Isaac Fonseca tiene pinta de buen torero

El novillero mexicano tiene pinta de torero grande. No hay m¨¢s que ver la actitud de triunfador con la que se mueve por el ruedo; la seguridad que desprende, el amor propio que destila y esa forma de manejar capote y muleta, valeroso y cl¨¢sico, hondo y espectacular a un tiempo, temperamental y pundonoroso.

El fallo con el estoque le impidi¨® alcanzar un triunfo gordo en el quinto de la tarde, al que mulete¨® primorosamente con la mano derecha, luciendo al noble novillo desde lejos, bajando la mano, alargando el brazo en cada muletazo y sintiendo cada uno de ellos en el alma. Por eso, ese tipo de toreo explota con tanta facilidad y se contagia al momento a los tendidos.

Hab¨ªa recibido al novillo con un ramillete de buenas ver¨®nicas y dos medias de cartel, lo quit¨® despu¨¦s con ce?idas gaoneras y, tras brindar al respetable, se hinc¨® de rodillas cerca de la boca de riego, y desde all¨ª llam¨® a su oponente, que reposaba junto a las tablas. As¨ª, genuflexo, lo esper¨® con dos pases cambiados por la espalda.

Se alej¨® del animal, se escuch¨® un grito de ¡°?Viva M¨¦xico!¡±, Fonseca volvi¨® a citar de largo y traz¨® muletazos largos y emotivos mientras la plaza entera sent¨ªa la emoci¨®n del toreo aut¨¦ntico. Hubo tres tandas m¨¢s, una de ellas con la zurda ¡ªhondos los naturales¡ª, y las tres mantuvieron el alto nivel del inicio. Se vio a un torero con una personalidad arrolladora, inteligente y hambriento de triunfos.

Cuando Fonseca se perfil¨® para matar, estaba claro que era una labor de premio importante, pero pinch¨® dos veces en todo lo alto y los trofeos se esfumaron.

Ya en el primer toro de la tarde, el novillero present¨® pronto sus cartas. En su quite correspondiente cit¨®, primero, por saltilleras y gaoneras, despu¨¦s, ce?id¨ªsimos los capotazos, que pusieron un nudo en la garganta a m¨¢s de uno. Con ver¨®nicas, chicuelinas, una media y una revolera pre?adas de pasi¨®n alborot¨® la salida de su primer novillo, pero pronto expuso el animal que no ten¨ªa fuerzas para estar en el ruedo; flaque¨®, dobl¨® las manos, mostr¨® una manifiesta inseguridad para mantener el equilibrio, pero el presidente se empe?¨® en no devolverlo, y le hizo una seria faena al novillero. Hubo protestas, pero no sirvieron de nada. Lo cierto es que el novillero lo exprimi¨® con correcci¨®n y buen trazo en los muletazos que pudo robar, y no hubo m¨¢s.

Otro torero que brill¨® a gran altura fue ?lvaro Burdiel; maneja con mucha soltura y gracia el capote, y mostr¨® buenas maneras con la muleta. Su primero qued¨® inv¨¢lido tras una voltereta en el inicio del ¨²ltimo tercio, y ah¨ª acab¨® todo. De mejor condici¨®n fue el sexto, noble y repetidor, al que tore¨® con oficio y quietud en unas tandas en las que destacaron muletazos sueltos, pero pecaron de inusitada rapidez. El fallo con la espada le impidi¨®, posiblemente, pasear una oreja. Dej¨®, no obstante, un buen sabor de boca.

Abr¨ªa el cartel Santana Claros. Sus dos novillos fueron aplaudidos en el arrastre y en ambos su labor fue silenciada. No estuvo bien. Llama la atenci¨®n que debut¨® con picadores en junio de 2012, por lo que le queda menos de un mes para cumplir diez a?os como novillero. Mucho, demasiado tiempo, en el escalaf¨®n inferior. Encastado y exigente fue el primer novillo, y noble su segundo, pero con ninguno de los dos encontr¨® el camino del ¨¦xito. Es dif¨ªcil hallarlo con un toreo superficial y ventajista, muy por debajo de la condici¨®n de sus oponentes. Al matar a su primero sufri¨® una espectacular voltereta, de la que result¨® herido en el muslo derecho.