La ¨¦pica sobrehumana, la est¨¦tica sobrenatural

Joselito Adame, un torero macho, capaz de sobreponerse a la tremenda voltereta que le propici¨® el cuarto toro, que lo atropell¨® con la fuerza de un autob¨²s cuando el torero lo esperaba por estatuarios junto a las tablas; ?ngel T¨¦llez, un artista, que dibuj¨® varios naturales de ensue?o a un toro apocado y de noble calidad.

Estos fueron los dos v¨¦rtices de la desigual y astifina corrida de Ara¨²z de Robles, la cara y la cruz de la ¨¦pica y la est¨¦tica, que acab¨® con el diestro mexicano en el hospital y descubri¨® a quien quiere ser un nuevo valor de la torer¨ªa andante.

Cuando a¨²n permanec¨ªa en el ambiente el intenso perfume del toreo hondo del joven T¨¦llez, y momentos despu¨¦s de que Fernando S¨¢nchez clavara uno de los pares de banderillas de la feria, el mexicano Adame, derecho como una vela, esper¨® al toro junto a las tablas con la intenci¨®n de iniciar la faena por estatuarios. El animal se acerc¨® con un galope furioso y en el ¨²ltimo instante decidi¨® hacer caso omiso a la muleta y atropellar al torero con su fuerza descomunal. Adame, que adem¨¢s es corto de envergadura, salt¨® por los aires, dio una vuelta de campana y cay¨® de cabeza, de forma parecida a como lo hizo Emilio de Justo la tarde del Domingo de Ramos en esta misma plaza.

Hizo el hombre de tripas coraz¨®n, pero al poco rato logr¨® sobreponerse hasta el punto de plantarle cara, con enorme gallard¨ªa, a su fiero oponente, aguantar la mirada desafiante del animal y trazar muletazos desbordantes de decisi¨®n y firmeza. As¨ª surgieron un par de tandas emocionant¨ªsimas, el toro galopando y con irregular embestida, y el torero asentado en la arena, al tiempo que los pitones rozaban la taleguilla del mexicano y a los tendidos les atenazaba un nudo en la garganta. M¨¢s bronco fue el toro por el lado izquierdo, pero no se dio por vencido el torero, que a¨²n tuvo fuerzas para trazar dos nuevas tandas con la mano derecha, exponentes de una entrega ilimitada. Adame dio la vuelta al ruedo maltrecho, con la cara demudada y el dolor en el semblante; as¨ª entr¨® en el callej¨®n, y por su propio pie acudi¨® a la enfermer¨ªa, desde lo enviaron a un hospital para ser sometido a pruebas radiol¨®gicas.

Minutos antes, hab¨ªa toreado muy bien el joven ?ngel T¨¦llez, que ha lidiado muy poco desde que tom¨® la alternativa en 2019, pero que se ha descubierto como un torero con un hondo sentimiento art¨ªstico.

Ocurri¨® en el tercero de la tarde, un toro que no ofreci¨® esperanza alguna en el inicio del ¨²ltimo tercio, muy desigual cuando embisti¨® por el lado derecho, pero que se transfigur¨® cuando su lidiador lo cit¨®, bien colocado, con la muleta en la zurda. Entonces, apagado y noble, humill¨®, la mirada fija y el paso quedo, y permiti¨® que T¨¦llez dibujara dos sobrenaturales que hicieron crujir la plaza, y dos m¨¢s, espectaculares, en la tanda siguiente, abrochados con un largo pase de pecho. Y Las Ventas qued¨® iluminada por el resplandor del arte. Lo intent¨® el torero, valiente y decidido, ante el sexto, que acud¨ªa al cite con la cara alta, y con el que no pudo m¨¢s que justificar su inclusi¨®n en la feria y merecer nuevas oportunidades.

No estuvo bien Joselito Adame ante el sobrero de Chamaco, corrido en el primer lugar. Fue un manso con movilidad que le permiti¨® una labor tan larga como insulsa, en la que hubo muchos pases, pero poco toreo de peso. Entonado y afanoso estuvo el mexicano, pero muy por debajo de las condiciones de su oponente.

Pepe Moral no tuvo suerte con su muy rajado y dificultoso primero, y no encontr¨® el camino adecuado ante el quinto; abundaron los enganchones y la sensaci¨®n de que el torero no tiene las ideas claras. Mat¨® bien, pero no se lo tuvieron en cuenta.