Una panda de jubilados
Los toros de Fuente Ymbro, pasados de edad y peso, mansos, descastados y deslucidos, dieron al traste con el festejo
Los toros de Fuente Ymbro formaban una panda de jubilados, m¨¢s proclives para dar un paseo por el parque, jugar la partida de domin¨® con los amigos, sopita y buen vino a la hora de comer y una siestecita reconfortante que para competir como atletas de ¨¦lite en la primera plaza del mundo.
T¨¦ngase en cuenta que el m¨¢s joven de los seis cumpl¨ªa seis a?os en diciembre -el m¨¢s veterano, en el mes de julio-, y el m¨¢s delgadito pes¨® 576 kilos, algunos menos que el gordinfl¨®n de la tarde, el cuarto, con 615 kilos. En fin, que reglamentariamente estaban aptos para el servicio -se pueden lidiar hasta un d¨ªa antes de cumplir los seis a?os-, pero era evidente que no estaban en la flor de la vida, que pertenec¨ªan a la tercera edad, y que estaban a punto de recibir la carta de la Seguridad Social en la que se les comunica la cuant¨ªa de la pensi¨®n.
Curiosamente, manten¨ªan el tipo de salida, con buena pinta, maqueados, limpios y como reci¨¦n afeitados, pero pronto se les vio que la edad no perdona. Y algo peor: que no llevaban dentro nada de toros bravos y encastados; solo fachada y escasamente duradera. As¨ª las cosas, los toros dieron al traste con una corrida de expectaci¨®n, con el cartel de ¡®no hay billetes¡¯ en las taquillas y una terna de categor¨ªa. Pero los tres toreros se estrellaron ante animales sueltos y distra¨ªdos de salida, mansos en los caballos, muy desiguales en banderillas y deslucidos y desfondados en el tercio final.
Urdiales qued¨® in¨¦dito a pesar de su voluntarioso y, a veces, excesivo esfuerzo. Insisti¨® una y otra vez ante su inservible primero en un intento de justificarse m¨¢s que otra cosa. Y no le qued¨® m¨¢s remedio que abreviar ante el imposible cuarto. Un inv¨¢lido de libro result¨® ser el tercero, y Gin¨¦s Mar¨ªn -que hab¨ªa sido recibido con una cari?osa ovaci¨®n por su gesto de pundonor torero del pasado 15 de mayo al resultar herido y permanecer en el ruedo hasta finalizar la lidia-, no tuvo m¨¢s opci¨®n que abreviar; lo intent¨® de veras en el sexto, otro toro soso, de enga?osa embestida, con la cara alta, al que le rob¨® algunos muletazos estimables.
Pero estaba tambi¨¦n Roca Rey, un torero que tiene la facultad de conectar al momento con los tendidos, que ha ca¨ªdo de pie en esta plaza, que desata la euforia y provoc¨® un desmadre casi colectivo. Muy dispuesto ante in¨²til segundo, si llega a matar a la primera al quinto de la tarde le crea un serio problema al palco, porque le hubieran pedido con fuerza las dos orejas, y el asunto es que no las merec¨ªa.
Quede constancia, no obstante, que busca el triunfo con aut¨¦ntica ansiedad, que es valiente a carta cabal y sabe vender muy bien su producto. Tras la huida despavorida del manso a ra¨ªz del primer muletazo, Roca Rey consigui¨® embeberlo en la muleta y trazar dos primeras y sorprendentes tandas de muletazos con la mano derecha. La gente se volvi¨® loca, y ¨¦l, que inteligente debe ser, dio dos pases cambiados por la espalda en la siguiente, y los tendidos se convirtieron en un manicomio. Tanto es as¨ª que mientras la mayor¨ªa, puesta en pie, vitoreaba al torero, un grupo de exigentes aficionados tocaban palmas de tango, y se arm¨® la marimorena.
Roca, consciente de la situaci¨®n, hizo lo imposible por retener al toro, ya rajado y en tablas, traz¨® alg¨²n natural estimable y otro pase cambiado, previo a unas ce?idas bernadinas que provocaron el grito casi un¨¢nime de ¡°torero, torero¡±. Lo dicho: si mata, se crea un problema. Y habr¨ªa que preguntarle al presidente cu¨¢ntos Padrenuestros rez¨® para que pasara el amargo c¨¢liz de conceder o no las dos orejas.
Y, para su fortuna, pas¨®. Roca fall¨® con el estoque y la euforia se desinfl¨®; pero no, no merec¨ªa las dos orejas a pesar de su entrega, porque, fundamentalmente, su labor no pas¨® de muy valiente y efectista, con vibrantes destellos en algunos pasajes, pero nada m¨¢s.
Fuente Ymbro/Urdiales, Roca, Mar¨ªn
Toros de Fuente Ymbro, bien presentados, astifinos, mansos, desfondados, blandos y descastados. Todos a punto de cumplir los 6 años, y pasados de peso.
Diego Urdiales: metisaca en los bajos (silencio); metisaca, media atravesada y un descabello (silencio).
Roca Rey: gran estocada (ovación); pinchazo _aviso_ pinchazo y estocada (gran ovación).
Ginés Marín: gran estocada (palmas); estocada _aviso_ (ovación).
Plaza de Las Ventas. 25 de mayo. Decimoctava corrida de la Feria de San Isidro. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.964 espectadores, según la empresa).
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