¡®Argentina, 1985¡¯: el hombre com¨²n que salv¨® la democracia

En un discurso inesperadamente emotivo al recoger el premio del p¨²blico en el reci¨¦n clausurado festival de San Sebasti¨¢n, el actor Chino Dar¨ªn, esta vez en calidad de productor, apunt¨® hacia la justicia po¨¦tica que hab¨ªa detr¨¢s del reconocimiento ¡°popular y an¨®nimo¡± a una pel¨ªcula que habla ¡°de la democracia¡± precisamente en un momento en el que sus valores peligran por medio mundo.

En su acertado mensaje, el hijo de Ricardo Dar¨ªn ¡ªactor que en Argentina, 1985 da vida al c¨¦lebre fiscal Julio C¨¦sar Strassera, responsable junto a Luis Moreno Ocampo de dirigir la acusaci¨®n contra la Junta Militar que gobern¨® con nauseabunda impunidad y sadismo Argentina entre 1976 y 1983¡ª, resum¨ªa el sentido ¨²ltimo de una pel¨ªcula que, a trav¨¦s de un g¨¦nero tan jugoso como el del cine judicial, reivindica la ¨¦pica del hombre com¨²n en el curso de la historia. Una ¨¦pica que, con enorme audacia, este filme trae al presente.

El director Santiago Mitre (La cordillera, Paulina) ha escrito junto a su coguionista habitual en estos ¨²ltimos a?os, Mariano Llin¨¢s (autor de Historias extraordinarias y la monumental La flor), una pel¨ªcula que juega abiertamente con los clich¨¦s del cine cl¨¢sico de juicios para lograr eso que tantas veces se repite en este filme: convencer al mayor n¨²mero de personas posible. Argentina, 1985 representa el hist¨®rico juicio a la c¨²pula militar por cr¨ªmenes de lesa humanidad a trav¨¦s de la figura de un funcionario, Strassera, convencido de que el triunfo del juicio depend¨ªa tanto de la calle como del tribunal. No se trata solo de mandar a Videla o a Massera a la c¨¢rcel, sino que los ciudadanos que los hab¨ªan apoyado, esos ¡°fachos¡± que dan pie a algunos di¨¢logos cargados de humor, abrieran los ojos ante la cadena de cr¨ªmenes que cometieron.

La pel¨ªcula se construye alrededor del personaje de Strassera y de su propia familia. Un retrato a lo Frank Capra de un funcionario de clase media (¡°La historia no la hacen tipos como yo¡±, afirma el personaje al principio del filme) cuya lucha inicial es contra su propia inmovilidad. Ese arco dram¨¢tico tan bien explotado en el cine de Hollywood es la base de un filme que no teme ser lo que es: una pel¨ªcula pol¨ªtica que apela a la emoci¨®n del espectador a trav¨¦s de un personaje que lo acapara casi todo y que solo un actor con la estrella de Ricardo Dar¨ªn puede llevar a buen puerto. Aunque siempre con el apoyo de personajes secundarios tan bien construidos y ejecutados como la esposa de Strassera, interpretada por Alejandra Flechner; el propio Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani), el viejo ayudante al que da vida Walter Jakob, o el hijo peque?o del fiscal, que aporta la mirada c¨®mplice de ese presente al que Argentina, 1985 interpela.

A diferencia de pel¨ªculas tan emblem¨¢ticas como ?Vencedores o vencidos?, el cl¨¢sico sobre los juicios de N¨²remberg de Stanley Kramer, o Algunos hombres buenos, en la que Rob Reiner logra uno de los mejores retratos que existen sobre la toma de conciencia de un joven abogado (Tom Cruise), Argentina, 85 reduce al monstruo, los militares, a una caricatura sin voz. Es la decisi¨®n m¨¢s cuestionable de un guion que en su exposici¨®n de ese gran teatro de la historia que son los juicios introduce de forma brillante una ¨¦pica no tan com¨²n, la de la propia escritura.

El famoso alegato de Strassera, el ¡°Nunca m¨¢s¡± que acu?¨® para los libros, es presentado aqu¨ª con la emoci¨®n de la voz individual, pero tambi¨¦n la de la colectiva, del trabajo en equipo que tacha o agrega palabras para construir lo que perdura, un texto escrito por un hombre gris que supo entender que un par de cuartillas pod¨ªan contener toda la gloria de su profesi¨®n y la ¨²ltima l¨ªnea de defensa de la democracia.