El a?o m¨¢s dif¨ªcil de Anna Netrebko
Cuando todav¨ªa pesa sobre ella su pasada defensa de Putin, la soprano rusa afronta en Verona un aluvi¨®n de cr¨ªticas por abordar ¡®Aida¡¯ con la cara pintada de negro
Cuando este jueves caiga el tel¨®n de Aida en Verona, Anna Netrebko se sentir¨¢ algo m¨¢s aliviada. Habr¨¢ pasado otro cap¨ªtulo que ha tra¨ªdo cola en el a?o m¨¢s duro de su carrera, aunque a¨²n tenga por delante, en el mismo escenario, tres d¨ªas con Turandot, la ¨²ltima ¨®pera de Puccini. La cantante rusa sigue levantando pasiones, aunque ¨²ltimamente sean encontradas. La aclaman, como el pasado lunes en el Teatro Real de Madrid, donde fue recibida con una ovaci¨®n antes de abrir la boca, pero tambi¨¦n le atizan, se ceban con ella o ve como algunos teatros suspenden sus contratos, como el Metropolitan de Nueva York. No solo le persigue la guerra de Putin por haber sido una de las mayores valedoras del l¨ªder ruso en el mundo de la ¨®pera durante d¨¦cadas. Tambi¨¦n las pol¨¦micas raciales.
Netrebko recal¨® el lunes en Madrid para dar un concierto en el Universal Music Festival del Real junto a su marido, Yusif Eyvazof. El triunfo con un teatro pr¨¢cticamente lleno le alivi¨® un tanto su estr¨¦s, pero el a?o m¨¢s duro de Netrebko a¨²n no ha terminado. Cuando el pasado 18 de junio apareci¨® en la Arena de Verona para interpretar su papel de la princesa esclava verdiana con la cara pintada de negro, le llovieron cr¨ªticas furibundas y mandobles en las redes sociales por su desfasado black face. Sin entrar en su l¨ªnea de canto, la calificaron de racista y de insensible. La acusaron de burlarse de la raza negra en escena mediante una pr¨¢ctica que, si bien en la ¨®pera no se puso hasta ahora en duda, hoy los tiempos han marcado su pr¨¢ctica como anatema.
La pol¨¦mica subi¨® de tono cuando la soprano estadounidense Angel Blue renunci¨® a cantar en el festival italiano este mismo a?o en se?al de protesta. Iba a debutar como Traviata, pero no lo har¨¢. Si bien a Angel Blue ni se le ocurri¨® pintarse la cara de blanco para interpretar a Violeta Valery, tambi¨¦n Netrebko podr¨ªa haber aparecido en escena con su aspecto eslavo de Krasnodar, donde la soprano rusa naci¨® hace 50 a?os. La soprano arguye junto a los responsables del festival veron¨¦s que en el montaje original de Franco Zeffirelli, as¨ª se hizo desde que se estren¨® en 2006 en La Scala de Mil¨¢n. Y de esa manera, por respeto al guion y a la concepci¨®n original del director de escena, hab¨ªa decidido acometerlo.
Desde la Arena de Verona no vieron venir el vendaval. Quiz¨¢s se hubieran mostrado m¨¢s acordes con los tiempos tras comprobar las reacciones. Pero lejos de rectificar, la directora art¨ªstica, Cecilia Gasdia, se ha mostrado inalterable y se ha negado a cambiar lo que asegura fue la voluntad creativa de Zeffirelli. Este muri¨® en 2019 y lo que hubiese decidido ¨¦l resulta un misterio. Algo ha quedado claro con la pol¨¦mica: que en la ¨®pera a veces cuesta d¨¦cadas aclimatarse a los cambios sociales. M¨¢s en lugares como Verona, poco dados al riesgo art¨ªstico y m¨¢s entregados al circo de las atracciones tur¨ªsticas.
Angel Blue fue clara: ¡°El uso del black face es fruto de tradiciones teatrales arcaicas que no tienen cabida en la actualidad. Es ofensivo, humillante y racista. Basta ya¡±, asegur¨® en un comunicado la cantante, nacida en Los ?ngeles hace 38 a?os. Netrebko, sin embargo, sigui¨® en sus trece y pos¨® para las redes vestida y maquillada de oscuro junto a Eyvazof. Ella no coment¨® nada. Pero ¨¦l se lanz¨® a deg¨¹ello en las redes contra la soprano californiana: ¡°La primera funci¨®n de Aida fue el 18 de junio. ?Por qu¨¦ no cancelaste inmediatamente entonces, en lugar de esperar un mes para hacerlo? Angel Blue, esto es repugnante¡±, le espet¨® la pasada semana.
Bien es cierto tambi¨¦n que, de esta diatriba, los aficionados han acabado conociendo algo m¨¢s tanto a Angel Blue, como a Eyvazof. Netrebko lo impone en sus repartos y conciertos. Si quieren que ella acuda a cualquier lugar, ofrece dos por uno, como ha ocurrido ya en Madrid en dos ocasiones.
Juntos sobrellevan mejor los reveses. Y este a?o, despu¨¦s de que Putin invadiera Ucrania, en casa de la familia Netrebko no han cesado de sucederse las malas noticias. Ella ha lidiado con la situaci¨®n como ha podido. Los teatros le han exigido claridad y la cantante, sin preverlo, se ha visto envuelta en un dilema: ?fidelidad a Putin o salvar su carrera?
Netrebko ha sido uno de los emblemas culturales rusos de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Su imagen dentro de su pa¨ªs solo se tambale¨® cuando adopt¨® tambi¨¦n la nacionalidad austriaca en 2006: ¡°No sabes lo que me ha arreglado la vida un documento de la Uni¨®n Europea¡±, dijo en una entrevista con EL PA?S. Comenz¨® como promesa junto al director Valeri Gergiev en el Teatro Mariinski, de San Petersburgo. Gergiev es la figura central de la, hasta no hace mucho, muy efectiva diplomacia cultural alentada por el presidente ruso desde que este lleg¨® al poder. Tiene m¨¢s influencia en su esfera que cualquier ministro de cultura y tambi¨¦n lo ha pagado caro con varias cancelaciones este a?o.
Netrebko ha apoyado la pol¨ªtica de su pa¨ªs sistem¨¢ticamente. Tras ser lanzada por Gergiev como una de las estrellas j¨®venes de la compa?¨ªa del Mariinski, su carrera despeg¨® internacionalmente en Salzburgo en 2005. Fue cuando protagoniz¨® una electrizante, sensual y provocativa Traviata junto al mexicano Rolando Villaz¨®n.
A partir de ah¨ª, marc¨® ¨¦poca. Ha sido la n¨²mero uno en sus registros de voz durante dos d¨¦cadas. Sus temporadas pivotaban en los grandes teatros del mundo ¡ªde Salzburgo a la Scala milanesa y del Met al Covent Garden londinense, Berl¨ªn o la ?pera de Par¨ªs¡ª un a?o s¨ª y otro tambi¨¦n. Afront¨® con ¨¦xito los cambios de su voz readapt¨¢ndola a diversos repertorios y nunca baj¨® un escal¨®n en su pedestal de reina. Jam¨¢s se puso en duda su poder¨ªo esc¨¦nico ni su vocalidad superdotada.
Pero todo ha cambiado desde el 24 de febrero pasado. Su primera reacci¨®n fue tibia en la condena a la acci¨®n de Putin. Le cancelaron los contratos en el Met neoyorquino con car¨¢cter inmediato. Peter Gelb, su director art¨ªstico, hab¨ªa sido uno de sus mayores valedores en todo el mundo. Pero las palabras de Netrebko no fueron suficientes para evitar su ca¨ªda del cartel no solo en Nueva York, tambi¨¦n en Z¨²rich, Berl¨ªn, Baden-Baden o Hamburgo, donde su actuaci¨®n se traslad¨® al 7 de septiembre pr¨®ximo en espera de que rectificara.
A nadie le hab¨ªan satisfecho las primeras reacciones de quien celebr¨® su 50? cumplea?os en el Kremlin en 2021 o fue elegida para cantar el himno nacional durante la apertura de los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno de Sochi en 2014. Su cercan¨ªa a Putin se consider¨® siempre m¨¢s que evidente: ¡°El dolor y el sufrimiento me rompen el coraz¨®n. Sin embargo, no es correcto obligar a los artistas u otras figuras p¨²blicas a pronunciarse pol¨ªticamente y denunciar a su pa¨ªs de origen¡±, asegur¨® nada m¨¢s comenzar la guerra.
Cuando comprob¨® el cataclismo que se abr¨ªa en su agenda se mostr¨® m¨¢s contundente, aunque para muchos teatros ya fue tarde: ¡°Condeno expresamente la guerra contra Ucrania y mis pensamientos est¨¢n con las v¨ªctimas de esta guerra y sus familias. Mi posici¨®n es clara. No soy miembro de ning¨²n partido pol¨ªtico ni soy partidaria de ning¨²n dirigente ruso. Reconozco y lamento que acciones o declaraciones m¨ªas en el pasado hayan podido ser malinterpretadas¡±, afirmaba.
Pero no se quedaba ah¨ª. Concretaba: ¡°De hecho, solo me he reunido con el presidente Putin un pu?ado de veces en toda mi vida, sobre todo con motivo de la entrega de premios en reconocimiento a mi arte o en la ceremonia de inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos. Por lo dem¨¢s, nunca he recibido ninguna ayuda econ¨®mica del Gobierno ruso y vivo y soy residente fiscal en Austria. Amo a mi patria, Rusia, y solo busco la paz y la unidad a trav¨¦s de mi arte. Despu¨¦s de tomarme mi anunciado descanso, volver¨¦ a actuar a finales de mayo, inicialmente en Europa¡±.
?Putin? ?Qui¨¦n es Putin? Netrebko tomaba as¨ª claramente partido: salvar su carrera por encima de todo. De todas formas qued¨® seriamente tocada. Aunque puede que se trate nada m¨¢s que de un mero rasgu?o, consciente de que le quedan todav¨ªa unos cuantos a?os de plenitud por delante. Para relajarse, como ha contado en este peri¨®dico alguna vez, puede que tire de algunas de las aficiones que m¨¢s la evaden: disparar por el campo con un Kalashnikov.
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