B¨¢rbara Lluch, directora de escena: ¡°Por ser mujer, tardo m¨¢s que cualquier hombre en que me tomen en serio¡±
Asistente de direcci¨®n en el Covent Garden durante una d¨¦cada, la nieta de N¨²ria Espert cambia el final de ¡®La Sonnambula¡¯ en su debut en el Teatro Real de Madrid
Nadie en el pueblo lo sabe, pero Amina camina en sue?os. Cuando la encuentran dormida en la habitaci¨®n del conde, a donde la ha llevado su sonambulismo, se piensan que le ha sido infiel a su prometido. Da igual que ella lo niegue mil veces. ?l la repudia y anuncia que se casar¨¢ con otra. Entonces la ven son¨¢mbula. Y ahora s¨ª. Ahora la creen y el final feliz se precipita. El pueblo la quiere de nuevo, ¨¦l rectifica y se casan. ?Se casan? ¡°?Por encima de mi cad¨¢ver!¡±, se indigna B¨¢rbara Lluch. La Sonnambula, que estar¨¢ en Madrid del 15 de diciembre al 6 de enero, es su debut como directora de escena en el Teatro Real de Madrid.
El final feliz lo escribi¨® Vincenzo Bellini en el siglo XIX, pero estamos en el XXI, y que Amina decida casarse con el hombre que la humilla a Lluch le rechina. Lo tuvo clar¨ªsimo desde el principio. ¡°No puedo mostrar a una mujer que se casa con su prometido despu¨¦s de lo que ha pasado¡±, dice sentada en la misma sala de ensayos en la que Maurizio Benini, el director musical, se enter¨® del giro final. ¡°?l estaba dando notas y yo: ¡®No, no¡¯. Y al final levant¨¦ la mano y dije: ¡®Es que no se casan¡±. Uno imagina entonces un gran ¡°?Qu¨¦?¡±, miradas confusas, caras largas y un silencio incomod¨ªsimo. Lo que no es dramatizaci¨®n, porque lo cuenta la propia Lluch, es que el director interrumpi¨® entonces el ensayo y pidi¨® que todos los cantantes salieran de la sala: ¡°La gente se fue en plan: ¡®?Ups!¡¯. Nos quedamos solos y hablamos durante dos horas y diez minutos¡±.
Al final encontraron una forma de resolverlo. ¡°Me he tenido que poner de acuerdo con todo el mundo, incluyendo el Papa de Roma¡±, dice. En esa misma sala recibe a EL PA?S, durante un descanso del primer ensayo del coro y los cantantes juntos. Viste una camiseta de manga corta que se remanga a cada rato hasta los hombros, como si quisiera reducir alg¨²n grado su temperatura corporal. Los pies, sin embargo, los lleva cubiertos con lo que parecen botines para nieve de suela acolchada. Lluch observa y pastorea. Va r¨¢pida a por un miembro del coro, lo agarra del brazo y lo lleva al otro extremo de la sala. A este cantante lo adelanta unos pasos, al otro lo mueve a la derecha. Y mientras va de ac¨¢ para all¨¢, controlando que cada oveja est¨¦ en su sitio, sus botines hacen el ruido que har¨ªan unas babuchas arrastr¨¢ndose por el parqu¨¦ de casa. Cuando para la m¨²sica se sube a un toc¨®n de la escenograf¨ªa para dar indicaciones al coro sobre sus personajes: ¡°Vosotras, las j¨®venes casadas, sois las estrellas de la puta aldea¡±.
Las sopranos, cuenta, recibieron muy bien su idea sobre el final. Algo m¨¢s reticentes los tenores. Sabe que ahora le toca el p¨²blico y est¨¢ mentalizada. ¡°Nunca me han abucheado porque he dirigido poco y no he tenido la mala suerte, pero estoy bastante preparada para que haya un sector al que no le parezca bien. Un director de escena debe hacer una lectura que sea interesante para el espectador de ahora, aunque te abuchee. Pero que le llegue, le toque¡±.
Antes de meterse de lleno en la ¨®pera, Lluch lo intent¨® con la interpretaci¨®n: ¡°No los recuerdo como tiempos felices, ni siquiera cuando estaba sobre el escenario. Y sobre todo la sombra de mi abuela. Heredas amigos y enemigos. Yo reconozco que me dieron papeles por ser quien era, pero tambi¨¦n me trataron fatal en otras ocasiones. No te mandaban el texto y llegabas sin preparar, por ejemplo¡±. Recuerda que su abuela, la actriz N¨²ria Espert, le sol¨ªa repetir una frase: ¡°Hollywood est¨¢ empedrado con los corazones de los hijos de los actores¡±. Hasta que la ¨®pera encontr¨® a Lluch. Le pidieron traducir a un par de directores en el Teatro Real y, de pronto, un asistente del director de escena falt¨® y le propusieron a ella cubrir el puesto. ¡°Me enamor¨¦ desde el primer d¨ªa. Todos mis atributos, que en el mundo de la interpretaci¨®n eran defectos, aqu¨ª no. La sensibilidad, el trato con la gente, lo que me gusta la psicolog¨ªa¡ Y fui feliz¡±.
Pasaron los a?os y se fue a Londres. ¡°Fue una gozada. Nadie sab¨ªa qui¨¦n era yo¡±, explica. Ha sido asistente de direcci¨®n de escena durante m¨¢s de una d¨¦cada en el Covent Garden y ya metida de lleno en el sector se dio cuenta de una profunda brecha. ¡°La prueba de que algo pasa es que el 50% de las personas que trabajan como asistentes son mujeres y luego no dan el siguiente paso: a la direcci¨®n. Hay muy pocas mujeres. ?Por qu¨¦? No lo s¨¦. No es por falta de talento¡±.
Su experiencia como asistente ha sido en ocasiones amarga porque, se?ala, sigue siendo un mundo de hombres. ¡°Hablan por encima, te tratan como si fueses una ni?a. Mi sensaci¨®n es que yo, por ser mujer, tardo m¨¢s que cualquier hombre en que me tomen en serio. Ahora no, pero me ha pasado millones de veces que al principio es como ¡®Qu¨¦ mona la ni?a que est¨¢ dirigiendo ¨®pera¡¯. Me interrumpen, hablan entre ellos¡ De pronto tienes que dar un pu?etazo en la mesa, que no es para nada mi car¨¢cter¡±. Dice que no solo le pasa a ella, tambi¨¦n a sus amigas que se dedican a la direcci¨®n de escena. Y que, incluso, muchas de ellas se han visto obligadas a cambiar su manera de vestir para hacerse respetar. A ella le ha pasado, aunque solo en alguna ocasi¨®n: ¡°Cuando era asistente, seg¨²n el director con el que trabajara, no me pon¨ªa faldas o me recog¨ªa el pelo. Porque no quieres que te perciban como una mujer¡±.
Nada de esto le ha ocurrido al frente de la direcci¨®n de escena de La Sonnabula en el Real. Confiesa que no esperaba sentirse tan apoyada, que en este teatro se encuentra incre¨ªblemente bien. ¡°?Porque te lo mereces!¡±, espeta un espont¨¢neo que pulula por la sala, ya que en pocos minutos empieza el ensayo. Del final, Lluch se resiste a contar nada m¨¢s. Solo eso, que Amina no se casa. Habr¨¢ que ir al teatro para ver c¨®mo lo ha resuelto.
Ficha t¨¦cnica
Amina: Nadine Sierra (15, 18, 23, 26, 29 dic; 2, 4 ene), Jessica Pratt (16, 19, 27, 30 dic; 3, 6 ene)
Elvino: Xabier Anduaga (15, 18, 23, 26, 29 dic; 2, 4 ene), Francesco Demuro (16, 19, 27, 30 dic; 3, 6 ene)
El conde Rodolfo: Roberto Tagliavini (15, 18, 23, 26, 29 dic; 2, 4 ene), Fernando Radó (16, 19, 27, 30 dic; 3, 6 ene)
Lisa: Rocío Pérez (15, 18, 23, 26, 29 dic; 2, 4 ene), Serena Sáenz (16, 19, 27, 30 dic; 3, 6 ene)
Teresa: Monica Bacelli (15, 18, 23, 26, 29 dic; 2, 4 ene), Gemma Coma-Alabert (16, 19, 27, 30 dic; 3, 6 ene)
Alessio: Isaac Galán
Notario: Gerardo López
Babelia
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