Asghar Farhadi: ¡°La situaci¨®n en Ir¨¢n empeora cada a?o¡±
El doble ganador del Oscar, habitualmente tibio en sus declaraciones sobre la censura y el Gobierno de su pa¨ªs, se ha vuelto m¨¢s beligerante durante el estreno de ¡®Un h¨¦roe¡¯
La vida ha cambiado mucho en el ¨²ltimo a?o para Asghar Farhadi (Khomeyni Shahr, 49 a?os), el cineasta iran¨ª con mayor renombre internacional, ganador de sendos Oscar por Nader y Simin, una separaci¨®n y por El viajante, del Oso de Oro de Berl¨ªn con A prop¨®sito de Elly y una presencia deseada en todos los festivales de cine. Desde que ganara en la Berlinale de 2009, el director ha sabido nadar y guardar la ropa ante cualquier pregunta o comentario de calado pol¨ªtico sobre la situaci¨®n en Ir¨¢n. Puede que el Gobierno de Teher¨¢n no celebrara su segundo Oscar, pero el director ha entrado y salido de su pa¨ªs sin problemas, y no ha soportado vetos de la censura. Sin embargo, desde el pasado verano, cuando Farhadi present¨® en el certamen de Cannes Un h¨¦roe, con la que obtuvo el Gran Premio del Jurado, y que se estrena en Espa?a el pr¨®ximo viernes, la presi¨®n gubernamental ha ido en aumento, y Farhadi lo est¨¢ sintiendo.
Un h¨¦roe contiene los principales elementos del cine de Farhadi: personajes de la calle, un reflejo del d¨ªa a d¨ªa iran¨ª, algunos peque?os conflictos o confusiones que desencadenan enormes tragedias, la verdad contra la mentira en constante batalla, incremento de la tensi¨®n en pantalla y unos actores que parecen nacidos para sus papeles. ¡°Siempre me ha interesado la gente de la calle¡±, contaba Farhadi por tel¨¦fono hace tres semanas. ¡°Los coloco en situaciones complejas. El espectador se siente cercano, reflejado, en esos h¨¦roes. En el cine de mi pa¨ªs, no se les hab¨ªa hecho caso y yo sent¨ªa que merec¨ªan su oportunidad¡±.
Por eso Un h¨¦roe nace de un hecho ver¨ªdico: la devoluci¨®n de un bolso con dinero por alguien que necesita imperiosamente ese dinero. El protagonista, Rahim, sale de la c¨¢rcel, donde est¨¢ por una deuda que no ha podido devolver, con un permiso de dos d¨ªas. En esas 48 horas debe convencer a su acreedor, su excu?ado, para que retire su reclamaci¨®n. Pero las cosas no van bien ni con ¨¦l ni con un bolso con dinero que encuentra la pareja de Rahim con una cantidad que lo salvar¨ªa, un hecho que recibe un alocado eco medi¨¢tico. En realidad, Rahim se deja llevar por las circunstancias, nunca logra controlar la acci¨®n en una sucesi¨®n fren¨¦tica de acontecimientos. Cuando Farhadi ley¨® en un peri¨®dico la historia del bolso, comenz¨® a escribir el guion.
Ahora bien, cuando Un h¨¦roe se estren¨® el pasado julio en Cannes 2021, desde Ir¨¢n se publicaban diversas noticias que ensombrec¨ªan la figura de Farhadi. La primera: la demanda de uno de sus alumnos de cine, que aseguraba ser el autor de un guion del que se hab¨ªa apropiado el director. La segunda: los constantes comentarios contra ¨¦l, acus¨¢ndole de tibio, de los directores compatriotas que est¨¢n en prisi¨®n o esperando juicio, cineastas que ruedan a escondidas sus trabajos, autores como Jafar Panahi y , sobre todo, Mohammad Rasoulof (curiosamente, los tres han ganado el Oso de Oro), que dirigi¨® a Farhadi esta frase: ¡°Vivimos una guerra y todos somos soldados. O de un lado o de otro¡±.
De ah¨ª los nervios mostrados constantemente por Farhadi en Cannes. Rasouluf llevaba hasta cierto punto raz¨®n. Farhadi ha ido regateando en la ¨²ltima d¨¦cada las cuestiones pol¨ªticas. Pero el a?o pasado habl¨® contra la persecuci¨®n que sufr¨ªan sus compa?eros de trabajo. Por tel¨¦fono, meses m¨¢s tarde, confirma esa actitud m¨¢s cr¨ªtica ante el Gobierno: ¡°Es que la situaci¨®n no mejora. Al contrario. Con los a?os, la situaci¨®n en mi pa¨ªs ha empeorado. Todos los que vivimos en Ir¨¢n y sufrimos esta presi¨®n, acabamos afectados. Nadie se libra¡±. Y remata: ¡°Luchamos contra las restricciones, creamos a pesar de las dificultades y de las cortapisas. Eso s¨ª, cuanto m¨¢s aumenta esa presi¨®n, luchamos m¨¢s fuerte. De una manera u otra, batallamos para hacer cine¡±.
Sobre las acusaciones de plagio, concreta: ¡°Me bas¨¦ en la historia real y existi¨® hasta el reportaje televisivo sobre el h¨¦roe que se muestra en mi filme. A partir de ah¨ª, desarroll¨¦ un concepto abierto. Ahora mismo, esa denuncia de plagio est¨¢ siendo evaluada por dos comit¨¦s de expertos. Por un lado, cineastas de la Casa de Cine; por otra, abogados especializados en derechos de autor. Todav¨ªa est¨¢n recabando documentaci¨®n, ni siquiera existe una judicializaci¨®n del caso¡±. ?Va a cambiar eso su forma de trabajar? ¡°No, claro que no. Escribo como he hecho siempre. Siguiendo lo que marca mi coraz¨®n. Obviamente, siento que aumenta la presi¨®n por la repercusi¨®n p¨²blica de mis pel¨ªculas. Ante eso solo puedo responder con mayor cuidado en la calidad de mis obras¡±.
Hay un antes y un despu¨¦s por todo el mundo, y eso incluye Ir¨¢n, en el comportamiento humano por las nuevas redes sociales¡±
El cineasta insiste: ¡°Hechos como el que cuento en Un h¨¦roe son habituales en mi pa¨ªs. De ah¨ª que me involucrara en el viaje de este guion. Por otro lado, en la pel¨ªcula queda claro que su excu?ado no es un villano. Lleva la raz¨®n en sus dos planteamientos: le dio el dinero de buena fe y devolver un bolso con dinero tendr¨ªa que ser lo normal, no una acci¨®n alabable¡±. Tambi¨¦n en Ir¨¢n se siente el poder de las nuevas redes sociales digitales. ¡°Hay un antes y un despu¨¦s por todo el mundo, y eso incluye a mi pa¨ªs, en el comportamiento humano por las nuevas redes sociales. En todo caso, es solo una parte m¨¢s, no la m¨¢s importante, de Un h¨¦roe¡±.
Con los a?os, en el aspecto art¨ªstico, el cine de Farhadi se ha ido acercando al neorrealismo italiano. ¡°Es mi mayor influencia, sin duda. Admiro a sus creadores¡±, concede. ?Su siguiente trabajo seguir¨¢ esa l¨ªnea? ¡°Seguro, aunque ahora mismo estoy escribiendo. Vu¨¦lvamelo a preguntar en un a?o¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.