La elecci¨®n de Jean-Luc Godard: cu¨¢ndo, c¨®mo y d¨®nde morir
La muerte por suicidio asistido de Godard saca a la luz una pr¨¢ctica legal y extendida en Suiza, pero que raramente publicitan personas famosas como el cineasta
Jean-Luc Godard eligi¨® cu¨¢ndo y c¨®mo morir. El momento: martes 13 de septiembre por la ma?ana. El lugar: su casa en Rolle (Suiza), el pueblo de 5.000 habitantes a orillas del lago Leman donde llevaba d¨¦cadas viviendo, y que ¨¦l mismo film¨® en alguna de sus obras. El m¨¦todo: por suicidio asistido, autorizado por la legislaci¨®n suiza.
Godard, figura de la nouvelle vague y revolucionario del s¨¦ptimo arte, es posiblemente la persona m¨¢s famosa de la que se ha sabido que haya puesto fin as¨ª a sus d¨ªas. Muri¨® ¡°rodeado de sus allegados¡± y ¡°apaciblemente¡±, escribi¨® el diario Lib¨¦ration citando a su pareja, Anne-Marie Mi¨¦ville, y sus productores. Un allegado declar¨® al mismo diario que ¡°no estaba enfermo, simplemente estaba agotado¡±. Patrick Jeanneret, amigo suyo, matiz¨® en declaraciones recogidas por la cadena p¨²blica suiza RTS que el cineasta sufr¨ªa ¡°m¨²ltiples patolog¨ªas incapacitantes¡±. El entorno del cineasta explic¨® tambi¨¦n a los medios que habr¨ªa preferido que la noticia se conociese unos d¨ªas despu¨¦s para vivir la jornada ¡°con serenidad¡±, pero acab¨® filtr¨¢ndose.
No han trascendido m¨¢s detalles de la escena final, aunque es f¨¢cil figurarse c¨®mo pudo ocurrir: el procedimiento suele ser siempre similar y ha aparecido retratado ver¨ªdicamente en pel¨ªculas como Todo ha ido bien, de Fran?ois Ozon (2021), o en documentales como La elecci¨®n de Jean, de St¨¦phanie Malphettes et Stephan Villeneuve (2005). La persona que desea morir se recoge en su casa o en otra residencia en presencia, como m¨ªnimo, de un acompa?ante de una asociaci¨®n de ayuda a la muerte digna y de un testigo o, m¨¢s habitualmente, un familiar o amigo (o varios). Se toma ¨¦l mismo ¡ªesto es capital: nadie puede hacerlo en su lugar, no es una eutanasia¡ª un frasco con la poci¨®n letal, o activa ¨¦l mismo la inyecci¨®n. Se apaga. Una vez muerto, el miembro de la asociaci¨®n llama a la polic¨ªa y al m¨¦dico que certifica el deceso.
¡°Yo he ayudado a algunas personas¡±, explica por tel¨¦fono Jean-Jacques Bise, copresidente de Exit Suisse Romande, la asociaci¨®n de la Suiza franc¨®fona que ayud¨® a morir a Godard, y que, solo en 2021, tambi¨¦n asisti¨® a 421 personas m¨¢s. ¡°Se desarrolla siempre en una gran serenidad¡±, describe Bise, quien especifica que ¨¦l desconoce los detalles de la muerte del cineasta y que, aunque los conociera, no podr¨ªa revelarlos.
Godard llevaba tiempo pensando en la posibilidad del suicidio asistido. En una entrevista con la RTS en 2014, el periodista inici¨® una pregunta dici¨¦ndolo: ¡°Cuando usted muera, lo m¨¢s tarde posible...¡±. El cineasta le interrumpi¨®: ¡°No, lo m¨¢s tarde posible, no.¡± Y a?adi¨®: ¡°Seguir por fuerza no es lo que m¨¢s deseo. Si estoy demasiado enfermo, no me apetece nada que me arrastren con una carretilla¡±. Cuando el periodista le pregunt¨® si pensaba en el suicidio asistido, respondi¨®: ¡°S¨ª¡±. Pero aludi¨® a las posibles dificultades legales para recurrir a esta muerte si no se padecen enfermedades. ¡°A menudo les pregunto a mi m¨¦dico y a mi abogado: ¡®Si vengo a pediros barbitural [sic] o como se llame [pentobarbital], o morfina, ?me lo dar¨¦is?¡¯ No tengo a¨²n una respuesta favorable¡±.
El suicidio como motor art¨ªstico
El suicidio es uno de los temas de la obra y la vida de Godard. El cr¨ªtico estadounidense Richard Brody, en su ensayo Everything is cinema. The Working Life of Jean-Luc Godard, cuenta que, en los a?os cincuenta, una de las primeras pel¨ªculas que quiso hacer, y no lo logr¨®, fue una adaptaci¨®n de El mito de S¨ªsifo de Albert Camus, que arranca con la famosa frase: ¡°El ¨²nico problema filos¨®fico serio es el suicido¡±. En su biograf¨ªa de Godard, Antoine de Baecque relata que una vez, por la misma ¨¦poca, el tambi¨¦n cineasta ?ric Rohmer lo encontr¨® en un estudio en el que viv¨ªa ¡°ba?ado en sangre despu¨¦s de una tentativa de suicidio por una historia de amor que acab¨® mal¡±. Ya consagrado, y durante su matrimonio con la actriz Anna Karina en los sesenta, sufri¨® varias crisis depresivas y una vez, escribe De Baecque, ¡°se cort¨® las venas, pero la tentativa de suicidio no fue hasta el final: no quiere morir, quiere sufrir¡±. El bi¨®grafo registra otro intento a finales de aquella d¨¦cada, cuando estaba casado con la actriz Anne Wiazemnsky, esta vez con barbit¨²ricos, ¡°y despu¨¦s intent¨® tirarse por la ventana¡±.
El anciano Godard viv¨ªa en Suiza, uno de los pa¨ªses con una legislaci¨®n m¨¢s permisible para el suicidio asistitido. Lo permite el art¨ªculo 115 del C¨®digo Penal de 1937, y es sobre esta base que, desde hace una veintena de a?os, la pr¨¢ctica se ha extendido. Lo explica el abogado suizo Yves Grandjean, especialista en la materia: ¡°El C¨®digo Penal habla de la ayuda al suicidio diciendo que no es punible bajo dos condiciones. La primera es que no haya un m¨®vil ego¨ªsta por parte de la persona que ayuda. Para resumir: entregar la cuerda con la mano derecha y con la izquierda agarrar el testamento con la tinta caliente. La segunda es la capacidad de discernimiento de la persona que desea marcharse. No se dar¨¢n medicamentos peligrosos a una persona profundamente depresiva¡±.
La complicaci¨®n llega a la hora de determinar qui¨¦n puede acogerse al suicidio asistido sin que corran un riesgo legal las familias o las asociaciones. ?Cu¨¢n enfermo hay que estar? Por eso ha creado debate el t¨ªtulo de la informaci¨®n de Lib¨¦ration: ¡±No estaba enfermo, simplemente estaba agotado¡±.
¡°Este t¨ªtulo es falso¡±, responde Jean-Jacques Bise, de Exit. ¡°Las asociaciones en Suiza que ayudan a alguien a morir siempre lo hacen con personas que presentan un informe m¨¦dico. Pueden ser personas que viven con gran sufrimiento porque tienen una enfermedad terminal, o bien personas de edad avanzada con lo que se llama poli-patolog¨ªas invalidantes, y sufren tanto que, por su calidad de vida, no desean seguir viviendo¡±.
Godard inevitablemente tuvo que presentar un informe m¨¦dico. En este caso, precisa Bise, podr¨ªa haber ocurrido que el informe mostrase, ¡°entre otras cosas¡±, que esta persona estaba agotada.
El abogado Grandjean se?ala: ¡°No tengo informaciones sobre el caso, soy fan de Godard y nada m¨¢s, pero puedo suponer que, vista su avanzada edad, no era dif¨ªcil para un m¨¦dico alinear un cierto n¨²mero de patolog¨ªas que, en el fondo, har¨¢n que nadie les molestar¨¢ por esto¡±.
En la cadena RTS, Patrick Jeanneret, amigo de Godard, explic¨® que ¡°el cuerpo [del cineasta] estaba cansado, ya no segu¨ªa¡±. ¡°No pod¨ªa vivir normalmente en raz¨®n de diversas patolog¨ªas¡±, a?adi¨®. ¡°Y pienso que para un hombre que era tan independiente, tan ¨ªntegro, supon¨ªa una traba importante no poder disponer de sus capacidades f¨ªsicas como todos¡±. El cineasta suizo Lionel Baier declar¨® en La Tribune de Gen¨¨ve: ¡°Yo sab¨ªa que no estaba bien desde hac¨ªa unos d¨ªas. Pero segu¨ªa trabajando un poco en sus pr¨®ximos proyectos unas horas al d¨ªa¡±.
La muerte de Godard ha coincidido en Francia con la publicaci¨®n de un esperado dictamen del Comit¨¦ consultivo nacional de ¨¦tica sobre ¡°las situaciones de fin de vida¡±. El ¨²nico gesto del cineasta ha adquirido as¨ª un contenido pol¨ªtico: pocas figuras de su estatura lo hab¨ªan hecho p¨²blico. Lo que no significa que no haya otras que lo mantengan en privado. ¡°Hemos ayudado a otras personas muy conocidas¡±, avisa Bise, de Exit, ¡°pero no lo hemos dicho¡±.
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