¨¢s decisivo de todos, un magn¨ªfico muestrario de sus dotes. Es el m¨¢s citado por la cr¨ªtica, aunque mi preferido sea Stand! Ah¨ª en el disco est¨¢n metidos Stevie Wonder y The Jackson 5 -?aunque estos todav¨ªa estaban saliendo del huevo!- con el funk de Nueva Orleans, el rock contracultural y un extra?o pop hipn¨®tico. Todo en Sly and The Family Stone es una agitadora festiva y contagiosa.
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La historia de Sly Stone hay que conocerla para acercarse a una m¨²sica impresionante, pero tambi¨¦n para conocer uno de los mayores boicoteos que un artista ha hecho de s¨ª mismo. Es bueno se?alar que el m¨²sico consigui¨® todo fuera del radar de mecas de la m¨²sica negra de los sesenta como Motown o Stax. Fue uno de los fichajes de Epic, perteneciente a la major CBS. El gran Clive Davis, ejecutivo important¨ªsimo de la industria musical y que se convirti¨® en mano derecha de Aretha Franklin a su salida de Atlantic, quer¨ªa fichar artistas negros rompedores para intentar competir con Motown. Sly and Family Stone, una apuesta personal de Davis, lleg¨® para modernizar el cat¨¢logo de Epic, que se hab¨ªa hecho fuerte con artistas de rock and roll, R&B y country.
Fue un gran fichaje, pero nadie imagin¨® nunca que Sly Stone, tipo obsesivo y adicto a las drogas con especial querencia a la coca¨ªna, se lanzar¨ªa al vac¨ªo desde la misma cumbre. Si hubiese muerto joven, como Jimi Hendrix, hubiese alcanzado quiz¨¢s la gloria eterna. Pero no. Sly Stone, simplemente, dej¨® de interesarle todo: la m¨²sica, los conciertos, la fama, el p¨²blico, la historia. El genio era un desastre humano que faltaba a las actuaciones, dejaba los estudios de grabaci¨®n colgados durante semanas, pod¨ªa destrozar un concierto con sus salidas de tono o desinter¨¦s aplastante. De hecho, hubo decenas de ellos en los que los asistentes acababan abucheando a la banda porque el cantante y compositor se largaba visiblemente drogado y pasota. En 1975, Sly and Family Stone se disolvieron. El grupo era insostenible y el p¨²blico hab¨ªa dejado de apoyarles por culpa del historial que acumulaban. De sin¨®nimo de vanguardia pasaron a sin¨®nimo de fraude.
Despu¨¦s de tocar el cielo, Sly Stone malvivi¨® con discos irrelevantes, con ayuda de amigos y admiradores que le llamaban para colaboraciones o giras, entre ellos Bobby Womack o George Clinton, hacedor de los grandiosos Parlamient y Funkadelic. En el caso de este ¨²ltimo, a fin de cuentas, siempre supo que Sly Stone era uno de los grandes, un creador que c¨®mo ¨¦l llev¨® la m¨²sica a territorios inexplorados. Compart¨ªan un espacio sonoro com¨²n, donde el funk se revuelve como loco y colorista y no caduca. Porque tanto el mejor trabajo de George Clinton como el de Sly Stone guardan a¨²n vigencia.
Sly Stone sigue vivo, pero su carrera art¨ªstica no. Su ruina ha sido retratada hasta en un documental menor: En los ¨²ltimos a?os, ha estado de juicios con su antiguo manager al que acusa de haberle instado a firmar la cesi¨®n de los derechos de sus canciones cuando estaba drogado en distintas ¨¦pocas. Gan¨® la causa Su existencia es cualquier cosa menos la de un genio que puede hablar con la autoridad de su obra. Es la voz de un hombre que protagoniz¨® una ca¨ªda inmensa hasta el punto de que la prensa estadounidense inform¨® hace unos a?os que era un mendigo que viv¨ªa en una caravana en las afueras de Los ?ngeles. Al parecer, hab¨ªa algo de montaje para causar l¨¢stima ante los servicios sociales y sus pleitos. Lleva d¨¦cadas siendo una sombra de aquel hombre que revolucion¨® la m¨²sica.
De leyenda a desastre con patas. De gran creador de un sonido calidosc¨®pico y extraordinario, que elev¨® el funk en los setenta, influy¨® en el primer rap y se?al¨® caminos de Prince a The Roots, a un tipo que boicote¨® la gloria.?
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