La escritora francesa Annie Ernaux gana el Premio Nobel de Literatura 2022
La Academia Sueca concede el m¨¢ximo galard¨®n literario a uno de los grandes exponentes de la autoficci¨®n europea, autora de una obra situada entre la narrativa y la sociolog¨ªa, el feminismo y el compromiso social
La escritora francesa Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 82 a?os) ha ganado este jueves el Premio Nobel de Literatura, dotado con 10 millones de coronas suecas (m¨¢s de 920.000 euros). ¡°Para m¨ª representa algo inmenso en nombre de aquellos de quien provengo, en primer lugar. Alguna vez d...
La escritora francesa Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 82 a?os) ha ganado este jueves el Premio Nobel de Literatura, dotado con 10 millones de coronas suecas (m¨¢s de 920.000 euros). ¡°Para m¨ª representa algo inmenso en nombre de aquellos de quien provengo, en primer lugar. Alguna vez dije que quer¨ªa vengar a mi raza. Cuando lo dije no sab¨ªa muy bien c¨®mo hacerlo. Pero sucedi¨® con las palabras y con los libros¡±, declar¨® ante un enjambre de c¨¢maras y micr¨®fonos en un elegante sal¨®n de la sede de Gallimard en Par¨ªs, su editorial desde que en 1972 envi¨® ¡ªella, la hija de la clase obrera que iniciaba as¨ª su ascenso hasta la consagraci¨®n en el pante¨®n literario universal¡ª su primer libro, Los armarios vac¨ªos, y hasta el ¨²ltimo, Le jeune homme, publicado hace pocos meses en Francia. Ernaux a?adi¨®: ¡°Recibir el Nobel es, para m¨ª, una responsabilidad para continuar¡±.
El galard¨®n le fue concedido ¡°por la valent¨ªa y la precisi¨®n cl¨ªnica con la que desvela las ra¨ªces, los extra?amientos y las trabas colectivas a la memoria personal¡±, seg¨²n argument¨® el comit¨¦ del premio. Esa justificaci¨®n parece salida de la boca de la propia Ernaux, que cree que la literatura debe funcionar ¡°como un cuchillo¡±. La autora escribe con el bistur¨ª en la mano, siempre dispuesta a tocar el hueso, a llegar ¡°hasta el fondo de una determinada verdad¡±.
El resultado ha sido una obra minuciosamente elaborada a lo largo de las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas y situada a medio camino entre la narrativa y las ciencias humanas, donde la historia y la sociolog¨ªa cuentan tanto como el recuerdo individual. Ernaux est¨¢ convencida de que es imposible disociar ambas cosas. Se dir¨¢ que este es el primer Nobel que premia la autoficci¨®n, un subg¨¦nero que ella ha alimentado m¨¢s que nadie, aunque la escritora reniegue de esa etiqueta y de todo lo que la encierre en su mera biograf¨ªa. En realidad, su supuesta literatura del yo ha adoptado, a menudo, otros pronombres: t¨², ¨¦l, ella, nosotros, el impersonal on que tanto abunda en franc¨¦s.
Para Ernaux, la primera persona es un contenedor vac¨ªo que utiliza para recoger una experiencia ampliamente compartida. ¡°El yo es solo un lugar y no la expresi¨®n de una persona¡±, afirmaba en una entrevista con EL PA?S en 2019 en su domicilio de Cergy-Pontoise, a unos 40 kil¨®metros de Par¨ªs, una de esas villes nouvelles que Pompidou levant¨® de la nada para aliviar la concentraci¨®n urbana en la capital. Un sitio sin historia, peculiar elecci¨®n para una escritora obsesionada por la memoria, en el que Ernaux vive sola, en una casita con jard¨ªn decorada al estilo british y situada en una zona residencial un tanto aislada. ¡°S¨¦ que parece una contradicci¨®n, pero esta urbe sin pasado era el ¨²nico lugar donde me sent¨ªa bien. Las ciudades hist¨®ricas me recuerdan a una larga tradici¨®n de exclusi¨®n social. Aqu¨ª pod¨ªa vivir sin sentirme sometida a ese determinismo¡±, explica Ernaux, siempre marcada por las tesis del soci¨®logo Pierre Bourdieu.
La noci¨®n de traici¨®n social respecto a sus or¨ªgenes humildes, de lo que ella define como un transfuguismo de clase, atraviesa la trayectoria de esta hija de modestos tenderos de un pueblo de Normand¨ªa, que vend¨ªan patatas para que ella ¡°pudiera sentarse en un anfiteatro universitario para escuchar hablar de Plat¨®n¡±, como dej¨® escrito en Una mujer. Ernaux se sit¨²a en la extrema izquierda, ha apoyado al l¨ªder antiliberal Jean-Luc M¨¦lenchon y el combate de los chalecos amarillos. En 2019, cuando invadieron las rotondas francesas, no conden¨® su violencia. Quienes no eran capaces de entenderla, dijo Ernaux, era porque ¡°nunca han sentido la necesidad de destrozarlo todo, nunca han experimentado ese sentimiento de injusticia¡±. Los paisajes de Ernaux ¡ªlas ciudades residenciales del extrarradio lejano de Par¨ªs, los trenes de cercan¨ªas que llevan a los trabajadores precarios a la gran ciudad, las superficies comerciales impersonales, los peque?os pueblos en declive de su regi¨®n natal¡ª son los paisajes de la Francia de los desfavorecidos, la Francia perif¨¦rica, como la llama el ge¨®grafo Christophe Guilluy. En su pa¨ªs, la escritora ha creado escuela, con autores de generaciones posteriores como Emmanuel Carr¨¨re, Nicolas Mathieu o ?douard Louis reconoci¨¦ndose como disc¨ªpulos suyos.
Ernaux tem¨ªa este momento, seg¨²n confes¨® en junio al diario belga Le Soir. La autora de Los a?os se imaginaba que, de recibir el Nobel, se sentir¨ªa triste. ¡°Me sentir¨ªa atrapada entre el deseo de decir no, no lo quiero, como Jean-Paul Sartre, y otro de poder decir cosas como hizo Albert Camus¡±. Y se preguntaba: ¡°?Qu¨¦ sentido tendr¨ªa recibir el Nobel de Literatura? Hay una parte de azar, tambi¨¦n. Si mira la lista de los Nobel, hay muchos escritores que no han dejado una obra imperecedera. Lo que obtiene el laureado de un premio Nobel es a la vez mucho dinero y tambi¨¦n una forma de intocabilidad. Todo esto me parece malsano. He llegado a un punto en que temo de nuevo el mes de octubre. ?Espero que sea tranquilo el de este a?o, y todos los siguientes!¡±.
El presidente de la Rep¨²blica, Emmanuel Macron, celebr¨® el galard¨®n con un mensaje en Twitter: ¡°Annie Ernaux escribe, desde hace 50 a?os, la novela de la memoria colectiva e ¨ªntima de nuestro pa¨ªs. Su voz es la de la libertad de las mujeres y de los olvidados del siglo. Se une, con esta consagraci¨®n, al gran c¨ªrculo del Nobel de nuestra literatura francesa¡±. A la pregunta, en la rueda de prensa, sobre si Macron, a quien ha criticado con dureza en el pasado, le hab¨ªa felicitado, respondi¨® entre las risas de los periodistas: ¡°He apagado todos los tel¨¦fonos¡±. La escritora, que compareci¨® ante la prensa junto al editor Antoine Gallimard, explic¨® que se hab¨ªa enterado del premio escuchando la radio en su cocina en su casa de Cergy. ¡°Estaba sola. ?Quieren saber c¨®mo iba vestida?¡±, brome¨®. ¡°No se lo dir¨¦¡±. Pronto llegaron los periodistas; ella tom¨® un taxi en direcci¨®n a Gallimard.
El premio puede interpretarse como un reconocimiento de la vitalidad de las letras francesas ¡ªen los ¨²ltimos 15 a?os tres franceses lo han recibido: adem¨¢s de Ernaux, Patrick Modiano y J. M. G. Le Cl¨¦zio¡ª, pero tambi¨¦n de una autora que se reivindica del feminismo y del movimiento Me Too. ¡°Otro aspecto de mi trabajo es hablar desde mi condici¨®n de mujer¡±, reflexion¨® ante la prensa. ¡°Para m¨ª sigue siendo una cuesti¨®n: no me parece que nosotras, mujeres, nos hayamos vuelto iguales en libertades, en poder. De una manera general sigue existiendo esta dominaci¨®n que toma formas m¨¢s ligeras, o m¨¢s pesadas. Escribir es tambi¨¦n este lugar¡±.
El Nobel consagra definitivamente a una autora que, hasta hace solo un par de d¨¦cadas, era pr¨¢cticamente una paria de las letras francesas, como ella misma admit¨ªa. Su reflejo literario de la experiencia femenina provoc¨® que se la arrinconara como una escritora menor y un tanto sensacionalista, por no rehuir aspectos como su aborto clandestino en los sesenta (tanto en la citada Los armarios vac¨ªos, como en El acontecimiento, adaptada al cine en 2021), la muerte de su padre (El lugar), la enfermedad de su madre (No he salido de mi noche), el c¨¢ncer que Ernaux padeci¨® (El uso de la foto), la mediocridad de la vida familiar (La verg¨¹enza, La mujer helada) o la lujuria reencontrada en la madurez (Pura pasi¨®n). Tambi¨¦n mezclar los viajes en tren suburbano y las visitas al hipermercado (Mira las luces, amor m¨ªo) con los grandes asuntos como la diferencia de clases, las reivindicaciones feministas y la memoria hist¨®rica en la interfaz de una escritura ¡°llana¡±, desprovista de todo ornamento, que Ernaux parece considerar una obscenidad.
¡°He tenido enemigos de los que me siento orgullosa. Ven¨ªan de la derecha, pero tambi¨¦n de la izquierda caviar. Ahora ya no se atreven, pero durante mucho tiempo me masacraron¡±, dec¨ªa en 2019. Todo cambi¨® con la publicaci¨®n de Los a?os (2008), gran fresco sobre los cambios en la sociedad francesa, de la posguerra al nuevo milenio, que muchos consideran su obra maestra. En Espa?a, sus libros llegaron de forma err¨¢tica, hasta que empezaron a ser recuperados en la d¨¦cada pasada por Cabaret Voltaire, sello inmerso en la recuperaci¨®n de toda su obra, y de cuatro vol¨²menes editados por Tusquets: El lugar, Pura pasi¨®n, La verg¨¹enza y El acontecimiento.
Ernaux ha tenido una relaci¨®n ambivalente con esta nueva fama, que la cogi¨® algo mayor ¡ª¡°ya no soy una mujer joven; no hay d¨ªa que no me levante con dolores en alg¨²n lugar del cuerpo¡±, asegura¡ª, pese a que suela atender con amabilidad a las demandas de los periodistas. ¡°Viv¨ªa mejor cuando era menos conocida. Sent¨ªa una tranquilidad y una libertad que he perdido¡±, confesaba hace unos a?os, a riesgo de que la trataran de ¡°desagradecida¡±. Cuando le concedieron el Premio Formentor en 2019, Ernaux se hizo una pregunta: ¡°?Por qu¨¦ yo?¡±. Y luego argument¨®: ¡°La verdad es que no creo merec¨¦rmelo. Mi discurso [en la ceremonia del Formentor] hablar¨¢ del sentimiento de indignidad que siento al recibir un premio. No doy saltos de alegr¨ªa. Siento m¨¢s estupefacci¨®n que regocijo¡±.
Con todo, Ernaux no para: adem¨¢s de su ¨²ltimo libro, el relato breve Le jeune homme, ha codirigido con su hijo Les ann¨¦es Super-8, documental montado a partir de los v¨ªdeos dom¨¦sticos de sus vacaciones en los setenta y ochenta que fue presentado en el ¨²ltimo festival de Cannes y se estrenar¨¢ en Espa?a en enero. Este Nobel contribuir¨¢ a legitimar una escuela literaria desde?ada durante d¨¦cadas. ¡°El campo literario sigue dominado por los hombres y su ideolog¨ªa. Un escritor de verdad sigue siendo un hombre. Una mujer que escribe es, como mucho, una novelista¡±, ironizaba Ernaux en 2019. Desde hoy, tal vez sea un poco menos cierto.
Ernaux es la decimos¨¦ptima mujer que se alza con la m¨¢xima distinci¨®n literaria internacional y la quinta en los ¨²ltimos 10 a?os. Aunque el idioma m¨¢s premiado es el ingl¨¦s, Francia es el pa¨ªs en el que m¨¢s veces ha reca¨ªdo el galard¨®n: lleva 15, incluyendo a Jean-Paul Sartre, que no lo acept¨® en 1964. El ¨²ltimo antes de Ernaux fue Patrick Modiano, que lo recibi¨® en 2014. De los 118 galardones entregados desde la creaci¨®n del premio en 1901, en 95 ocasiones lo han recibido autores europeos o norteamericanos. La brecha de g¨¦nero tambi¨¦n ha sido notable: el Nobel de Literatura ha distinguido a 102 hombres y 16 mujeres, dos de ellas premiadas en los ¨²ltimos a?os (en 2018, Olga Tokarczuk y, en 2020, Louise Gl¨¹ck).