¡®As bestas¡¯: mucho arte en el retrato de la violencia y del miedo
El nuevo trabajo de Rodrigo Sorogoyen es una pel¨ªcula extra?a en el sentido m¨¢s turbador. Tambi¨¦n poderosa. E irregular
Independientemente de que algunas de sus pel¨ªculas me deslumbren (me ocurre con la adrenal¨ªnica El reino y con la extraordinaria serie Antidisturbios) y de que otras me fatiguen adem¨¢s de no entenderlas (el corto Madre me provocaba angustia y miedo; al prolongarlo en un largometraje del mismo t¨ªtulo el encantamiento inicial se me esfum¨®) existe algo transparente en todo lo que lleva la firma de Rodrigo Sorogoyen. Y es que su c¨¢mara y su o¨ªdo son puro cine, que est¨¢ superdotado para contar historias con ella, que esa c¨¢mara puede plasmar con atractivo y credibilidad muchas sensaciones, crear atm¨®sfera, hipnotizar al espectador. Ese poder¨ªo visual empapa As bestas, su ¨²ltima entrega. Y me introduce en una historia dura, turbia, compleja, llena de matices, amenazante en el arranque, devastadora en su desarrollo, sorprendente en el desenlace.
El guion de Isabel Pe?a y Rodrigo Sorogoyen (un binomio de talentos inquietantes y que funciona muy bien) se centra en la vida de aldea. Territorio propicio para la eleg¨ªa buc¨®lica de la vida de pueblo, para la l¨ªrica melanc¨®lica. Pero aqu¨ª todo es agrio, tenso, perturbador. En bar del pueblo se perpet¨²a un duelo dial¨¦ctico, con las burlas sarc¨¢sticas y la amenaza sombr¨ªa que practican dos lugare?os desasosegantes con su vecino, se?or cincuent¨®n y gabacho que junto a su esposa (me encanta ese personaje) se instalaron hace a?os en el pueblo para cultivar verduras ecol¨®gicas, restaurar casas abandonadas y con la esperanza de haber encontrado su lugar en el mundo.
Tampoco se unen a la mayor¨ªa de los vecinos en la oferta que reciben de las e¨®licas para comprar sus tierras. Son tozudos, van a su rollo, solo desean que les otorguen paz para vivir la vida que han elegido. Aunque no haya pistolas ni caballos, todo huele a w¨¦stern sombr¨ªo. Tambi¨¦n a esos climas enfermizos y perversos que tanto le gustaban a Hitchcock. Esa agresividad sin tregua llegar¨¢ hasta el acorralamiento, a base de simples o sofisticadas cabronadas que presagian algo directamente terror¨ªfico, descrito en una secuencia rodada de forma prodigiosa, con los lobos rodeando a su desesperada presa en medio de un bosque. No solo las im¨¢genes describen la tensi¨®n en la que viven los personajes. Tambi¨¦n los sonidos y los ruidos, la banda sonora que acompa?a a esos paisajes y a lo que sienten los protagonistas.
As bestas tiene cosas que me gustan mucho. Y otras menos. Hay giros, como en todo el cine de este hombre. Me resulta larga y forzada la aparici¨®n de la hija del matrimonio. S¨ª ha funcionado antes la sutileza en el retrato de la violencia interna y externa, en el regodeo de los verdugos, en el miedo, la angustia y la incertidumbre de sus v¨ªctimas. Con la hija aparece un tono discursivo y expositivo que me ausenta un poco. Siempre he tenido prejuicios (y ya se sabe que estos son frecuentemente irracionales) con el muy reputado y admirado actor Luis Zahera. Me cansa su inconfundible y sobrecargado acento en cualquier personaje al que da vida. Siempre estoy viendo al mismo actor en su extensa galer¨ªa de personajes. Hay algo en ello que me resulta artificial y previsible. Parad¨®jica o injustamente, no me ocurre con otros actores a los que amo y que siempre son ellos, como Bogart, Wayne o Cary Grant. Pero en el personaje que interpreta aqu¨ª Zahera nada me chirr¨ªa, me lo creo, no concibo un int¨¦rprete mejor para ese aldeano gallego, perdedor ancestral, abarrotado de rencor y de furia. Es una pel¨ªcula extra?a en el sentido m¨¢s turbador. Tambi¨¦n poderosa. E irregular.
As bestas
Dirección: Rodrigo Sorogoyen.
Intérpretes: Denis Ménochet, Marina Foïs, Luis Zahera, Diego Anido, Marie Colomb.
Género: drama. España, 2022.
Duración: 137 minutos.
Estreno: 11 de noviembre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.