Vox, entre la ¡°guerra cultural¡± y la guerra contra la cultura
El partido ultra pide ¡°libertad de expresi¨®n¡± para mensajes de odio en las redes y censura para manifestaciones art¨ªsticas que ofenden sentimientos religosos
El ataque del vicepresidente de Castilla y Le¨®n, Juan Garc¨ªa-Gallardo, contra el festival de cine de Valladolid, la Seminci, al que acus¨® de promocionar ¡°la ingenier¨ªa de g¨¦nero y verde¡±, por dedicar una secci¨®n al cambio clim¨¢tico, ha sido el ¨²ltimo choque entre Vox y el mundo de la cultura. El m¨¢s alto cargo institucional del partido ultra reclam¨® al Ayuntamiento de Valladolid, principal financiador del festival, que ¡°promocione nuestra industria audiovisual¡± y apueste ¡°por el cine sin ideolog¨ªa¡±. El alcalde de la ciudad, ?scar Puente, le respondi¨® que no estaba entre sus cometidos dar instrucciones a la Semici sobre su programaci¨®n.
No resulta f¨¢cil saber cu¨¢l es ese ¡°cine sin ideolog¨ªa¡± que Vox quiere promocionar. En Viva 22, el megafestival que el partido de Abascal organiz¨® en Madrid en octubre pasado, se ofreci¨® un espect¨¢culo audiovisual titulado La historia que hicimos juntos en el que se proyect¨® la imagen de 70 literatos y artistas espa?oles que han destacado en distintas disciplinas. En la lista no figuraba un solo cineasta (ni Bu?uel, ni Saura, ni Berlanga), aunque s¨ª Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez-Silva, autor de Marcelino Pan y Vino, la novela en la que se bas¨® uno de los mayores ¨¦xitos cinematogr¨¢ficos del franquismo.
En los programas electorales con los que Vox ha concurrido a las elecciones tampoco se dice una palabra sobre cinematograf¨ªa. Hay que remontarse al libro Santiago Abascal. Espa?a vertebrada, una larga conversaci¨®n con Fernando S¨¢nchez Drag¨® editada en 2019, para saber lo que el l¨ªder ultra piensa del cine espa?ol. ¡°Me molestan algunas pel¨ªculas espa?olas. Son truculentas y siempre sacan lo peor. [¡] No me gusta el cine que viene a tocarnos las narices para que nos sintamos mal¡±, afirmaba sin citar ninguna. Aunque Vox es f¨¦rreamente proteccionista cuando se trata de la agricultura o la industria nacional, no considera necesario defender la cultura espa?ola. ¡°En lo relativo a la cultura, tiene que existir lo que la gente quiere ver o leer o escuchar¡±, sostiene Abascal.
Con una excepci¨®n: ¡°Creo que el Estado tiene que conceder subvenciones solo a las pel¨ªculas que fomenten el patriotismo¡±. Su modelo, explica, es Sangre de mayo, el filme que la entonces presidenta de Madrid Esperanza Aguirre encarg¨® a Jos¨¦ Luis Garci para conmemorar el bicentenario del levantamiento contra la invasi¨®n francesa de 1808 y por el que la comunidad aut¨®noma pag¨® 15 millones de euros.
El hecho de que la Agenda Espa?a, un documento de casi 40 p¨¢ginas que constituye la m¨¢s reciente y extensa plasmaci¨®n del programa pol¨ªtico de Vox, no incluya una sola medida de fomento de la cultura no significa que esta palabra est¨¦ ausente del texto. Al contrario, Vox proclama la ¡°cultura de la vida¡± para justificar la prohibici¨®n del aborto y la eutanasia; carga contra la ¡°multiculturalidad¡± en nombre de una homogeneidad cultural que asocia la identidad nacional con la religi¨®n cat¨®lica; y sit¨²a como uno de sus principales objetivos la lucha contra la ¡°hegemon¨ªa cultural¡±, y no solo pol¨ªtica, de la izquierda.
El pasado d¨ªa 26, el portavoz de Vox en el Congreso, Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, asegur¨® en el Ateneo de Madrid que ¡°la batalla cultural es la m¨¢s importante de las batallas¡±. ¡°En estos a?os hemos tenido que escuchar muchas veces que lo importante es la econom¨ªa¡±, argumentaba. ¡°Claro que la econom¨ªa es importante. Pero pr¨¢cticamente todas las medidas econ¨®micas son reversibles: si alguien sube los impuestos, se pueden bajar ma?ana. El problema esencial que aqueja a Espa?a es de ideas. Y de todas estas ideas equivocadas y de la falta de defensa de las ideas correctas se derivan luego problemas econ¨®micos. Pero no podemos mirar solo las consecuencias, tenemos que ir a la ra¨ªz del problema, que es el mundo de las ideas¡±, conclu¨ªa, marcando distancias con el PP, representante de una derecha que supuestamente se limitar¨ªa a gestionar la econom¨ªa sin cuestionar la ¡°hegemon¨ªa cultural¡± de la izquierda.
Espinosa de los Monteros no es la primera voz que desde el espacio pol¨ªtico de la ultraderecha se apropia del concepto de ¡°hegemon¨ªa cultural¡±, acu?ado por el pensador marxista italiano Antonio Gramsci. El fil¨®sofo franc¨¦s Alain de Benoist, fundador de la Nouvelle Droite y l¨ªder del GRECE (Grupo de Investigaci¨®n y Estudios para la Civilizaci¨®n Europea), surgido como reacci¨®n a la revoluci¨®n parisina de mayo del 68, ya teoriz¨® que la conquista del poder pol¨ªtico no es sino la culminaci¨®n de la conquista del poder cultural. Por su parte, Steve Bannon, exasesor de Donald Trump, es el art¨ªfice del rearme de la alt-right estadounidense gracias al control de las nuevas tecnolog¨ªas: big data, microtargeting e inteligencia artificial. Sus ideas (supremacismo blanco, capitalismo salvaje, integrismo religioso) son las mismas, pero los instrumentos de manipulaci¨®n a su servicio no tienen precedentes.
En el caso de Vox, la ¡°guerra cultural¡± pasa por la revisi¨®n de principios que ya forman parte del consenso cient¨ªfico y social: la responsabilidad del ser humano en el calentamiento global; la persistencia de una violencia estructural contra la mujer; o la denuncia de una supuesta pol¨ªtica de fronteras abiertas que propiciar¨ªa la entrada masiva de inmigrantes.
Vox se ha ido rodeando de una pl¨¦yade de entidades que replican las manifestaciones genuinas de la sociedad civil: un sindicato, una fundaci¨®n, una organizaci¨®n femenina (que no feminista), asociaciones de vecinos, de mayores, de maestros contrarios al adoctrinamiento en la escuela (sic) e incluso de defensores de los portadores de armas de fuego, entre otras. El macrofestival Viva ha servido, por su parte, de escaparate a un ramillete de int¨¦rpretes como el rapero neonazi G. Babe o el grupo que corea ¡°Vamos a volver al 36¡å, supuestamente en tono ir¨®nico.
Una de los banderines de enganche de Vox entre los j¨®venes es la defensa de la ¡°libertad de expresi¨®n¡± en las redes sociales. As¨ª se titula uno de los 20 cap¨ªtulos de Agenda Espa?a en el que reclama, entre otras medidas, una legislaci¨®n que impida que las grandes tecnol¨®gicas se conviertan en ¡°tribunales de excepci¨®n¡± que puedan suspender cuentas de sus usuarios, como le ha sucedido al partido ultra en varias ocasiones; y el fin de la persecuci¨®n de los ¡°delitos de odio¡±, en los que incurre Vox cuando vincula indiscriminadamente a los inmigrantes con la delincuencia.
La defensa de la libertad de expresi¨®n para criminalizar a la comunidad musulmana en su conjunto es compatible, sin embargo, con reclamar la censura de aquellas manifestaciones art¨ªsticas que puedan herir la sensibilidad de algunos cat¨®licos. Vox aplaudi¨® la decisi¨®n de la Comunidad de Madrid de cancelar la representaci¨®n de la obra de Paco Bezerra Muero porque no muero, inspirada en la vida de Santa Teresa. Aunque el Gobierno de D¨ªaz Ayuso adujo razones econ¨®micas, el portavoz del partido ultra, Gonzalo Bab¨¦, no ocult¨® su satisfacci¨®n por la retirada del cartel de una obra, en su opini¨®n, ¡°da?ina y esperp¨¦ntica¡±, que ataca a ¡°la cultura espa?ola y a una santa doctora de la Iglesia¡±, a pesar de que la SGAE (Sociedad General de Autores de Espa?a) le hab¨ªa otorgado su premio anual de teatro. No es un caso aislado: Vox pidi¨® el cierre del Instituto Balear de la Mujer (IBDona) por una exposici¨®n de dibujos de la argentina Diana Raznovich que ilustraba la insensibilidad de algunos jueces ante el maltrato a las mujeres.
En marzo de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia, Vox lanz¨® una campa?a bajo el lema ¡°Espa?a puede vivir sin sus titiriteros, pero no sin sus agricultores y ganaderos¡±, ilustrada con fotograf¨ªas de los cineastas Javier Bardem, Pedro Almod¨®var y Eduardo Casanova. Poco m¨¢s de dos a?os despu¨¦s, tomaba posesi¨®n el nuevo Gobierno de Castilla y Le¨®n, en el que Vox ocupa una vicepresidencia y tres consejer¨ªas, incluida la de Cultura. En los primeros presupuestos de la Junta de coalici¨®n entre el PP y Vox, aprobados el pasado d¨ªa 27, no figura ninguna partida espec¨ªfica para ¡°promocionar nuestra industria audiovisual¡±, como ped¨ªa Garc¨ªa-Gallardo al Ayuntamiento de Valladolid, pero s¨ª 290.000 euros para la promoci¨®n de la tauromaquia.
Babelia
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