¡®La lechera¡¯, de Vermeer, ten¨ªa debajo el boceto de una cesta y un colgador con jarras
La primera versi¨®n de la obra se ha descubierto al estudiarla a fondo para la retrospectiva que prepara el Rijksmuseum de ?msterdam en 2023
Johannes Vermeer (Delft, 1632-1675), el pintor de los interiores calmos del Siglo de Oro holand¨¦s, guardaba un secreto debajo de La lechera, uno de sus cuadros m¨¢s famosos. La primera versi¨®n de la obra ten¨ªa una canasta de mimbre de sauce y un colgador para jarras en el cuarto donde la joven prepara un pastel de pan. En la versi¨®n definitiva, quit¨® ambos accesorios para dejar la pared lisa dando un aspecto mucho m¨¢s sereno a la composici¨®n. El boceto se ha descubierto durante los trabajos preparatorios de la mayor retrospectiva dedicada al artista en la historia del Rijksmuseum, de ?msterdam, ¡ªprevista para el 10 febrero de 2023¡ª en colaboraci¨®n con la galer¨ªa Mauritshuis, de La Haya. Poco prol¨ªfico, solo se conocen hoy unas 35 obras suyas, y la sala de la capital holandesa espera exhibir al menos 27, repartidas ahora por el mundo.
Estudios anteriores ya suger¨ªan la presencia de la cesta para la le?a. Ahora se ha concluido que el estaba all¨ª y era de mimbre de sauce. Pod¨ªa encontrarse adem¨¢s en muchos hogares holandeses en el siglo XVII. Tanto esta pieza como el colgador figuraban en el inventario de sus posesiones elaborado a la muerte de Vermeer, de modo que se sabe que los ten¨ªa en su casa. ¡°Con las nuevas t¨¦cnicas de an¨¢lisis de las capas m¨¢s profundas de la pintura hemos encontrado ambos objetos, y como los cuadros de Vermeer son casi fotogr¨¢ficos, pensamos que es as¨ª como los pint¨® desde el principio. Pero hemos visto que llegaba a la composici¨®n final, que atrae por su sosiego, con gran trabajo,¡± dice Taco Dibbits, director del Rijksmuseum, en conversaci¨®n telef¨®nica.
Los expertos del museo pensaban que hab¨ªa algo en la pared que est¨¢ detr¨¢s de la joven sirvienta, pero no sab¨ªan de qu¨¦ se trataba. ¡°La idea original encaja en el desarrollo del cuadro. La joven prepara un pastel de pan, y hay leche y una jarra de cerveza en la mesa, pero falta un lugar donde guardar las jarras. Ahora sabemos que Vermeer hab¨ªa puesto el colgador¡±, sigue Dibbits. En el cuadro que puede admirarse hoy, la pared est¨¢ desnuda y hay una baldosas de porcelana de Delft a modo de rodapi¨¦. En el suelo, hay una estufa cuadrada de madera para calentar los pies.
Los preparativos para la retrospectiva incluyen m¨¢s an¨¢lisis del resto de los cuadros que ser¨¢n expuestos en ?msterdam, y el Rijksmuseum solo presentar¨¢ los que se puedan atribuir sin lugar a dudas al pintor. ¡°Hay un par de obras con opiniones contrarias sobre la autor¨ªa, entre ellas una en la National Gallery of Art, de Washington, y lo estamos analizando. Antes de la muestra esperamos dar nuestra opini¨®n, porque ni siquiera Vermeer vio en vida 27 obras suyas juntas. De modo que si alguna no es presentada, explicaremos el motivo¡±, se?ala Dibbits.
Las pinturas de Vermeer se ha hecho famosas porque invitan a la contemplaci¨®n, con sus escenas dom¨¦sticas y la luz matizada que se filtra por unos ventanales situados a la izquierda del espectador. Muestran tambi¨¦n la sutileza con que el artista eleva el trabajo cotidiano de una sirvienta, como en La lechera, al componer la escena de la misma forma que con las damas burguesas. Por otro lado, plasma unos exteriores, como en La callejuela, o en la propia La vista de Delft que parecen ajenos a los avatares hist¨®ricos que vivi¨®. Vermeer era un adolescente de 16 a?os cuando concluy¨® la Guerra de los 80 a?os (1568-1648) la revuelta encabezada por Guillermo de Orange contra Felipe II de Espa?a. Esa pugna propicio el nacimiento de Pa¨ªses Bajos y B¨¦lgica, y domin¨® tambi¨¦n la vida cotidiana con grandes altibajos, ya que hubo una tregua de 12 a?os entre 1609 y 1621. Sin embargo, nada en la producci¨®n del pintor recuerda ese periodo hist¨®rico.
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