¡®Quienes aprietan el gatillo no leen libros¡¯, por Orhan Pamuk
El escritor turco, premio Nobel de Literatura y amenazado por radicales, apuesta, al hilo del atentado contra Salman Rushdie, por no relajar la seguridad y por desconfiar de responder ¡°a las palabras con palabras¡±
A lo largo de los ¨²ltimos veinte a?os he mantenido unas cuantas conversaciones extensas con escritores que han recibido amenazas de muerte, especialmente por parte de ¡°islamistas¡± o ¡°extremistas isl¨¢micos¡±. O con escritores que, por razones diversas, viven amenazados en pa¨ªses musulmanes y deber¨ªan estar protegidos por guardaespaldas. Yo soy uno de ellos. Durante los ¨²ltimos quince a?os, he estado protegido en mi vida p¨²blica por guardaespaldas asignados por el Gobierno turco. Por muy amables que sean los guardaespaldas, o por mucho que se esfuercen en no dejarse ver, la experiencia no resulta agradable. S¨¦ por mi propia situaci¨®n que, despu¨¦s de los primeros a?os de mayor peligro, el escritor protegido quiere creer que ¡°lo peor ya ha pasado¡±; tal vez ya no necesite guardaespaldas y pueda volver a su vida anterior, hermosa y ¡°normal¡±. La mayor¨ªa de las veces esta no es una decisi¨®n realista. Por eso, las universidades, las organizaciones, las fundaciones y las ciudades que invitan a un escritor amenazado deber¨ªan proteger autom¨¢ticamente su seguridad, independientemente de lo que el escritor pueda pensar o afirmar sobre su condici¨®n.
Algunos amigos que saben que estoy escribiendo este breve art¨ªculo me han advertido, con raz¨®n, que tenga cuidado, aun sabiendo que estoy protegido por guardaespaldas
Cada vez que un escritor sufre un ataque f¨ªsico, todo el mundo empieza a hablar de responder a las palabras con palabras, a los libros con m¨¢s libros. Pero, ?tiene sentido este viejo adagio? Normalmente, quienes aprietan el gatillo o empu?an el cuchillo suelen haber le¨ªdo muy pocos libros en su vida. De haber le¨ªdo m¨¢s libros, o de haber estado en condiciones de escribir uno ellos mismos, ?habr¨ªan sido capaces de ejercer este tipo de violencia? ?Habr¨ªan podido conseguir que les publicaran su libro? Reconocer el papel de las diferencias de clase en la sociedad ¡ªla sensaci¨®n de ser ciudadanos de segunda o tercera clase, de sentirse invisibles, no representados, no importantes¡ª en este tipo de atentados salvajes contra los escritores, los libros y la libertad de expresi¨®n no socava nuestra defensa de esa libertad de expresi¨®n. Al contrario, el hecho de recordar las diferencias culturales y de clase y los resentimientos nacionalistas que a menudo subyacen tras este tipo de amenazas y ataques solo puede servir para reforzar nuestro compromiso con la libertad de expresi¨®n.
Tambi¨¦n resulta deprimente ver la manera en que este atentado atroz a Salman Rushdie ha recibido la aprobaci¨®n, el aplauso y la alegr¨ªa conspicua no solo en Ir¨¢n, sino tambi¨¦n en muchos otros pa¨ªses musulmanes. Aquellas personas de los pa¨ªses musulmanes que sinceramente deploran y condenan el atentado solo lo hacen a puerta cerrada y entre amigos, e incluso quienes defienden la libertad de expresi¨®n se niegan a pronunciarse. Algunos amigos que saben que estoy escribiendo este breve art¨ªculo me han advertido, con raz¨®n, que tenga cuidado, aun sabiendo que estoy protegido por guardaespaldas.
Orhan Pamuk es escritor y Premio Nobel de Literatura en 2006
Babelia
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