La ¡°muestra imposible¡± de Vermeer solo se ver¨¢ en los m¨®viles
El museo Mauritshuis y Google dise?an una aplicaci¨®n que permite recorrer los pasillos de una muestra digital donde cuelgan las 36 obras del genio holand¨¦s
Las salas est¨¢n llena de cuadros, pero vac¨ªas. En las paredes cuelgan todas las obras de Johannes Vermeer juntas, por primera vez en la historia. Sin embargo, ning¨²n visitante ha acudido a tama?o acontecimiento. De ah¨ª que uno disfrute de un paseo solitario por la muestra, con la ¨²nica compa?¨ªa de las creaciones del maestro holand¨¦s. Tampoco parece haber vigilantes: la ocasi¨®n perfecta para acercarse a una distancia milim¨¦trica y estudiar cada pincelada de La joven de la perla o La lecci¨®n de m¨²sica. Sus organizadores la llaman ¡°la exposici¨®n imposible¡±: han logrado reunir 36 obras, esparcidas por siete pa¨ªses y 18 museos. Hasta han rescatado El concierto: robada en 1990 y en paradero desconocido desde entonces, cuelga junto con las otras joyas.
El acceso, adem¨¢s, es gratuito. Aunque s¨ª exige un requisito: un m¨®vil inteligente de ¨²ltima generaci¨®n. Porque la exposici¨®n solo existe dentro del tel¨¦fono. Milagros de la tecnolog¨ªa. En concreto, de la realidad aumentada. Esta ¡°pocket gallery" [galer¨ªa de bolsillo] ya se puede visitar desde todo el mundo, en el marco del proyecto Conoce a Vermeer, lanzado este lunes por Google Arts and Culture, la rama cultural de la compa?¨ªa, y el museo Mauritshuis de La Haya. Primero, el usuario proyecta en su pantalla el edificio digital donde se exponen las 36 obras. Basta un clic, y se entra en una de las siete salas. A partir de ah¨ª, es posible moverse por los pasillos tocando con el dedo un punto en el espacio. U optar por una opci¨®n m¨¢s realista: caminar literalmente, lo cual se refleja en un avance en el mundo virtual. La prueba dejar¨¢ boquiabierto a m¨¢s de uno, ante un presente tan futurista. Aunque tambi¨¦n puede generar escepticismo y preocupaci¨®n: ?para qu¨¦ visitar los vermeer originales si est¨¢n expuestos para siempre en el m¨®vil? ?Las muestras digitales quieren fagocitar las reales?
¡°Es un punto de inflexi¨®n. Tecnolog¨ªa, arte, narrativa, realidad virtual y aumentada se han juntado en una misma creaci¨®n¡±, presume Lauren Gaveau, responsable del laboratorio de Google Arts and Culture, ubicado en Par¨ªs y adonde la compa?¨ªa invit¨® a un grupo de periodistas a descubrir su ¨²ltima ocurrencia. Y una de las que m¨¢s les enorgullece, insisten. A su lado, Emilie Gordenker, directora del Mauritshuis, tambi¨¦n sonr¨ªe. Al fin y al cabo, suya es la idea original.
¡°Se parece bastante a lo que imagin¨¦¡±, reconoce Gordenker. En 2003, el Prado lleg¨® a juntar hasta nueve vermeer en una misma exposici¨®n. Pero hace un a?o la directora del?Mauritshuis le plante¨® a Gaveau mucho m¨¢s: reunirlos todos; Gordenker sab¨ªa que en el mundo f¨ªsico, entre obras fr¨¢giles, centrales para sus respectivas colecciones y una desaparecida, no habr¨ªa manera. Pero, ?por qu¨¦ no intentarlo digitalmente? As¨ª que expertos de Google y del museo se adentraron juntos en territorio desconocido. Porque, ?c¨®mo ha de ser una galer¨ªa virtual? ¡°Estudiamos c¨®mo reflejar los distintos tama?os de las obras. Pensamos si deber¨ªa haber bancos. Barajamos opciones raras, como un rascacielos¡±, se r¨ªe Andy Joslin, responsable t¨¦cnico de la creaci¨®n, que tan solo precis¨® tres meses. Finalmente, dise?aron un espacio as¨¦ptico, casi id¨¦ntico a una galer¨ªa real. ¡°Para que el usuario se sintiera en un lugar familiar. Lo importante, el centro de la experiencia, siguen siendo los cuadros¡±, aclara Gordenker.
Pero, de todos los artistas, ?por qu¨¦ Vermeer? ¡°Tiene una cantidad de obras abarcable y definida. Traspasa el tiempo y las fronteras. Hay a¨²n muchas preguntas sobre su vida y su creaci¨®n. Y cuenta con seguidores que intentan ver todos sus cuadros al menos una vez¡±, explica Gordenker. Para ello, han de pasar por su Mauritshuis, que acoge tres vermeer, incluido La joven de la perla. Y que ofrece al visitante otra unicidad: un peque?o museo, que expone solo obras de pintores holandeses del siglo XVII, en una casa de la misma ¨¦poca.
Gordenker no teme que la muestra digital sacie el apetito de Vermeer por el mundo. Al rev¨¦s, conf¨ªa en que el proyecto aumente las visitas a su centro y a los otros museos que contribuyeron (como el Metropolitan de Nueva York o el Rijksmuseum de ?msterdam). Aunque promete que no es ese el objetivo principal. Adem¨¢s de la galer¨ªa de bolsillo, la web lanzada este lunes busca ser una enciclopedia del genio: informaci¨®n, v¨ªdeos, an¨¢lisis y realidad virtual aportan una marea de piezas de lo m¨¢s distintas para completar el puzle sobre el pintor. Y, de paso, encender una chispa de curiosidad que se traslade al mundo real. O, cuando menos, posibilitar el acceso a su obra incluso a quien jam¨¢s podr¨ªa visitarla.
Sin embargo, impacto y tir¨®n del proyecto est¨¢n por ver. Desde Google Arts and Culture subrayan que, desde su nacimiento en 2011, su web ya ha recibido m¨¢s de 66 millones de usuarios, que se quedan en media unos dos minutos y medio. Para la compa?¨ªa y el Mauritshuis, Conoce a Vermeer y su galer¨ªa ofrecer¨¢n adem¨¢s informaci¨®n sobre h¨¢bitos e intereses del p¨²blico, ¨²tiles para futuras muestras e iniciativas. Y para decidir si replicar el modelo con otros artistas. Aunque, finalmente, depender¨¢ de los visitantes. Al menos en eso, arte digital y real se parecen: una obra sin p¨²blico siempre se siente sola.?
Cr¨ªticas y dudas
El Google Art Project naci¨® en 2011, de la mente de Amid Sood. A la saz¨®n, ofrec¨ªa en Internet im¨¢genes en alt¨ªsima calidad de cuadros cedidos por 17 museos europeos y de EE UU, para que cualquiera pudiera contemplarlos en su ordenador. Siete a?os despu¨¦s, el proyecto ha pasado a llamarse Google Arts and Culture y ha adquirido dimensiones gigantescas: luce seis millones de creaciones, procedentes de 1.800 instituciones (como el Reina Sof¨ªa, el Thyssen, el D'Orsay o la National Gallery), y 80 pa¨ªses. El nivel de zoom que ofrece hizo llorar al hijo de Marc Chagall: al acercarse con el ojo digital a la c¨²pula de la ¨®pera de Par¨ªs pudo comprobar que su padre le hab¨ªa incluido en un fresco.
Su web es un oceano inabarcable: hay v¨ªdeos en realidad virtual sobre la historia del cine, una grabaci¨®n de acrobacias en el Guggenheim de Bilbao, un relato multimedia por los ferrocarriles de la India, un reportaje sobre las mujeres m¨¢s rompedoras del arte latinoamericano o una recopilaci¨®n del patrimonio afgano o coreano.
A medida que el proyecto crec¨ªa, se redujo el escepticismo de los museos, aunque los argumentos en contra persisten: algunas instituciones temen perder tanto vistantes reales como derechos de autor sobre las obras; el Prado y el Louvre figuran entre los menos entregados a los brazos de Google. Sood siempre defendi¨® que solo ofrece un complemento y que jam¨¢s podr¨ªa sustituir la emoci¨®n de encontrarse ante el Guernica o La libertad guiando al pueblo. Y Laurent Gaveau, responsable del laboratorio del Google Arts and Culture, insiste en que son los museos quienes deciden qu¨¦ exponer y cu¨¢ndo. Google sostiene que solo aporta la visibilidad y tecnolog¨ªa necesaria. "No hay que exagerar con la presencia de lo digital", agrega Gaveau.
A la espera de calcular, tal vez en unos a?os, si la oferta digital de arte reduce la afluencia a la f¨ªsica, varias dudas y criticidades siguen rodeando la iniciativa. Acusado al principio de discriminaci¨®n, el portal ha aumentado la presencia de museos de Asia y Am¨¦rica Latina. Sin embargo, ?frica apenas cuenta con un pu?ado de instituciones. El propio Gaveau lo subraya como el principal reto pendiente.
A la vez, uno de sus lanzamientos m¨¢s virales, #ArtSelfie, recibi¨® acusaciones de racismo. El usuario se saca una foto y la aplicaci¨®n encuentra su doble en el mundo del arte. Una mujer de EE UU fue aparejada con un retrato que result¨® ser de su abuela, y pintado por su abuelo. En general, unos 80 millones de usuarios, de distinto origen, g¨¦nero y raza, ya lo han intentado. Sin embargo, el resultado es casi siempre... blanco. "Por desgracia las colecciones a lo largo de la historia las han juntado y organizado las clases m¨¢s altas y poderosas, y por eso se refleja as¨ª. De todos modos estamos buscando garantizar un mayor equilibrio y esas cr¨ªticas casi han desaparecido", dice Gaveau.
Finalmente, la imagen de Google tambi¨¦n es m¨¢s discutida que hace a?os. El buen samaritano que regala servicios es hoy visto por cada vez m¨¢s internautas como un monopolista que se nutre de datos privados de sus usuarios. La UE ha multado en distintas ocasiones a Google y est¨¢ chocando frontalmente con la compa?¨ªa por la reforma del copyright. ?Afecta todo esto al?Google Arts and Culture? Gaveau sonr¨ªe: "Mire, acabamos de firmar un proyecto conjunto con la Comisi¨®n Europea. La nuestra es una iniciativa seria y de largo plazo, pase lo que pase alrededor".
Babelia
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