A la b¨²squeda de un nuevo James Bond, pero ¡°siempre ser¨¢ un personaje masculino¡±

16 de enero de 1962. Aeropuerto de Palisades, en Kingston, la capital de Jamaica. Ah¨ª empez¨® la leyenda cinematogr¨¢fica de James Bond. Ese d¨ªa y en ese lugar arranc¨® el rodaje de Agente 007 contra el doctor No, la primera de las 25 pel¨ªculas oficiales del agente secreto brit¨¢nico creado por el escritor Ian Fleming casi una d¨¦cada antes. En 2022 se cumplen 60 a?os de aquella aventura cinematogr¨¢fica que, a pesar del ¨¦xito del que ya gozaban las novelas y de una experiencia previa televisiva, fue un salto al vac¨ªo de los productores Harry Saltzman y Albert R. Broccoli, y que hoy, convertida un imperio colosal, no tiene visos de terminar. La ¨²ltima entrega, Sin tiempo para morir ¡ªcuyo estreno sufri¨® todo tipo de retrasos provocados por la pandemia hasta que se present¨® el pasado septiembre¡ª ha sido un ¨¦xito, aunque tambi¨¦n inclu¨ªa una nota triste: la despedida de Daniel Craig como 007 tras cinco pel¨ªculas rodadas en 13 a?os. Como ya ha ocurrido en anteriores ocasiones, no hay actor contratado como nuevo Bond. Sin embargo, esta vez el contratiempo ha devenido en feliz calma chicha para los actuales due?os de Bond en el cine, Barbara Broccoli y Michael G. Wilson, hija e hijastro de Albert R. Broccoli. ¡°Es tiempo de celebrar el legado de Daniel Craig¡±, cuentan por tel¨¦fono. Tambi¨¦n es momento para reflexionar sobre el futuro de Bond y recordar su pasado. Y acceden a ello.

Broccoli y Wilson responden desde las oficinas de la productora Eon. La empresa fue fundada en 1961 por Saltzman y Broccoli. El primero hab¨ªa comprado los derechos de adaptaci¨®n de las novelas de espionaje de Fleming, un ¨¦xito que arranca lentamente con la publicaci¨®n de la primera, Casino Royale, el 13 de abril de 1954. Hasta su fallecimiento una d¨¦cada despu¨¦s, Fleming escribi¨® 12 libros con el personaje de Bond, pero su saga literaria no fue popular hasta 1960. El protagonista, un comandante de la marina real brit¨¢nica y esp¨ªa, de 1,89 metros de altura y 93 kilos de peso, moreno, mech¨®n rebelde, nariz larga y recta, peque?a cicatriz en la mejilla derecha ¡ªFleming utiliz¨® muchos detalles autobiogr¨¢ficos en su obra, aunque esta descripci¨®n encaja con el compositor y pianista de jazz Hoagy Carmichael¡ª, pod¨ªa ser un im¨¢n para la taquilla.

Saltzman, impulsor del nuevo realismo brit¨¢nico, compr¨® la opci¨®n para llevar estas novelas a la gran pantalla, pero su talento para el cine art¨ªstico no acababa de cuajar con las pel¨ªculas populares. Y a punto de que le caducaran los derechos, pidi¨® ayuda a un amigo, que le present¨® al neoyorquino Broccoli, fan tambi¨¦n de Bond, y con mejores contactos en Hollywood. Hace sesenta a?os, ellos encararon por primera vez la decisi¨®n de elegir al actor que encarnar¨ªa a James Bond. La lista de int¨¦rpretes que rechazaron el papel es kilom¨¦trica, y por ser demasiados caros no pudieron ser contratados ni David Niven (la opci¨®n favorita de Fleming), ni Cary Grant (amigo ¨ªntimo de Broccoli). En cambio, a Broccoli y a su esposa Dana (la madre de Barbara y de Wilson, hijo de un anterior matrimonio) les hab¨ªa llamado la atenci¨®n un joven escoc¨¦s, Sean Connery, en la pel¨ªcula Darby O¡¯Gill y el rey de los duendes (1959). Le buscaron y le citaron en el apartamento de Saltzman. All¨ª, Connery se comport¨® de forma altiva y brusca, golpeando a veces la mesa, y se neg¨® a hacer una prueba. Resultado: le contrataron.

Seis d¨¦cadas m¨¢s tarde, sus hijos afrontan la b¨²squeda del nuevo Bond. Ya tienen experiencia en ello: Barbara (Los ?ngeles, 61 a?os) lleva en la franquicia desde los 22 a?os, cuando empez¨® como asistente de direcci¨®n en Octopussy en 1983, y Michael (Nueva York, 80 a?os), abogado, entr¨® en el departamento legal de Eon en 1972 y participa en la producci¨®n de las pel¨ªculas desde Moonraker (1979). ¡°Es un privilegio ser los capitanes de la saga. Ahora vivimos el tiempo de celebrar el legado de Daniel y el ¨¦xito de Sin tiempo para morir, que confirma que acertamos en nuestra apuesta por la pantalla grande despu¨¦s de capear el retraso de su estreno provocado por la covid¡±, cuentan al alim¨®n.

?Qu¨¦ se necesita para ser Bond? ¡°Presencia, encanto, personalidad y talento interpretativo¡± (Michael G. Wilson, productor)

En cualquier caso, el nuevo proceso recordar¨¢ m¨¢s a la elecci¨®n de Craig o de George Lazenby (curiosamente, los dos ¨²nicos Bond enamorados y emparejados en la gran pantalla), que llegaron de nuevas a la saga, que al de Roger Moore, Timothy Dalton y Pierce Brosnan, cuyos nombres hab¨ªan sido mencionados en cribas anteriores y que por ello tal vez eran mayores cuando encarnaron a 007. ¡°Todos fueron los adecuados en su momento. Aunque con perspectiva, la elecci¨®n de Craig fue un exitazo¡±, apunta Wilson. ¡°Ha marcado una era¡±. ?Cu¨¢ndo buscar¨¢n? ¡°En 2023. Queda lejos¡± ?Qu¨¦ se necesita para ser Bond? ¡°Presencia, encanto, personalidad y talento interpretativo¡±, desgrana Wilson. ?Podr¨ªa ser una actriz? ¡°No¡±, explica la productora, ¡°siempre ser¨¢ un personaje masculino. Porque as¨ª lo hizo Fleming. El cine en general tiene que generar m¨¢s protagonistas femeninos, sin duda, pero con entidad por s¨ª mismos, no mutando a otros que exist¨ªan previamente¡±.

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Sin tiempo para morir - Tr¨¢iler

Ante ese delicado equilibrio, que todas las sagas tratan de alcanzar, entre mantener la tradici¨®n, respetar el legado, y, por otro lado, aportar modernidad y no quedarse fuera de la actualidad para seguir atrayendo espectadores, ?no sufren la presi¨®n? ¡°Yo lo calificar¨ªa como oportunidad. El mejor ejemplo es Daniel, con quien hemos jugado en el terreno emocional¡±, responde Wilson. Se muestran m¨¢s contundentes ante las preguntas sobre un Bond que se estrenase directamente en plataformas digitales. ¡°Apostamos por las salas, incluso estrenamos en IMAX y 3D. Bond es una experiencia cinematogr¨¢fica. En estos tiempos cr¨ªticos que atraviesan los cines, m¨¢s que nunca Bond seguir¨¢ en ellos¡±.

Un Bond en los Oscar

Hoy martes acaba el periodo de votaci¨®n para elegir las candidaturas a los premios de la Academia de Hollywood, que se anunciar¨¢n el pr¨®ximo martes ocho de febrero. Con esa evoluci¨®n en la serie, ?no es tiempo de que Bond est¨¦ entre los 10 t¨ªtulos candidatos al Oscar? ¡°Podr¨ªa, nos encantar¨ªa, pero sentimos que la Academia no est¨¢ por labor¡±, r¨ªe Broccoli. ¡°En cualquier caso, tenemos una inmensa legi¨®n de fans. El m¨¦rito es de Fleming, que cre¨® un personaje complejo, pero Daniel ha dado una gran humanidad al Bond cinematogr¨¢fico, ha sabido conducirlo hasta los tiempos actuales¡±. Y apunta: ¡°Lo ha hecho relevante en 2021, algo nada f¨¢cil¡±.

Wilson subraya: ¡°Si sientes que los ¨²ltimos Bond son m¨¢s personales, incluso con mayor peso dram¨¢tico, m¨¢s cercanos al cine de autor, es gracias a Daniel¡±. Los productores rechazan que esta evoluci¨®n sea m¨¦rito suyo: ¡°Solo impulsamos la exploraci¨®n emocional del personaje¡±. Pero ellos s¨ª han contratado para las entregas protagonizadas por Brosnan y Craig a cineastas de mayor prestigio autoral, alejados de los habituales artesanos previos de la saga. ¡°Cada elemento del equipo es importante: los guionistas, los realizadores, los directores de fotograf¨ªa, los actores... Todo suma, todo influye. Como los villanos: ?menudo trabajo hizo Javier Bardem!¡±, incide el productor. ¡°Entre los mejores¡±, insiste Broccoli.

El Bond torturado ya se mostr¨® antes de Craig en las dos entregas protagonizadas por Timothy Dalton a finales de los ochenta. ?Fueron demasiado adelantadas a su tiempo? ¡°Puede ser¡±, y reh¨²san explicarse m¨¢s. Tampoco eligen ni su actor Bond, ni su pel¨ªcula favorita. ¡°Es nuestra familia, no podemos¡±, dice Wilson. S¨ª escogen su gadget favorito de la serie: ¡°?El coche de la ¨²ltima!¡±, salta Broccoli. ¡°?Y c¨®mo entra en la secuencia inicial!¡±. Se refiere al Austin Martin DB5, un cl¨¢sico del universo del esp¨ªa, como la misma Barbara, la aut¨¦ntica chica Bond: ¡°Me gusta el calificativo. Tengo una foto en aquel primer rodaje en Jamaica, a pocos kil¨®metros de Goldeneye, la villa de Fleming, en la que estoy con a?o y medio en biquini, y, reconozco, no causa la misma impresi¨®n que el de Ursula Andress¡±.