Las trabajadoras del hogar desvelan en el museo la hipocres¨ªa social: ¡°Nos dicen que somos como de la familia¡±
La dibujante de c¨®mic Ana Penyas y la investigadora Alba Herrero preparan un proyecto en el IVAM a partir de las vivencias de un grupo de mujeres sometidas a una desigualdad que se tiende a naturalizar
Las 13 mujeres de diferentes procedencias y edades se sientan en torno a una mesa del museo y empiezan a contar sus historias. Est¨¢n unidas por la invisibilidad y la precarizaci¨®n de sus trabajos a pesar de su centralidad en la vida de tantos: limpian, lavan, cocinan, compran, cosen, cuidan de las casas y de las personas. La mayor¨ªa parece haber tomado consciencia de su situaci¨®n y todas reclaman sus derechos con mayor o menor vehemencia, aunque se juegan el empleo por ello, como coinciden en relatar varias de las participantes en el taller organizado por el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), dentro del proyecto art¨ªstico En una casa. Genealog¨ªa del trabajo del hogar y los cuidados. La dibujante Ana Penyas, Premio Nacional de C¨®mic 2018, y la investigadora multidisciplinar Alba Herrero dirigen esta singular iniciativa de car¨¢cter h¨ªbrido, entre la narraci¨®n gr¨¢fica y la investigaci¨®n social.
Las mujeres reunidas son espa?olas, b¨²lgaras, colombianas, marroqu¨ªes, ecuatorianas o paraguayas y advierten de la trampa del paternalismo del empleador. Es ese mantra ya antiguo de que son ¡°como una m¨¢s de la familia¡± o esa excusa de que tienes un techo y comida para vivir mientras haces pr¨¢cticas para aprender, como recuerda la mujer a la que le pagaban cinco euros al d¨ªa como interna en la Costa del Sol. Se interrumpen con complicidad. ¡°A las espa?olas se las trata mejor que a las inmigrantes¡±, dice una. ¡°Bueno, tengo una compa?era, madre soltera, trabajando en casas 35 a?os y con solo ocho cotizados y es espa?ola, y no es la ¨²nica¡±, puntualiza otra. ¡°En este barco estamos todas. Llevo trabajando desde 2017 en una empresa de servicios a domicilio y hasta hoy solo he cotizado un a?o¡±, relata una tercera.
Los a?os trabajados sin cotizar constituyen una queja com¨²n entre las trabajadoras, la mayor¨ªa de mediana edad. Con alguna excepci¨®n: ¡°Yo llevo 45 a?os en la misma casa. Desde el primer d¨ªa que llegu¨¦ con 15 a?os, tengo mi Seguridad Social. Muchas veces nosotras mismas no valoramos nuestro trabajo¡±, interviene una de las mujeres que hasta el momento se ha mostrado m¨¢s silenciosa. Tambi¨¦n es muy habitual trabajar muchas m¨¢s horas que las que marca el contrato, si es que lo hay. ¡°En una empresa limpiaba 18 patios y escaleras a la semana. Ten¨ªas contrato por cuatro horas y en realidad trabajabas m¨¢s de ocho¡±, testimonia una de las participantes en el taller por el que todas reciben una compensaci¨®n.
Se nota que algunas ya est¨¢n bregadas en la lucha por sus derechos, dentro o fuera de organizaciones sindicales, por su forma de hablar y por su capacidad de captar la atenci¨®n. ¡°Algunas tenemos m¨¢s experiencia a nivel de la palabra y en compartir nuestras experiencias. Queremos contar aqu¨ª las dificultades de nuestros trabajos a veces en casas estupendas, pero con se?ores que nos tienen muy poco respeto, que no pagan lo que corresponde a las internas, la mayor¨ªa extranjeras o espa?olas solteras, por estar disponibles 24 horas al d¨ªa¡±, resume una mujer que lleva la voz cantante al principio. Conforme la reuni¨®n avanza, no obstante, las individualidades dan paso a un coro de voces.
Los testimonios son m¨²ltiples e incluyen tambi¨¦n a empleadoras, explican las comisarias del proyecto. En noviembre todo este trabajo desembocar¨¢ en una exposici¨®n en el IVAM, donde se exhibir¨¢n dibujos de Penyas, autora de Todas estamos bien, un homenaje al trabajo de sus dos abuelas que le vali¨® el primer Premio Nacional de C¨®mic a una mujer, y Todo bajo el sol, sobre el turismo de masas. La muestra tambi¨¦n reunir¨¢ trabajos de las participantes y material de archivo. Adem¨¢s, se publicar¨¢ un libro con diversas colaboraciones ¡°que plantee el marco te¨®rico y metodol¨®gico del trabajo de campo, del relato coral, con la idea de entrelazar los testimonios¡±, apunta la antrop¨®loga Alba Herrero. Tambi¨¦n se realizar¨¢n fanzines y actividades p¨²blicas.
¡°La idea es trazar una genealog¨ªa del trabajo del hogar y los cuidados¡±, explica Ana Penyas, ¡°intentar desnaturalizar la desigualdad con la que aceptamos como sociedad qui¨¦n hace este trabajo y c¨®mo se remunera; saber por qu¨¦ es tan invisible y precario¡±. La directora del IVAM, Nuria Enguita, les encarg¨® un proyecto para el museo y juntas eligieron esta singular revisi¨®n. Analizan desde el servicio dom¨¦stico vinculado al ¨¦xodo rural durante la dictadura franquista bajo el modelo del nacionalcatolicismo, hasta la deriva de las trabajadoras del hogar actuales y su relaci¨®n con las cadenas globales de cuidados. ¡°Se trata de un trabajo feminizado y precarizado, donde se reproduce la construcci¨®n social de su responsabilidad como una cuesti¨®n inherentemente femenina¡±, agregan las comisarias. ¡°Arrastramos todav¨ªa la asignaci¨®n de trabajos como el de los cuidados a las mujeres mucho m¨¢s que los hombres. Hemos constatado que se reproducen esos roles incluso en las familias que intentan conciliar y son m¨¢s sensibles te¨®ricamente a esta problem¨¢tica¡±, sostiene Herrero.
La interacci¨®n con las cuidadoras durante cuatro semanas les ha permitido abordar ¡°la complejidad del tema, las formas y el conocimiento de un trabajo que procura una autonom¨ªa e independencia mucho mayor que el de una f¨¢brica, aunque sea la ¨²nica opci¨®n que hayan tenido para ganarse la vida¡±, a?ade. Los relatos de las trabajadoras son m¨¢s profundos y poli¨¦dricos, menos lineales, que el acercamiento te¨®rico a una realidad social que en los ¨²ltimos tiempos est¨¢ rompiendo con el estigma de su invisibilidad.
En una casa propone un recorrido entre lo ¨ªntimo y lo pol¨ªtico y pone el acento en las desigualdades sociales que atraviesan estos procesos. Algo que se manifiesta en los imaginarios y en las formas de nombrar este trabajo, que han cambiado a lo largo de la historia en funci¨®n de las transformaciones pol¨ªticas y culturales.
Las 13 mujeres reunidas a finales de enero en el taller en el IVAM no tienen ninguna duda sobre la feminizaci¨®n de su trabajo. La dan por descontada. Tambi¨¦n el trato condescendiente que les dispensa la sociedad. ¡°Podr¨ªamos escribir sendas bibliotecas sobre nuestra invisibilidad, sobre c¨®mo se vulneran nuestros derechos, o sobre la doble moral institucional y de la gente en la misma Europa¡±, comenta una colombiana, cuya formaci¨®n en derecho acab¨® arrinconada para cuidar a ancianos a 8.000 kil¨®metros de su pa¨ªs. ¡°No somos tontas¡±, afirma otra, en alusi¨®n no solo a sus estudios musicales que tuvo que abandonar en Bulgaria cuando se muri¨® su padre y no hubo m¨¢s remedio que ayudar en casa, sino a la necesidad de recibir un trato digno como personas y trabajadoras.
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