¡®Moonage Daydream¡¯: el Bowie de siempre, como nunca
El director estadounidense Brett Morgen logra un retrato extraordinario y renovado del m¨²sico gracias a un tesoro de materiales in¨¦ditos
En una entrevista de 1972 convertida nada m¨¢s ser publicada en un cl¨¢sico, David Robert Jones ¡ªDavid Bowie (Brixton, Londres, 1947-Nueva York, 2016)¡ª le solt¨® esta frase al periodista Michael Watts para las p¨¢ginas del Melody Maker:
-¡ªVoy a ser alguien muy grande, y eso es algo bastante aterrador en cierto modo, porque s¨¦ que cuando alcance la cima y sea hora de desaparecer, habr¨¦ dejado huella.
Que ya es soltar.
El futuro, el presente y el pasado, juntos en una misma oraci¨®n que, adem¨¢s, resume en dos sopapos la forja, el devenir y el adi¨®s de uno de los grandes de la historia de la m¨²sica popular, de la m¨²sica a secas. Adem¨¢s de una verdad como un templo, si se tiene en cuenta la impronta de Bowie, su permanente influencia en bandas y solistas postreros y la indeleble y creciente huella que dej¨® su muerte hace seis a?os y medio.
Tambi¨¦n le dijo a Watts: ¡°No estoy particularmente fascinado por la vida¡±. Lo cual puede que fuera una gran verdad en aquel preciso d¨ªa de 1972, pero desde luego no en el c¨®mputo general de su existencia, en la que demostr¨® unas ganas de comerse el mundo dignas de encomio, tanto en lo art¨ªstico como en lo personal.
Aquel d¨ªa, Bowie, que ya hab¨ªa asombrado al mundo con su Space Oddity y que acababa de lanzar su cuarto LP, Hunky Dory, contenedor de uno de sus mayores ¨¦xitos populares, la canci¨®n Changes, vest¨ªa traje estampado de motivos militares, camisa desabotonada que dejaba ver su torso blancuzco, pantalones arremangados hasta las rodillas y un par de botas rojas de aspecto sideral, y seg¨²n el periodista iba peinado ¡°a lo Vidal Sassoon¡±. Y con esos o muy similares atav¨ªos desfila tambi¨¦n Bowie por muchos de los fotogramas de Moonage Daydream, el extraordinario documental de 135 minutos con el que el director estadounidense Brett Morgen rinde culto al mito, y que se estrena hoy viernes en salas tras su paso por los festivales de Cannes y San Sebasti¨¢n. Morgen exhibe en su pel¨ªcula dos virtudes indiscutibles: conoce el oficio y sabe de lo que habla. Esto tampoco es nuevo. Ya lo hab¨ªa dejado claro hace siete a?os cuando firm¨® Kurt Cobain. Montage of Heck, a la memoria del l¨ªder de Nirvana fallecido en 1994 a los 27 a?os. Tanto en aquella ocasi¨®n como en esta, aunque sobre todo en esta, el director californiano demuestra lo que es un relato cinematogr¨¢fico de base musical, otorgando el mismo valor al evidente poder de las im¨¢genes que al hilo conductor del guion ¡ªconvirtiendo al Duque Blanco casi en un personaje de ficci¨®n¡ª, y entrever¨¢ndolos con las mismas/altas dosis de creatividad y eficacia. Lo que se suele llamar una muy buena pel¨ªcula, en suma.
En ella surge en todo su esplendor la irremediable mezcla de exuberancia y fragilidad que puebla el universo Bowie, su poder¨ªo y sus flaquezas, su genialidad y sus dudas, su ilimitada capacidad de autocr¨ªtica y su ilimitada vulnerabilidad, muy posiblemente disfrazada de ilimitadas capas de histrionismo. ¡°Me gusta pensar que el hielo debajo de m¨ª es fr¨¢gil y puede romperse en todo momento¡±, dice en el transcurso de una entrevista concedida a una televisi¨®n estadounidense en el apogeo de su ¨¦xito, en los a?os setenta. Moonage Daydream ¡ªcuyo t¨ªtulo procede del tercer corte de su gran obra maestra, el disco The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (Ascendencia y ca¨ªda de Ziggy Stardust y las Ara?as de Marte)¡ª dedica gran parte de su metraje a subrayar la voluntad f¨¦rrea de su protagonista a la hora de no dormirse en los laureles. Es dif¨ªcil encontrar en la historia de la m¨²sica popular, dir¨ªamos que imposible, un parang¨®n en tan corto lapso de tiempo con la ristra de monumentos discogr¨¢ficos parida por David Bowie en poco m¨¢s de una d¨¦cada, la que va desde 1969 hasta 1981: Space Oddity, The Man Who Sold the World, Hunky Dory, The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders fron Mars, Aladdin Sane, Pin Ups, Diamond Dogs, Young Americans, Station to Station, Low, Heroes, Lodger, Scary Monsters¡ Y, sin embargo, el interesado repite una y otra vez en la pel¨ªcula el mantra de su insatisfacci¨®n, y el cuidado con el exceso de vanagloria (aun sabi¨¦ndose directamente genial). As¨ª, frases como: ¡°Me dar¨ªa miedo sentir que he llegado a alg¨²n sitio¡±. ¡°Lo importante es la b¨²squeda¡±. ¡°No quiero empacharme nunca de opulencia filos¨®fica¡±. ¡°Cuando triunfaba, cambiaba de nuevo¡±. El gran camale¨®n. Pero tambi¨¦n sentencias por encima del bien y el mal: ¡°Nunca quise salir a agradar, sino que a la gente le gustara lo que a m¨ª¡±.
Brett Morgen tuvo acceso a una cantidad indecente de archivos, fotos, im¨¢genes, correspondencia y recuerdos familiares del artista, e hilo directo con Im¨¢n, la esposa de Bowie. Eso hace de Moonage Daydream un tesoro impagable para los seguidores del m¨²sico de Brixton, que encuentran en esta pel¨ªcula monta?as de material in¨¦dito de conciertos, camerinos, entrevistas, grabaciones (apabullante versi¨®n en directo de Heroes), viajes, giras, juergas, paseos, reflexiones solitarias, hoteles, aeropuertos, furgonetas, droga, alcohol (impagables im¨¢genes de un solitario Bowie en Berl¨ªn en compa?¨ªa de una botella de Beefeater¡), personajes (Iggy Pop, Brian Eno, Lou Reed, Carlos Alomar, Tony Visconti, productor musical del documental¡).
Y por ¨²ltimo, lo que bien podr¨ªa interpretarse como el germen de la leyenda, de esa leyenda que a buen seguro nunca quiso serlo: el complicad¨ªsimo contexto familiar de adolescencia y primera juventud londinenses, con un hermano esquizofr¨¦nico al que adoraba y que morir¨¢ joven ¡ªTerry¡ª y unos padres con los que apenas se hablaba: ¡°En mi familia hay una gran mutilaci¨®n emocional y sentimental¡±. ¡°Si vives en un suburbio sientes que la cultura no es para ti¡±. Y la conclusi¨®n: ¡°Yo me libr¨¦ por exteriorizarlo y encauzarlo todo a trav¨¦s de la m¨²sica¡±.
Moonage Daydream. David Bowie. El Dios ha vuelto. Dios salve al Dios.
Babelia
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