Un siglo de canciones, 1.500 artistas
Una ins¨®lita colecci¨®n de cromos ofrece una panor¨¢mica multicolor de la m¨²sica pop hecha en Espa?a
Si el lector tiene la edad que ahora mismo le estoy calculando, puedo atreverme a especular que pertenece a la generaci¨®n de los coleccionistas de cromos. Se supone que es un hobby pasado de moda, pero no se lo crean. Todo ha cambiado: m¨¢s que los ni?os, ahora son los adultos enviciados los que compran colecciones completas, sin tener que recurrir al chalaneo en el Rastro o similares.
Se quejan los adictos de que la gama de cromos se va reduciendo: futbolistas, pilotos de F¨®rmula 1, dinosaurios, Harry Potter, personajes de Disney¡ y poco m¨¢s. Acaba de llegar Canciones: el ¨¢lbum, una iniciativa que ¡ªm¨¢s all¨¢ de la tem¨¢tica¡ª aporta un par de novedades. Cada cromo contiene una o varias portadas de discos. Y buena parte de los cromos llevan un c¨®digo QR que permite escuchar una de las canciones del interfecto. Los cromos pueden ir impresos sobre el ¨¢lbum o, si el comprador es un clasicista, se van pegando p¨¢gina a p¨¢gina.
Los responsables del proyecto Canciones: el ¨¢lbum son dos hist¨®ricos del pop: el disquero Carlos Sanmart¨ªn y el productor Pablo Pinilla. Al hablar con ellos se advierte que han sufrido lo indecible, esencialmente al buscar un orden razonable para tan ingente producci¨®n. Como se puede imaginar, se han visto obligados a hacer peque?as trampas. Los lanzamientos de las figuras de la primera mitad del siglo, las famosas pizarras, que no ten¨ªan portadas: se usaban fundas gen¨¦ricas; aqu¨ª lo han resuelto con dibujos realistas de los vocalistas.
Tengo tambi¨¦n la sospecha de que se han primado las m¨²sicas para el gran p¨²blico y se han olvidado discos m¨¢s r¨ªspidos, m¨¢s experimentales. Escasean los tambi¨¦n llamados discos de culto, de esos que tienen ahora segunda vida en edici¨®n de vinilo (y yo quer¨ªa recomendar, por ejemplo, el sublime Humitat relativa, de Remigi Palmero).
Se agradecen, eso s¨ª, peque?os gui?os, como la presencia de las dos Rosal¨ªas: la de Malamente y la que grab¨® La chica ye-y¨¦ en 1965. Algo que advertimos es la inmensa variedad de subg¨¦neros, estilos, especialidades locales o regionales. Desdichadamente, son los algoritmos de una empresa sueca los que hoy deciden lo que puede sonar o no en las emisoras espa?olas. Y eso incluye a los abundantes locutores que han probado suerte como baladistas o raperos, de Pepe Domingo Casta?o a Tony Aguilar. En realidad, en los tiempos de vacas gordas, aqu¨ª grababa todo el mundo, incluyendo galanes, actrices y vedetes. Y ocasionalmente hasta sal¨ªan discos notables, como los del actor Pedro Mari S¨¢nchez para el sello Polydor. Aparte del contenido fetichista, lo que esboza Canciones: el ¨¢lbum es la historia secreta del negocio discogr¨¢fico en Espa?a.
Babelia
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