¡®Olga¡¯: deporte y pol¨ªtica en los magullados cuerpo y mente de una gimnasta ucrania

Lo vemos habitualmente en ciertas figuras del deporte en el exilio, instalados en otros pa¨ªses en busca de libertad y de triunfos, pero que han dejado en su tierra de origen a familiares y amigos, tantas veces con el riesgo de represalias por parte de sus gobiernos. Cada d¨ªa, en su nuevo para¨ªso que quiz¨¢ no lo sea tanto, se machacan el cuerpo en busca de la mejora continua, de la perfecci¨®n, de un cent¨ªmetro m¨¢s, una d¨¦cima menos, de un salto novedoso o hist¨®rico. Pero la mente tampoco deja de funcionar, a veces en el peor de los sentidos: lo que han abandonado, los disturbios sociales y pol¨ªticos en sus pueblos, qui¨¦nes son realmente y por qu¨¦ est¨¢n donde est¨¢n.

Es el caso de la gimnasta (de ficci¨®n) que protagoniza la muy interesante pel¨ªcula suiza Olga. Una jovenc¨ªsima deportista en la Ucrania de 2013, la de las manifestaciones y disturbios del Euromaid¨¢n en contra del expresidente V¨ªctor Yanuk¨®vich, prorruso, en tantos aspectos origen de la actual guerra de Putin. Cuenta su director, el novel Elie Grappe, que realizando un cortometraje sobre una orquesta conoci¨® a una violinista ucrania que hab¨ªa llegado a Suiza durante aquel tiempo de protestas, cambios y revoluci¨®n en su pa¨ªs. Sin embargo, decidi¨® trasladar el universo de su hero¨ªna desde el arte al deporte, con una pel¨ªcula muy f¨ªsica en la que el entrenamiento, el sufrimiento y el ¨¦xtasis del cuerpo se hermana con el desgarro mental y psicol¨®gico.

El resultado es una experiencia casi cruenta, filmada por Grappe con la c¨¢mara a un palmo de una deportista de ¨¦lite que lucha por una medalla en los Campeonatos de Europa de Gimnasia y con los Juegos Ol¨ªmpicos al fondo, pero que no deja de ser una ni?a de 15 a?os en un pa¨ªs en el que apenas habla el idioma, ninguneada o envidiada por sus nuevas compa?eras, en contacto con una nueva familia en Suiza, la del padre que apenas conoci¨®, con un evidente resquemor hacia su madre, y una progenitora en perpetuo peligro en Kiev por su trabajo como periodista cr¨ªtica con Yanuk¨®vich y las injerencias rusas.

La cl¨¢sica soledad del deportista ante el triunfo o el fracaso, expresada de los m¨¢s diversos modos por parte de sus directores en algunas grandes pel¨ªculas ambientadas en la competici¨®n, se articula en Olga, estrenada en la Semana de la Cr¨ªtica de Cannes de 2021 (a¨²n antes de la invasi¨®n rusa de Ucrania), a trav¨¦s de una metodolog¨ªa t¨ªpica del cine social europeo contempor¨¢neo: c¨¢mara al hombro, especial¨ªsimo trabajo con el sonido y abruptas elipsis narrativas. As¨ª, Grappe se luce como director en dos secuencias muy potentes en cuestiones de imagen y sonido: el acoso automovil¨ªstico al coche de madre e hija, a¨²n juntas en Kiev antes del exilio de la segunda, por parte de los sicarios del Gobierno; y la supresi¨®n del sonido ambiente en el ejercicio clave de barras asim¨¦tricas del campeonato de Europa, dejando ¨²nicamente los estridentes crujidos de los muelles del aparato con cada movimiento de la gimnasta, como revelaci¨®n del propio interior de la chica, masacrada por la situaci¨®n pol¨ªtica y humana mientras lucha por su presente y futuro deportivo.

Son los desaf¨ªos del cuerpo y de la mente, estrujados en pos del triunfo y a merced de los acontecimientos en su pa¨ªs, y una pregunta que pulula a lo largo de toda la pel¨ªcula en el personaje de la adolescente, figura internacional y apenas una cr¨ªa: ¡°?C¨®mo puedo enfrentarme a esto?¡±.