Morante celebra sus 25 a?os de alternativa matando una novillada indecorosa
El sevillano corta dos orejas y Urdiales una en una corrida impresentable y aborregada de El Torero
Veinticinco a?os despu¨¦s de aquel 29 de junio de 1997, Jos¨¦ Antonio Morante Camacho, Morante de la Puebla, volvi¨® al lugar donde empez¨® todo. Fue en el antiguo coso de El Plant¨ªo, hoy bautizado como Coliseum de Burgos y convertido en una moderna plaza multiusos.
Pero, en este cuarto de siglo, no s¨®lo ha cambiado el escenario de aquella alternativa; tambi¨¦n la carrera y popularidad del diestro sevillano. Hoy, aquel chaval de 17 a?os es una de las figuras del toreo m¨¢s importantes de las dos primeras d¨¦cadas del siglo XXI.
Lo es, aunque no lo demuestre todas las tardes.
Y es que, quiz¨¢ como homenaje y recuerdo a sus a?os de novillero, Morante celebr¨® tan se?alada efem¨¦ride matando una indecorosa novillada. No por edad, claro, pero s¨ª por presentaci¨®n. Un encierro con el hierro de El Torero muy terciado y sospechoso de pitones que, adem¨¢s, dio un juego lamentable. Seis animalitos completamente aborregados que transmitieron de todo menos peligro y emoci¨®n.
Aun as¨ª, Morante se llev¨® un susto y sufri¨® una aparatosa voltereta justo cuando se dispon¨ªa a cerrar su segunda faena. Tras un pase de pecho, el toro aprovech¨® un exceso de confianza del de la Puebla y lo cogi¨® lanz¨¢ndole por los aires para luego buscarlo en el suelo. Arrebatado y con la parte superior del vestido hecho jirones, Morante se repuso y tir¨® sin puntilla al bicho traicionero. Dos orejas.
Ante ese ejemplar pudo Morante dejar retazos de su gusto y personalidad. Como el hermoso inicio del trasteo, con ayudados por alto. Tambi¨¦n algunos naturales sueltos. O una templada y ligada tanda en redondo. Todo, claro, sin la importancia y emoci¨®n que tendr¨ªa hab¨¦rselo hecho a un toro con casta y trap¨ªo. Ante el primero, a¨²n m¨¢s blando y descastado, abrevi¨® con la muleta antes de mandarlo al otro barrio de un infame bajonazo.
Junto a Morante, hicieron el pase¨ªllo Diego Urdiales y Juan Ortega. Otros dos matadores de corte ¡°artista¡± que torearon de la misma forma que respondi¨® el muy benevolente y nada exigente p¨²blico burgal¨¦s: sin pasi¨®n. El primero cort¨® una oreja del segundo, al que mim¨® a media altura y sin demasiadas apreturas. Mejor colocado, pero al unipase (su oponente no daba para m¨¢s), anduvo Urdiales en el quinto.
M¨¢s espeso, Ortega se fue de vac¨ªo tras una actuaci¨®n pinturera que nunca despert¨® el entusiasmo de los tendidos. Adem¨¢s, sufri¨® muchos enganchones.
As¨ª pues, en el ambiente qued¨® la sensaci¨®n de que todo hab¨ªa sido un mero simulacro. Eso y una muestra muy pobre de compromiso y torer¨ªa. Uno no cumple todos los a?os 25 a?os de alternativa. Qu¨¦ menos que hacerlo ante una corrida de toros digna.
El Torero / Morante, Urdiales, Ortega
Toros de El Torero, impresentables por anovillados y sospechosos de pitones, muy nobles, blandos y descastados.
Morante de la Puebla: bajonazo (silencio); estocada caída (dos orejas).
Diego Urdiales: estocada corta caída (oreja); estocada caída (saludos tras petición minoritaria de oreja).
Juan Ortega: estocada desprendida (saludos tras petición minoritaria); estocada desprendida -aviso- (palmas y sale a saludar tras leve petición).
Plaza de toros de Burgos. 29 de junio. Quinta y última de la Feria de San Pedro y San Pablo. Alrededor de tres cuartos de entrada.
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