¡®La Maternal¡¯: esa ni?a hosca, peleona y fascinante

Descubro con estupefacci¨®n que llevo una larga temporada escribiendo semana tras semana de cine espa?ol. Ya no dispongo de la cartelera. La han quitado de los peri¨®dicos de papel porque les resultar¨¢ m¨¢s econ¨®mico. Solo puedes acceder a ella a trav¨¦s de Internet o recorrer la ciudad yendo a los propios cines para ver lo que ponen. Sorprendentemente, no hay protestas contra medida tan injusta por parte de la sufrida y despreciada ancianidad que sigue enganchada al papel, como tampoco existen revueltas contra la salvaje imposici¨®n de los bancos imponiendo a la maltratada clientela que recurra exclusivamente a m¨¢quinas si pretende averiguar el estado de salud de su dinero. Imagino que se sigue estrenando cine de m¨²ltiples nacionalidades y que es imposible que no exista calidad en algunas de sus propuestas, pero debido a razones extra?as casi todo el cine que veo es de la misma nacionalidad, aunque est¨¢ hablado en castellano, catal¨¢n, euskera, gallego o mezcla de ellos.

Y constato que la gran parte del cine espa?ol que veo est¨¢ firmado por mujeres. Y que en casi todas las tem¨¢ticas prevalecen los problemas sociales, el intimismo, las cosas del aqu¨ª y ahora protagonizadas mayoritariamente por mujeres. Lo encuentro l¨®gico y coherente. Es el signo de los tiempos, aunque a?oro que no aparezcan escritoras con registros m¨¢s variados, como la genial Patricia Highsmith, obsesionada con intrigas que estallan frecuentemente en asesinatos, o directoras de cine de acci¨®n como Kathryn Bigelow, autora de la tensa y magn¨ªfica La noche m¨¢s oscura. En fin, desbarres que cruzan por mi caprichosa e insensata cabeza.

Y, por supuesto, entre estas directoras tan sensibles existen lamentables propagadoras de esl¨®ganes humanistas, previsibles y convenientes, descritos de forma pretenciosa y boba, y otras que tienen muy claro lo que pretenden contar, saben de lo que hablan y lo hacen con un lenguaje primoroso. Consiguen autenticidad en las historias que cuentan, dotan de complejidad a sus personajes, les otorgan matices, logran que el espectador les comprenda, sienta piedad o cercan¨ªa hacia sus problemas, se los crea. Una de esas directoras es Pilar Palomero. En Las ni?as, su primera pel¨ªcula, se ocupaba de un grupo de cr¨ªas, de sus alegr¨ªas y de algunas crueldades, de su ansia de conocimiento, de miedos e incertidumbres. El mundo de la ni?a que la protagonizaba me resulta memorable. Tambi¨¦n, la atm¨®sfera que desprend¨ªa. Y su peque?a, sorprendente y muy natural actriz protagonista.

En La Maternal, Pilar Palomero vuelve a retratar a mujeres. Est¨¢n dejando de ser ni?as. Hay una adolescente excesivamente problem¨¢tica, arisca, chula, secretamente tierna, inquietante, en posesi¨®n de mala hostia. Vive con una madre desinhibida y endurecida, una superviviente con la que se entiende a ratos, aunque en su convivencia prevalezca la bronca. La deslenguada adolescente consume porno en el m¨®vil y se queda embarazada de su ¨²nico, juguet¨®n y dominado colega, alegando insistentemente que no es su amor. La ingresan en un centro de acogida para mujeres sin recursos que van a parir. Sus compa?eras son mayores que ella. Han padecido malos tratos por parte de sus parejas o naufragios familiares y sentimentales. Est¨¢n muy bien descritas. Tambi¨¦n, el trato entre ellas. Se otorgan calor y complicidad, pero todas arrastran sufrimiento, temor ante el futuro y a enfrentarse a la responsabilidad de haber tra¨ªdo una criatura a este mundo.

Tal y como lo narra Pilar Palomero, resulta veraz y atractivo, la pel¨ªcula est¨¢ llena de peque?os y reveladores gestos, te introduce en el coraz¨®n y en los problemas de esa gente. Es una directora con estilo y sensibilidad. Pero tengo mucha curiosidad por ver c¨®mo evoluciona, si ser¨ªa capaz de abordar otros argumentos, otros universos. Est¨¢ claro que sabe un mont¨®n de lo que ocurre en el cerebro y en el alma de determinadas ni?as, adolescentes y j¨®venes. Pero me gustar¨ªa que ampliara su territorio emocional, que en el futuro tambi¨¦n se acercara a otros g¨¦neros. Y me fascina la personalidad, el descaro, el misterio que desprende una ni?a llamada Carla Qu¨ªlez. Habr¨¢ que seguirle la pista. Su interpretaci¨®n en La Maternal merece que no le falte trabajo. Y que le escriban papeles sabrosos.