¡®Todo ha ido bien¡¯: una pel¨ªcula fallida sobre la eutanasia

Una pel¨ªcula sobre la eutanasia que no recorre el camino f¨¢cil, sino que opta por el m¨¢s empedrado con dos valientes y muy nobles decisiones de Fran?ois Ozon, su director: un personaje protagonista ¨¢spero y malencarado, por el que se siente nula empat¨ªa ¡ª¡±?vaya cabr¨®n hasta el final!¡±, llega a decir una de sus hijas¡ª; y, por si esto fuera poco, un hombre de una vitalidad poco com¨²n en los momentos inmediatamente anteriores al suicidio asistido en una cl¨ªnica suiza, pese a sus 85 a?os y a su estado f¨ªsico tras un accidente cerebrovascular. Y sin embargo, qu¨¦ rabia que despu¨¦s de una base tan an¨®mala, tan a contracorriente, la pel¨ªcula francesa Todo ha ido bien no consiga desarrollar con altura dram¨¢tica ni social sus singulares postulados previos.

Ozon lanza la piedra para luego esconder la mano. El hombre perverso que siempre disfrut¨® enfrentando a sus hijas, el mal bicho que, gracias al magn¨ªfico trabajo f¨ªsico de su int¨¦rprete, Andr¨¦ Dussollier, y a un formidable maquillaje, podr¨ªa provocar por un lado la necesaria aflicci¨®n en el espectador por culpa de su deplorable estado, y por otro el desapego debido a su cruel comportamiento, no acaba de convertirse en el gran personaje pleno de matices que hubiese sido deseable. A Ozon se le escapa vivo ¡ªo muerto, en este caso¡ª, sin que adivinemos del todo si las intenciones de su autor eran las de huir de la delicadeza y la l¨¢grima f¨¢cil, o simplemente las de provocar.

Como Mar adentro, Todo ha ido bien est¨¢ basada en un hecho real: el del coleccionista de arte Andr¨¦ Bernheim, que despu¨¦s de una trombosis a los 85 a?os pidi¨® a sus hijas su colaboraci¨®n en un suicidio asistido. De hecho, se supone que el guion de Ozon sigue la l¨ªnea escrita por una de las mujeres, la novelista y guionista Emmanuelle Bernheim ¡ªprecisamente de dos pel¨ªculas de Ozon: 5x2 y La piscina¡ª en su libro hom¨®nimo. Sin embargo, tras un primer tercio atractivo, por imp¨ªo y retorcido, la historia se diluye sin la reflexi¨®n necesaria, y con una puesta en escena de un convencionalismo casi exasperante.

A lo anterior hay que sumar la incomprensible decisi¨®n de mantener a Dussollier como int¨¦rprete del padre en las secuencias del pasado, contadas a trav¨¦s de flashbacks de corta duraci¨®n, en las que confraterniza con sus dos hijas en edad infantil, nada menos que 40 a?os atr¨¢s, con una peluca pelirroja y el pelo revuelto. Este tipo de resoluciones, de por s¨ª, nunca hacen a las pel¨ªculas peores, pero lo que resulta inconcebible es que Ozon no se percate de que son momentos directamente desechables tanto en lo narrativo como en lo emocional, y que forjados as¨ª se cae en la posibilidad del rid¨ªculo.

El prol¨ªfico director franc¨¦s ¡ª19 pel¨ªculas en lo que va de siglo¡ª goza de un prestigio internacional que, sin embargo, est¨¢ lejos de ser un¨¢nime porque junto a excelentes trabajos como Bajo la arena, La piscina y Frantz, tambi¨¦n se van acumulando t¨ªtulos como Ricky y Potiche, mujeres al poder, indignos de un referente del cine social europeo, y demasiadas pel¨ªculas deshilvanadas, mustias, sobre temas de enorme relevancia que carecen de la altura a la que apuntan. Como esta.