Sissi contra Romy Schneider, emperatriz de las mujeres libres
Cannes estrena un documental sobre la tr¨¢gica actriz y una pel¨ªcula que reescribe el mito de Isabel de Austria como una fumadora heroin¨®mana harta de su mundo
Romy Schneider dec¨ªa que le deb¨ªa todo a Luchino Visconti. La actriz, nacida en Viena en 1938 y fallecida en Par¨ªs 43 a?os despu¨¦s, se refer¨ªa a c¨®mo el director de El gatopardo supo ver en ella algo m¨¢s que a la bell¨ªsima ni?a de Sissi, la trilog¨ªa sobre la emperatriz Isabel de Austria con la que a finales de los a?os cincuenta enamor¨® al mundo, primero, y a Alain Delon despu¨¦s. En 1961, Delon y Schneider eran los novios de Europa y Visconti, animado por el actor franc¨¦s, los junt¨® en la obra de teatro L¨¢stima que sea una puta, del dramaturgo isabelino John Ford (s¨ª, se llamaba como el gran genio del cine), sobre un amor incestuoso que acababa en sangre.
Ni Delon ni Schneider se hab¨ªan subido jam¨¢s a un escenario, pero la obra fue tal ¨¦xito que quienes los vieron a¨²n recuerdan a aquella pareja perfecta atravesando como un rayo el Teatro de Par¨ªs. Visconti dijo que solo acept¨® la obra por trabajar con ambos y para reivindicar a trav¨¦s de ellos las pasiones m¨¢s desatadas. El viejo arist¨®crata comunista sab¨ªa mucho de estas cosas.
Romy Schneider es desde hace unos meses y hasta el 31 de julio el centro de una gran exposici¨®n en La Cin¨¦math¨¨que Fran?aise y ahora, en el festival de Cannes, se ha estrenado el documental Romy, mujer libre, de Lucie Caries, adem¨¢s de proyectarse ayer mismo la pel¨ªcula Corsage, de la austriaca Marie Kreutzer. Interpretada por la gran actriz Vicky Krieps (El hilo invisible, Old, La isla de Bergman) la pel¨ªcula indaga en la rebeld¨ªa y decadencia de Isabel de Austria. Una Sissi fumadora y heroin¨®mana, harta de los hombres y del mundo, obsesionada con su peso y su imagen p¨²blica, caprichosa, que se tat¨²a el cuerpo, con impulsos suicidas y m¨¢s cercana a sus perros y caballos que a la mayor¨ªa de los humanos. El retrato psicol¨®gico de Kreutzer juega a esos anacronismos que inaugur¨® la Mar¨ªa Antonieta de Sof¨ªa Coppola con una banda sonora pop, alg¨²n que otro objeto extempor¨¢neo y una envolvente puesta en escena que se aprovecha de las cicatrices del pasado en los palacios donde se ha rodado la pel¨ªcula.
Romy, mujer libre quiz¨¢ no es un gran documental, pero poco importa. Tiene bastante material poco conocido y cualquiera podr¨ªa pasarse horas viendo fotograf¨ªas y entrevistas con una mujer cuya naturalidad y fotogenia siguen siendo incomparables. ¡°Me aburre mirarme al espejo¡±, sentencia en uno de los mejores momentos del filme Romy Schneider, una mujer en cuyo rostro se fundieron como nunca la vieja y la nueva Europa. Tanto que un paladar tan refinado y complejo como el de Visconti no lo pod¨ªa pasar por alto. Los padres de Schneider eran actores y seguir sus pasos era para ella algo m¨¢s que una vocaci¨®n. Era una necesidad. Simpatizantes ambos de Hitler, incluso aparecen en pel¨ªculas caseras junto al F¨¹hrer. Veraneaban cerca y Magda Schneider era una de las actrices favoritas de Hitler. Cuando la guerra termin¨®, los padres de Romy se quedaron sin trabajo y solo con los a?os pudieron recuperarse del estigma. Fue su madre quien la anim¨® a actuar junto a ella. Ambas har¨ªan de madre e hija en la trilog¨ªa de Sissi. Pronto la rama eclips¨® al ¨¢rbol y su papel de emperatriz la convirti¨® en un icono popular de finales de los cincuenta.
Inconformista y, como insiste el documental, profundamente libre, la actriz sinti¨® pronto la necesidad de volar y cambiar de aires. Le pas¨® una y otra vez durante su vida. Cuando aterriza en Par¨ªs su carrera da un giro radical. Conoce a Delon, entonces no tan famoso como ella, y el choque de clases desemboca en una tormentosa relaci¨®n que solo con los a?os revertir¨¢ en una nueva complicidad sellada con La piscina, la pel¨ªcula de Jacques Deray que los reunir¨ªa en 1969 gracias a la insistencia del actor franc¨¦s.
Schneider siempre iba de frente y nunca ocult¨® el pasado nazi de su familia. Es m¨¢s, fue una de sus cruzadas m¨¢s intensas. Habl¨® de ello p¨²blicamente y en su extensa filmograf¨ªa, m¨¢s de sesenta pel¨ªculas, insisti¨® en participar en pel¨ªculas sobre el Holocausto. Sus trabajos bajo la batuta de Claude Sauset a finales de los a?os sesenta y principios de los setenta fueron los que mejor moldearon su carrera y ese perfil de mujer liberada que no se casaba con nadie, y eso inclu¨ªa los movimientos feministas. Tuvo maridos y amantes, jam¨¢s se sinti¨® ni austriaca, ni alemana ni francesa y, sin perder nunca su resplandeciente sonrisa, se emple¨® a fondo en hacer lo que le daba la gana.
Los paralelismos con Sissi la persiguieron como un fatal destino. Isabel de Austria siempre estar¨¢ ligada al rostro m¨¢s infantil de Schneider, pero la pel¨ªcula de Marie Kreutzer apunta a la misma zona oscura que Visconti retrat¨® en Ludwig (1973), donde la actriz retomaba al personaje hist¨®rico tambi¨¦n en su decadencia. Idealizada por su belleza, pas¨® a la historia como una figura muy controvertida por sus excesos y por la pelea con su propio cuerpo. En Corsage es una mujer de 40 a?os humillada por su edad y por un cambio en su fisionom¨ªa que ella castiga con el cors¨¦ del t¨ªtulo. La muerte de su hija primog¨¦nita cuando era un beb¨¦ y de su hijo Rodolfo, heredero de la corona, en extra?as circunstancias (se especul¨® tambi¨¦n con un suicidio) la sumi¨® en un estado depresivo cr¨®nico. Algo que por desgracia Romy Schneider tambi¨¦n conoci¨® bien despu¨¦s del atroz accidente que sufri¨® su hijo David.
Harry Meyen, el primer marido de Schneider, se hab¨ªa suicidado en 1979. Tambi¨¦n sufr¨ªa depresiones cr¨®nicas derivadas de las torturas que hab¨ªa sufrido de joven por los nazis. En julio de 1981, a los 14 a?os, el hijo de ambos, al que llamaron David en honor al pueblo jud¨ªo, trepaba por una reja de su casa de Par¨ªs cuando resbal¨® con la fatal suerte de quedar su cuerpo atravesado por el metal. Muri¨® desangrado. La vida de la actriz qued¨® desde entonces dinamitada. Enganchada a las pastillas, con problemas mentales y de alcohol imposibles de torear, Schneider fallec¨ªa en su casa un 29 de mayo de 1982, hace ahora 40 a?os. Si fue o no un suicidio nunca estuvo del todo claro, aunque la versi¨®n oficial fue un infarto. En su ¨²ltimo filme, Testimonio de mujer, la actriz pidi¨® que apareciese una dedicatoria: ¡°Para David y su padre¡±.
Sissi, que busc¨® a una amante para su marido, el emperador Francisco Jos¨¦, para evitarse as¨ª sus obligaciones matrimoniales, deambul¨® por el final de su vida con un velo negro tap¨¢ndole la cara. Un anarquista la asesin¨® por azar en Ginebra el 10 de septiembre de 1898 con un estilete tan fino que la emperatriz pens¨® que solo era un susto y sigui¨® su camino durante horas sin preocuparse. Una hora despu¨¦s, subida a un ferri, su cors¨¦ ya estaba empapado en sangre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.