¡®Mass¡¯, cara a cara con los padres del asesino de tu hijo

A?os despu¨¦s de la matanza de Columbine, Susan Kleblold public¨® el libro A Mother¡¯s Reckoning: Living in the Aftermath of Tragedy (Balance de una madre: viviendo las secuelas de una tragedia), en el que la autora expon¨ªa las consecuencias de ser la madre de Dylan Klebold, el chico de 18 a?os que junto a su amigo Eric Harris asesin¨® un 20 de abril de 1999 a 12 compa?eros y a un profesor de su instituto en un suburbio de clase media de Denver (Colorado). Tenemos que hablar de Kevin (2011), la pel¨ªcula de Lynne Ramsay protagonizada por Tilda Swinton, abordaba la espeluznante relaci¨®n, cargada de ceguera y de p¨¢nico, de una madre con su diab¨®lico hijo. La pel¨ªcula funcionaba como un interesante contrapunto a un debate complejo, el de hasta d¨®nde llega la responsabilidad, el homicidio involuntario, de los padres cuando un hijo es un asesino.

La matanza de Columbine inspir¨® la obra maestra de Gus Van Sant Elephant (2003) y el documental de Michael Moore Bowling for Columbine (2002). Pero m¨¢s de dos d¨¦cadas despu¨¦s de aquel atroz suceso, la herida sigue supurando en un pa¨ªs en el que los institutos instalan controles de armas y seguridad. Mass, ¨®pera prima del actor Fran Kranz, plantea un nuevo acercamiento a estas tragedias a trav¨¦s de los padres de un asesino y los de su v¨ªctima. Con una puesta en escena austera que pr¨¢cticamente se ci?e a un ¨²nico escenario, Kranz convoca a cuatro int¨¦rpretes dispuestos a purgar el dolor de sus personajes alrededor de la mesa de una peque?a congregaci¨®n religiosa.

En ese estrecho marco y bajo una omnipresente cruz, el director y guionista da rienda suelta al duelo de las dos parejas, interpretadas por un intenso cuarteto: Jason Isaacs, Martha Plimpton, Ann Dowd y Reed Birney est¨¢n a la altura del reto. Una catarsis a cuatro bandas que discurre por tortuosos caminos donde la rabia, la impotencia y el desconsuelo buscan una salida o, al menos, un poco de luz. Mass es una pel¨ªcula entregada al rostro descompuesto de cuatro int¨¦rpretes en un espacio cerrado en el que cada detalle importa: de la ropa que desprende la desgana de cada ma?ana a los ojos perdidos e hinchados de tanto llorar o los velados y no tan velados reproches de unos y otros. Tambi¨¦n a la necesidad imperiosa de saber el porqu¨¦ de lo que jam¨¢s tendr¨¢ respuesta.