Karra Elejalde: ¡°Cada vez que veo una piedra grande, pienso: ¡®Tengo que levantarla¡±
El actor estrena la comedia ¡®La vida padre¡¯, sobre un cocinero amn¨¦sico en Bilbao. ¡°Lo m¨¢s vasco que hay en mi casa soy yo¡±, bromea
?Un personaje vasco? Ponga a Karra Elejalde. En esta man¨ªa humana de encasillar como si no hubiera un ma?ana, al actor, que efectivamente es vasco, nacido en Vitoria hace 61 a?os, le ha ca¨ªdo ese sambenito. Obviamente, porque la sombra de su Koldo de Ocho apellidos vascos es alargada. ¡°Y por la publicidad de la gula, qu¨¦ poder el de la televisi¨®n¡±, reconoce el doble ganador del Goya, entre apesadumbrado y divertido, un gesto que domina a la perfecci¨®n. Por eso, cuando arranca la comedia La vida padre, que se estren¨® en cines el viernes pasado, todo en Elejalde hace cre¨ªble su papel de cocinero vasco con el mejor restaurante en el Bilbao de 1990 y amante de las materias primas: el inconsciente del espectador rema a favor de obra. Y es curioso, porque el actor y director lleva dos d¨¦cadas viviendo en Molins de Rei (Barcelona).
Pregunta. ?Se siente usted como la vara de medir de lo que es ser vasco?
Respuesta. Uy, en absoluto. Yo soy lenguaraz, lo contrario a la pesadumbre del t¨®pico. Aunque es cierto que me persigue el personaje de Koldo. Los ni?os me dicen: ¡°?Aita, aita!¡±. Yo, claro, les respondo: ¡°?T¨² no tienes padre, bonito?¡±. Ahora se han confabulado las cosas al hacer una comedia sobre gastronom¨ªa. Culpa m¨ªa.
Me persigue el personaje de Koldo. Los ni?os me dicen: ¡®?Aita, aita!¡¯. Yo, claro, les respondo: ¡®?T¨² no tienes padre, bonito?¡±
P. Es que los ¨²ltimos personajes hist¨®ricos que ha interpretado tambi¨¦n son vascos.
R. Unamuno, cierto, en Mientras dure la guerra.
P. Y el padre Ellacur¨ªa en Llegaron de noche.
R. Ay, lo hab¨ªa olvidado. Bueno, es normal que a veces busques a alguien de la tierra para esos papeles, ?no? Yo no podr¨ªa hacer de Margarita Xirgu [risas]. No me hab¨ªa percatado, tengo que desvasquizarme un poco. Yo he hecho de gallego, he hablado en bable, diferencio Javier de Xavi o Xabier... Y al final, cuando buscan a un cocinero vasco, me llaman.
P. ?Qu¨¦ queda vasco en su naturaleza?
R. Yo cada vez que veo una piedra grande, pienso: ¡°Tengo que levantarla¡±. Echo de menos la cuadrilla de amigos con la que jugaba al mus, a pala, salir un s¨¢bado de potes... Y claro que lo echo en falta. Mi familia y muchos amigos est¨¢n all¨ª.
Los actores somos asquerosos, espiamos y absorbemos¡±
P. Su personaje se queda amn¨¦sico, sufre el s¨ªndrome de Korsakoff, y usted ha dicho que ha sido meticuloso por respeto a los mayores que pierden la memoria como su madre.
R. Ay, mi madre, la pobre. Me he fijado tambi¨¦n en ella porque los actores somos de as¨ª de asquerosos, espiamos y absorbemos. Por ejemplo, le digo: ¡°Venga, mam¨¢, lev¨¢ntate y vamos a esa silla¡±. Y me responde: ¡°Ah¨ª, ?por qu¨¦?¡±. Esa r¨¦plica la hago mucho en la pel¨ªcula. Hay mucha gente que cree que la comedia es un g¨¦nero menor, y yo insisto en que hay que abordarla con el mismo rigor que el drama. Incluso te digo: me siento aliviado cuando me llega un guion que no es una comedia, aun a sabiendas de mi solvencia en este g¨¦nero. Es casi inaprensible: un jueves cuentas un chiste en el teatro y arrasas, y el viernes nadie se r¨ªe. Depende del ritmo, de la oportunidad, del ¨¢nimo, de la palabra, del gesto y de algo que todav¨ªa no he sido capaz de extractar. Ojal¨¢ lo supiera.
P. ?No ve venir la risa?
R. S¨ª, pero ?c¨®mo la provoco? Ahhhh. S¨¦ que hay gente en la vida que tiene vis c¨®mica innata y otros no. Sabiendo que la comedia hay que atacarla con la misma trascendencia que otros g¨¦neros, los momentos trascendentes son enemigos de la risa. No se sabe mucho m¨¢s. Es como esos feos que tienen suerte con las mujeres. Imposible objetivarlo. Como actor lo ¨²nico que intento es creerme lo que hago. Si no me lo creo, ?c¨®mo va a hacerlo el espectador? La c¨¢mara es implacable y te desnuda en cuanto te sales de la verdad. En fin, el actor es un mentiroso patol¨®gico y lucha por enga?ar al p¨²blico.
Los cocineros han sabido transmitir que los vascos somos gente que nos gusta vivir, que hacemos las cosas bien y con mimo¡±
P. ?Encaramos el t¨®pico de ¡°como en Euskadi no se come en ning¨²n sitio¡±?
R. Bueno, pero es que en los peores momentos del terrorismo, cuando en los telediarios el 25% de su tiempo estaba ocupado por la violencia en el Pa¨ªs Vasco, los mejores embajadores que ten¨ªamos en el mundo eran los cocineros. Y Euskadi deber¨ªa agradecerles que fueron los ¨²nicos que supieron transmitir que somos gente que nos gusta vivir, que hacemos las cosas bien y con mimo.
P. Usted sufri¨® de peque?o la gastronom¨ªa.
R. Mis padres ten¨ªan un restaurante familiar en Salinas de L¨¦niz (Gipuzkoa). Y no te deja tiempo para jugar con tus amigos. Siempre hab¨ªa que pelar patatas... Y los domingos, el d¨ªa para jugar al front¨®n o para ir al r¨ªo, a m¨ª me tocaba bar, para que estuvieran los pinchos preparados cuando la gente cuando saliera de misa. Con ocho, nueve o 10 a?os eso duele. Poco a poco he ido cur¨¢ndome de aquel dolor.
P. Hablando de vascos-vascos, en la pel¨ªcula aparece Javier Clemente.
R. Tal cual le vi, le record¨¦ lo de los ocho apellidos, que si el suyo no era vasco. Vamos que Clemente lo es, ?de Barakaldo! Y se ri¨® mogoll¨®n. Me cay¨® muy bien, tiene un sentido del humor...
P. ?Qu¨¦ hay vasco en su casa de Molins de Rei?
R. Un yugo en el txoko [risas]. De verdad. Tambi¨¦n txapelas, un horno antiguo de pan, azadas y cosas de estas... Pero vamos, el yugo ah¨ª est¨¢. En realidad, lo m¨¢s vasco que hay en mi casa soy yo.
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