¡®Don¡¯t Worry Darling¡¯: Olivia Wilde estrena al fin la pel¨ªcula m¨¢s pol¨¦mica del festival de Venecia
El filme, que entre otras complicaciones acumula una protagonista que evita hablar de ella o versiones discordantes sobre el despido de un actor, no convence en la Mostra
Tal vez la mejor noticia para Olivia Wilde ¡ªpuede que la ¨²nica buena¡ª sea que al fin su pel¨ªcula Don¡¯t Worry Darling se ha estrenado. Quiz¨¢s as¨ª termine la serie de catastr¨®ficas desdichas que ha rodeado al filme desde su rodaje hasta hoy lunes, d¨ªa de su debut mundial, fuera de concurso, en el festival de Venecia. Una actriz protagonista que evita hablar del largo; un int¨¦rprete que fue sustituido por una estrella del pop (Harry Styles) que, ahora, es la nueva pareja de la cineasta; sospechas de comportamientos inapropiados en el plat¨®, v¨ªdeos privados aireados y m¨¢s golpes de efecto personales y creativos... tanto que la historia que rodea a la pel¨ªcula bien podr¨ªa ser un thriller. Incluso uno mejor que Don¡¯t Worry Darling. Porque la proyecci¨®n en la Mostra tampoco regal¨® demasiadas alegr¨ªas a Wilde. Recibi¨® un aplauso tibio. Y poco m¨¢s. Un contraste chocante con el ruido que ven¨ªa generando la obra. Su historia suma tantos cap¨ªtulos que conviene ir con orden. Empezando por el final.
Porque hasta en su rueda de prensa en Venecia hoy la pel¨ªcula sufri¨® otro sobresalto. El d¨ªa antes se supo que su int¨¦rprete principal, Florence Pugh, no comparecer¨ªa ante los micr¨®fonos. La raz¨®n oficial alude a la agenda, a la colisi¨®n con el rodaje de la segunda parte de Dune. Y es cierto que la actriz s¨ª desfil¨® por la alfombra roja antes del pase de gala, por la noche. Pero la decisi¨®n prolonga su silencio respecto al filme. Mientras, a falta de su versi¨®n, hablan todas las dem¨¢s.
¡°Florence es una fuerza. Estamos agradecidos de que consiga estar aqu¨ª esta noche y de que podamos celebrar juntos. Ha sido un honor tenerla como protagonista. En cuanto a todo el cotilleo, internet se alimenta de eso, est¨¢ suficientemente bien alimentado y no voy a contribuir¡±, cort¨® por la ma?ana Wilde la inevitable pregunta sobre el elefante en la habitaci¨®n. O, m¨¢s bien, ausente en ella. El interrogante mencionaba peleas con Pugh. Pero esa parte fue ignorada. Y peor suerte sufri¨® la siguiente cuesti¨®n, sobre el protagonista masculino original del filme, Shia LaBeouf: ¡°Ya ha sido contestada con la referencia a internet¡±.
Es cierto que la red est¨¢ llena de material para investigar la cuesti¨®n. El 24 de agosto, Wilde dio a entender a Variety que elimin¨® al actor debido a su comportamiento: ¡°Su proceso no se alineaba con el ethos que exijo. [¡] Crear un ambiente seguro es la mejor manera de llevar a la gente a hacer un buen trabajo. Y mi responsabilidad final es hacia la producci¨®n y el reparto, para protegerlos¡±. Pero el int¨¦rprete contact¨® con la misma revista. Y le rebot¨® varios correos intercambiados con la directora para ofrecer otra verdad. ¡°T¨² y yo sabemos las razones de mi salida. Dej¨¦ tu pel¨ªcula porque tus actores y yo no encontramos tiempo para ensayar¡±, escrib¨ªa LaBeouf en uno. Adem¨¢s, comparti¨® un v¨ªdeo que presuntamente le hab¨ªa enviado Wilde y que, luego, termin¨® online. En la grabaci¨®n, la cineasta dec¨ªa que confiaba en que LaBeouf y Pugh pudieran ¡°hacer las paces¡± y que todav¨ªa no estaba ¡°lista para rendirse¡± sobre la cuesti¨®n. El apodo ¡°Miss Flo¡± y el tono ir¨®nico con que la directora se refer¨ªa a la actriz, sin embargo, no habr¨¢n contribuido a destensar el clima.
Una vez desaparecido LaBeouf ¡ªque, para disfrute del cotilleo, anda en el festival, para presentar Padre P¨ªo, de Abel Ferrara¡ª, el papel recay¨® en Styles. Semanas despu¨¦s, Wilde anunci¨® otra decisi¨®n clave: el fin de su relaci¨®n de nueve a?os con el actor Jason Sudeikis. Pasaron unos cuantos meses y el exdivo de One Direction, hoy solista igual de adorado por el p¨²blico, empez¨® a ser fotografiado de la mano con la directora. Las apariciones de la pareja han continuado hasta el punto de asumir su oficialidad. Y un ej¨¦rcito de j¨®venes se plant¨® desde primera hora ante la alfombra roja del certamen, dispuesto a esperar horas solo para ver un instante al cantante y envidiar a la directora. ¡°M¨²sico y actor son profesiones opuestas en muchos puntos de vista. Pero en ninguna de las dos sabes nunca hacia d¨®nde vas¡±, declar¨® Styles.
El pasado abril, la pel¨ªcula tambi¨¦n vir¨® hacia otro destino inesperado. Y volvi¨® a cruzarse con la vida real: mientras Wilde presentaba Don¡¯t Worry Darling desde un escenario, alguien se acerc¨® a entregarle un sobre. La directora lo abri¨® y se encontr¨® con los papeles de la custodia de sus dos hijos con Sudeikis. El actor ha negado conocer el peculiar plan de sus abogados, pero la cineasta ha dejado claro que no le cree.
Nada tan conflictivo podr¨ªa haber pasado en Don¡¯t Worry Darling. O, al menos, en su comienzo. Porque el filme cuenta la maravillosa vida de Alice y Jack. Y de los habitantes de la id¨ªlica comunidad de Victory. Ellos trabajan. Ellas cuidan del hogar y preparan la cena que sus maridos disfrutar¨¢n. Y todos juntos alimentan la utop¨ªa que lidera el carism¨¢tico gur¨² Frank. Hasta que Alice empieza a hacerse alguna que otra pregunta. Y, poco a poco, trae a la urbanizaci¨®n lo ¨²nico que est¨¢ vetado: disenso. Y, finalmente, caos.
¡°Nos gustan las pel¨ªculas que sean caballos de Troya, que entretengan, pero generen un debate, una provocaci¨®n. Las rupturas son fundamentales para nuestra sociedad¡±, afirm¨® Wilde. Aunque su obra cumple solo a medias con el objetivo. Con ecos de El show de Truman y la reciente serie Separaci¨®n, Don¡¯t Worry Darling puede verse como una met¨¢fora de la opresi¨®n del patriarcado y del sistema capitalista. Ofrece, adem¨¢s, una par¨¢bola sobre el despertar feminista y su potencia revolucionaria. Y una respuesta, por si hiciera falta, a qui¨¦n se pregunta por qu¨¦ es necesario que la mitad del mundo que el cine siempre ha acallado pueda filmar sus historias.
El problema es que el largo insiste tanto, y durante tanto tiempo, en construir su cl¨ªmax, que la atenci¨®n de muchos se rendir¨¢ antes. Se intuye la meta final, de ah¨ª que lo importante ser¨ªa el c¨®mo llegar: sin embargo, apenas surgen un par de desv¨ªos fuera de los esquemas. Al menos, eso s¨ª, el final logra te?ir de ¨¦pica el empoderamiento femenino. ¡°Quiero que las mujeres sientan que su voz es escuchada, que se sientan inspiradas por la protagonista¡±, dijo la cineasta. Y estos d¨ªas subray¨® con iron¨ªa que ning¨²n hombre experimenta un orgasmo en su filme. Sin embargo, tuvo que cortar del tr¨¢iler una secuencia de sexo oral a la protagonista para evitar que el acceso a la pel¨ªcula terminara restringido en EE UU para ciertos p¨²blicos. El en¨¦simo golpe a la pel¨ªcula. A saber si es el ¨²ltimo.
En el otro filme del d¨ªa, apenas hay una voz femenina. Aunque resulta la ¨²nica l¨²cida. Porque ninguno de los hombres de The Banshees of Inisherin, de Martin McDonagh ¡ªque ya triunf¨® en Venecia con Tres anuncios en las afueras¡ª, parece capaz de lidiar con el conflicto que se plantea en el arranque. Toda una lecci¨®n, por otro lado, de cine y de s¨ªntesis: P¨¢draic se acerca a la ventana de una casa. ¡°?Colm, vamos al pub?¡±, infiere. Pero el otro, dentro, ni se inmuta. ¡°Son las dos¡±, insiste el primero. Ninguna respuesta. El espectador, en cambio, ya lo ha entendido todo: una amistad de toda la vida se acaba de romper.
La obra atrapa, envuelve, pese a que a ratos el guion parece m¨¢s interesado en resultar brillante que emocionar. En los espectaculares y remotos paisajes de una isla irlandesa, los personajes de Colin Farrell y Brendan Gleeson hablan de la masculinidad t¨®xica, de la que no sabe expresarse y de la que s¨ª acepta emocionarse; pero tambi¨¦n de la guerra civil, de la arrogancia intelectual y de buscarle un sentido a la vida. Grande, trascendente, como la m¨²sica. O much¨ªsimo m¨¢s sencillo: tan solo ser amable.
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