Juli¨¢n Casanova: ¡°El ¡®no a la guerra¡¯ es totalmente simplista¡±
El historiador hace las maletas para investigar en EE UU la modernidad desde la periferia. ¡°Es hora de modificar el relato del hombre, blanco y cristiano¡±
Cualquier excusa es buena para hablar con Juli¨¢n Casanova (Valdealgorfa, Teruel, 66 a?os) historiador que ha sabido poner los puntos sobre las ¨ªes (es decir, los hechos sobre los bulos) a la Guerra Civil, el franquismo, a la memoria, la Transici¨®n o la violencia en Europa. Y es que en plena pandemia, lo que iba a ser una conferencia en la Universidad de Michigan se convirti¨® en un encuentro telem¨¢tico que no muri¨® ah¨ª, sino que desemboc¨® en una oferta imposible de rechazar: un contrato para investigar, y solo investigar, en el Weiser Center for Europea and Eurasia como profesor distinguido. Sin carga docente ni m¨¢s condiciones. As¨ª que el catedr¨¢tico Casanova abandonar¨¢ por un a?o la Universidad de Zaragoza y se instalar¨¢ en septiembre al otro lado del charco. Est¨¢ entusiasmado.
Pregunta. ?Qu¨¦ va a investigar?
Respuesta. En la l¨ªnea de hacer historia social, desde abajo, quiero extender el telescopio, llevarlo a Asia, ?frica, Latinoam¨¦rica e investigar el mundo moderno desde la periferia, desde aquellos que lo ven desde lejos. M¨¢s que en narrador o interpretador, el historiador se ha vuelto en un gu¨ªa para que la lectura cr¨ªtica del pasado siga existiendo.
P. H¨¢blenos de ese telescopio.
R. Quiero investigar con el telescopio frente al microscopio que ha supuesto la historia nacional. La historia comparada ha estado siempre bajo sospecha porque muchos creen que sin controlar fuentes primarias e idiomas no puedes controlar cinco pa¨ªses a la vez. Por ello hay deficiencia de historia comparada y de historias telesc¨®picas. Pero en EEUU ya hay departamentos y especialistas en la periferia. La modernidad se ha construido en base al relato del hombre blanco, masculino y cristiano. Y es hora de modificarlo.
P. ?Entiende a los que derriban estatuas de conquistadores?
R. Los entiendo, pero soy partidario de conservar los lugares de memoria y explicarlos. S¨¦ que una estatua dice tanto de la persona que representa como de quien decidi¨® dedicarle ese espacio. Es un proceso bastante imparable que sacude a todas las revisiones del colonialismo, pero si las destruimos sin m¨¢s, no nos enteraremos.
P. ?Y qu¨¦ debe hacer Espa?a?
R. Evitar la tradici¨®n imperial de un elogio de nuestra colonizaci¨®n frente a los que se sienten humillados. Revisar la versi¨®n de la colonizaci¨®n, que se cae a trozos. Y convencer a los pol¨ªticos de que opinen conforme a los hechos, no a planteamientos morales o electorales del presente.
P. ?Estamos en el momento m¨¢s peligroso de Europa desde la Guerra Fr¨ªa?
R. Creo que s¨ª. Y soy pesimista, estoy muy preocupado, Putin va a dividirnos. Parte de la izquierda europea tiene todav¨ªa la percepci¨®n de que Rusia es el contrapunto a EEUU. La izquierda todav¨ªa tiene ese reflejo, en Podemos se ve, como si tuvi¨¦ramos que recordar qu¨¦ pas¨® con el sue?o igualitario y el para¨ªso terrenal que iba a ser la revoluci¨®n bolchevique.
P. ?Hay una izquierda en Espa?a que a¨²n perdona a Rusia?
R. S¨ª, y que la desconoce. Y adem¨¢s se unen sectores de izquierda a favor de Rusia y sectores de ultraderecha que respetan el autoritarismo. Les gusta Putin porque es una persona antieuropea, que parece que los tiene bien puestos, con masculinidad. Quienes hablan de esto fundamentalmente son hombres con un concepto de la autoridad al estilo de Putin y si tienes dudas te dicen que EE UU es la verdadera agresora.
P. ?Este ¡®no a la guerra¡¯ que resurge es simplista?
R. Es totalmente simplista porque todav¨ªa no ha habido guerra y quieren hacer un paralelismo con Irak para decir que la izquierda es muy pacifista. Es simplificaci¨®n.
P. Acaba de reeditar Espa?a partida en dos (Cr¨ªtica). ?Vuelve Espa?a a estar partida en dos?
R. He diferenciado siempre lo que es Espa?a partida en dos por un golpe de Estado que nos dividi¨® del tema de las dos Espa?as, que es un invento muy diferente. Hay mucha m¨¢s pluralidad de idiomas, culturas e historias que eso y tenemos que defender esa diversidad. Pero es verdad que hay una batalla en medios y redes, que ya nadie escucha a nadie, y eso es peligroso, es el gran problema de la democracia espa?ola en estos momentos.
P. ?Hasta qu¨¦ punto le preocupa Vox ?
R. Me preocupa porque ya no es esa ultraderecha nost¨¢lgica de levantar el brazo el 20-N, sino que es una ultraderecha con las mismas batallas que la ultraderecha en Europa: antieurope¨ªsmo, antifeminismo, y elogio desmesurado de la patria y la naci¨®n. No es una broma. Es un giro importante y Vox se est¨¢ llevando una base social que en absoluto pertenec¨ªa a un partido de derechas. C¨®mo socava y mina la democracia desde dentro es preocupante. En Hungr¨ªa ya han llegado al poder.
P. ?Qu¨¦ fake news le ha sorprendido m¨¢s?
R. De la actualidad, la cantidad de republicanos estadounidenses que creen realmente que las elecciones en EE UU estuvieron ama?adas. Y de la historia de Espa?a, que la gente crea que la Guerra Civil la provoc¨® la Rep¨²blica en lugar de un golpe de Estado y que Franco salv¨® a Espa?a de algo peor que era el comunismo. Es la mayor mentira. Lo grave de las fake news es el ruido que provocan para que los hechos no entren en el an¨¢lisis.
P. ?Qu¨¦ ha hecho mal la generaci¨®n de la Transici¨®n?
R. Hizo un elogio tan grande de lo maravillosa que fue que luego ya no quisieron cambiar el discurso, y se pens¨® que la democracia no ten¨ªa vicios porque ven¨ªa de la inmaculada Transici¨®n. Igual que el origen del franquismo era muy malo, el origen de la democracia era muy bueno, con lo cual: cuando la democracia ha tenido vicios de verdad, la generaci¨®n joven ha culpado a la Transici¨®n. Y los vicios de la democracia, que son nuestros, los han convertido en vicios de la Transici¨®n.
Babelia
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