El piano de Yuja Wang e Igor Levit, un refugio musical en el lluvioso Madrid
Dos de los m¨¢s eminentes virtuosos de la generaci¨®n milenial triunfan tocando Rajm¨¢ninov y Liszt en d¨ªas sucesivos en el Auditorio Nacional en los ciclos de Iberm¨²sica y la Fundaci¨®n Scherzo
La Revoluci¨®n de octubre de 1917 pill¨® a Serg¨¦i Rajm¨¢ninov en su apartamento de Mosc¨² enfrascado en la rescritura de su Primer concierto para piano. ¡°Estaba tan absorto en mi trabajo que no me di cuenta de lo que suced¨ªa a mi alrededor. Me sentaba al escritorio o al piano todo el d¨ªa sin preocuparme por el ruido de las ametralladoras y los disparos de los rifles¡±, reconoci¨® a Oskar von Riesemann en sus Rachmaninoff¡¯s Recollections (1934), la fuente de la que beben sin excepci¨®n todas sus biograf¨ªas. El compositor termin¨® su revisi¨®n pocos d¨ªas antes de abandonar Rusia con su mujer y sus dos hijas. Parec¨ªa una salida rutinaria como concertista, permitida por las autoridades bolcheviques con algunas restricciones (tan s¨®lo pudo llevar consigo una maleta peque?a y 500 rublos), pero result¨® definitiva. Rajm¨¢ninov no regresar¨ªa jam¨¢s a su pa¨ªs y dej¨® tras de s¨ª no solo sus propiedades, su dinero o sus pertenencias, sino tambi¨¦n sus manuscritos.
El compositor hab¨ªa redactado su Primer concierto para piano op. 1 nada m¨¢s graduarse en el conservatorio, entre 1890 y 1891, y con la ambici¨®n de superar el modelo solista de Grieg y competir con el lenguaje sinf¨®nico de Chaikovski. En la referida rescritura, de 1917, puli¨® las influencias m¨¢s evidentes y mejor¨® la parte solista con la experiencia de sus dos conciertos m¨¢s populares, el Segundo y el Tercero, que hab¨ªa escrito en 1901 y 1909. El resultado gan¨® en cohesi¨®n y no perdi¨® un ¨¢pice de frescura juvenil, aunque nunca haya podido competir con sus conciertos m¨¢s conocidos.
La pianista Yuja Wang (Pek¨ªn, 35 a?os) se ha convertido en una de las principales defensoras actuales de este Primer concierto, de Rajm¨¢ninov, junto con el infrecuente y tard¨ªo Cuarto, de 1926. De hecho, va a dedicar sus pr¨®ximas actuaciones como solista hasta el verano a tocar los cuatro conciertos del compositor ruso junto a la Rapsodia sobre un tema de Paganini. Lo har¨¢, incluso, en forma de marat¨®n, el pr¨®ximo 28 de enero, en el Carnegie Hall de Nueva York, donde abordar¨¢ las cinco composiciones en una misma velada, con la Orquesta de Filadelfia y su titular Yannick N¨¦zet-S¨¦guin. Ese virtuosismo ol¨ªmpico y sobrehumano resalta tambi¨¦n en la otra composici¨®n que va a seguir tocando por todo el mundo en los pr¨®ximos meses: el dificil¨ªsimo Concierto para piano n¨²m. 3 , de Magnus Lindberg, que el compositor finland¨¦s ha escrito especialmente para ella y que estren¨® en octubre pasado en San Francisco.
La virtuosa china visit¨® Madrid el pasado lunes 12 de diciembre. Y actu¨® como solista en la gira con Iberm¨²sica de la Orquesta Philharmonia de Londres bajo la direcci¨®n de su titular, el finland¨¦s Santtu-Matias Rouvali (Lahti, 37 a?os), que culminar¨¢ este mi¨¦rcoles en Barcelona. La velada se sobrepuso al caos provocado por la nieve en Londres, que oblig¨® a cerrar sus tres aeropuertos. Tanto la solista como el director y los integrantes de la orquesta llegaron a tiempo a Madrid, aunque desperdigados en diferentes vuelos y algunos m¨²sicos tuvieron que tocar en ropa de calle. Pero el cansancio de la odisea no afect¨® al resultado del concierto. Lo comprobamos en la pulida versi¨®n de la obertura-fantas¨ªa Romeo y Julieta, de Chaikovski, que abri¨® el fuego. Una lectura m¨¢s preocupada por redondear cada plano sonoro que por contarnos la historia de los desdichados amantes de Shakespeare.
Sigui¨® el Primer concierto, de Rajm¨¢ninov, donde Wang impuso su el¨¦ctrica e intensa concepci¨®n de la obra. Adem¨¢s de la partitura, parece que la pianista china conoce bien la grabaci¨®n que realiz¨® el compositor, entre 1939 y 1940 (Victor/Sony Classical). No solo resolvi¨® con la misma insolencia juvenil las dobles octavas o las ristras de semicorcheas que siguen a la chaikovsquiana fanfarria que abre el vivace inicial, sino que persigui¨® la misma fluidez y br¨ªo en cada pasaje de la obra. En ese af¨¢n, no dud¨® en atropellar a la orquesta brit¨¢nica al final del desarrollo. Y decant¨® la balanza hacia la cadencia que convirti¨® en uno de los mejores momentos de la velada. La abri¨® entre llamaradas de acordes, contuvo la respiraci¨®n en el allegro moderato y supo escalar la tensi¨®n del maestoso que dispar¨® la coda final. El movimiento lento fue otro prodigio de musicalidad y, especialmente, en la bell¨ªsima reelaboraci¨®n del tema inicial, que el piano llena de filigranas camino de la codetta. Se escuch¨® otrotour de force entre solista y orquesta en el tercer movimiento, aunque volvi¨® a brillar el rubato de Wang en la secci¨®n central que son¨® casi como una improvisaci¨®n.
En la segunda parte, se escuch¨® lo mejor de la Philharmonia bajo la direcci¨®n de Rouvali. Una lectura de la Cuarta sinfon¨ªa de Chaikovski alejada del famoso programa que el compositor confes¨® por carta a su amiga y benefactora Nadezhda von Meck, en febrero de 1878. No parece interesarle al director finland¨¦s toda esa historia del destino ¡°que frustra nuestros esfuerzos por ser felices¡±. Su lectura de la partitura fue n¨ªtida e inexpresiva y la acerc¨® al mundo del ballet. No es una opci¨®n extra?a si se tiene en cuenta el inter¨¦s que ten¨ªa Chaikovski por entonces hacia Auber, Gounod, Bizet y Leo Delibes, tal como ha recordado Richard Taruskin. De hecho, Rouvali subray¨® el ritmo de polonesa del motivo del destino y tambi¨¦n su oposici¨®n como vals. En el andantino in modo di canzona hizo tocar muy ¨¢gil la balada a Tom Blomfield, el joven solista de oboe de la orquesta, y adquiri¨® un perfil casi danzable. Los pizzicatos del scherzo sonaron m¨¢s efervescentes y desenfadados. Y en el cuarto movimiento, el director finland¨¦s, que debutar¨¢ la pr¨®xima semana al frente de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, se apoy¨® en el virtuosismo del excelente conjunto ingl¨¦s, que respondi¨® de maravilla a su direcci¨®n precisa y desapasionada de la obra, a pesar del cansancio del viaje.
Igor Levit, el asombroso manejo de los diferentes planos sonoros
Tampoco debi¨® ser pl¨¢cido, ayer martes, 13 de diciembre, el viaje a Madrid del pianista alem¨¢n de origen ruso Igor Levit (Nizhni N¨®vgorod, 35 a?os). Lleg¨® con dos horas de retraso a una ciudad donde la lluvia no daba tregua. Y para culminar el ciclo de Grandes Int¨¦rpretes de 2022 de la Fundaci¨®n Scherzo. Su programa inclu¨ªa sendos arreglos de Busoni y Kocsis de obras organ¨ªsticas y sinf¨®nicas de Brahms y Wagner, una composici¨®n escrita especialmente para ¨¦l por Fred Hersch y la Sonata en si menor de Liszt. Una combinaci¨®n que le acompa?ar¨¢ el resto de la temporada en numerosos recitales por Alemania, Austria, Italia y Estados Unidos.
La velada comenz¨® con seis de los 11 preludios corales para ¨®rgano op. 122, de Johannes Brahms, que Ferruccio Busoni arregl¨® para piano poco despu¨¦s de su composici¨®n, en 1897, y con la intenci¨®n de que el propio Brahms les diera su visto bueno. Levit incluy¨® este arreglo, en 2020, en su disco Encuentro (Sony Classical), donde afront¨® la trascendencia existencial de la m¨²sica durante los meses m¨¢s duros de la pandemia. Y su interpretaci¨®n resalt¨® la asombrosa paleta de texturas que despliega Busoni hasta amoldar estos pentagramas de ¨®rgano idealmente al teclado del piano. Su manejo de los diferentes planos sonoros fue asombroso, en Schm¨¹cke dich, o liebe, con una incre¨ªble ligereza en las densas octavas de la mano izquierda. Pero lo mejor lleg¨® en las dos versiones de Herzlich tut mich verlangen, una densa y organ¨ªstica, y la otra lenta y reflexiva.
Antes del descanso, Levit toc¨® el estreno en Espa?a de Variations on a Folksong, de Fred Hersch. Una ecl¨¦ctica composici¨®n, de 2021, basada en la popular melod¨ªa de la canci¨®n Shenandoah, que el compositor estadounidense y pianista de jazz de 67 a?os somete a veinte variaciones desde m¨²ltiples enfoques. La relaci¨®n art¨ªstica (y tambi¨¦n la amistad) entre Hersch y Levit se inici¨® en relaci¨®n con la preparaci¨®n del ¨¢lbum tributo The Metallica Blacklist (2021) en que hizo un arreglo del tema Nothing Else Matters del grupo de metal estadounidense. Y de ah¨ª surgi¨® el encargo de unas variaciones en que mezcla diversos acercamientos jazz¨ªsticos con planteamientos cl¨¢sicos y alg¨²n gui?o popular que Levit elev¨® con su pianismo multiforme.
Faltaba el plato fuerte del recital, la Sonata en si menor de Liszt, que Levit hizo preceder por el arreglo de Zolt¨¢n Kocsis del preludio de Trist¨¢n e Isolda de Wagner, incluido en su ¨²ltimo disco para Sony Classical titulado Tristan (2022). Levit toc¨® la obra con suma atenci¨®n a los planos sonoros y a la construcci¨®n de las tensiones. Se escuch¨® flotar en el aire el famoso acorde de la ¨®pera (fa, si, re sostenido y sol sostenido) y una buena construcci¨®n clim¨¢tica en que la densa elaboraci¨®n del arreglo trata de emular cierta densidad orquestal. Pero Levit conect¨® el final del preludio de Wagner con el inicio de la sonata de Liszt, ya que ambas obras terminan y empiezan de la misma forma: con la nota sol octavada en el registro grave del piano. Una idea ingeniosa e interesante, pues Wagner fue uno de los pocos compositores que valor¨® este monumento pian¨ªstico, de 1853, aunque tambi¨¦n equivocada al destruir con ello la percepci¨®n conceptualmente unitaria y c¨ªclica de la obra de Liszt.
Esta decisi¨®n fue especialmente sorprendente al escuchar su interpretaci¨®n donde elude lo narrativo o representativo en favor de su asombrosa construcci¨®n formal. Conviene recordar, como ha hecho Alan Walker en su monumental estudio sobre el compositor en tres vol¨²menes (Alfred A. Knopf & Cornell University Press), que Liszt nunca aport¨® ning¨²n detalle program¨¢tico acerca de su contenido. Ello no ha evitado la invenci¨®n de teor¨ªas que convierten la obra en un supuesto retrato musical de la leyenda de Fausto, con temas asignados a los tres protagonistas del drama de Goethe. Nada de eso pudo escucharse en la versi¨®n de Levit, concentrada en plasmar la doble estructura de forma sonata de la obra, que Liszt hizo funcionar tanto a gran escala como dentro de cada uno de sus movimientos, que escuchamos sin interrupci¨®n.
Qued¨® claro en la importancia que otorg¨® al comp¨¢s 32, el primero en que escuchamos la tonalidad de si menor, y donde Liszt desata la exposici¨®n a gran escala de la obra. Pero tambi¨¦n en su visi¨®n del andante sostenuto, exquisitamente cantado como desarrollo y con una progresi¨®n clim¨¢tica perfectamente dirigida al comp¨¢s 397, que Liszt subraya con la indicaci¨®n din¨¢mica de fortississimo (fff). El fugado (allegro energico) actu¨® como la conexi¨®n necesaria entre el desarrollo y la recapitulaci¨®n. Por ello, Levit intensific¨® su perfil desaforado que conect¨® con el comp¨¢s 533, que es quiz¨¢ el m¨¢s importante de toda la partitura, y donde se vuelve a escuchar la tonalidad de si menor. Pero el pianista vuelve a armar las transiciones, en este caso en la stretta que conduce a la coda prestissimo, que inocula con la tensi¨®n justa para que la pausa dram¨¢tica del comp¨¢s 710 sea el verdadero cl¨ªmax de la obra. En adelante, escuchamos la calma del andante sostenuto como una bendici¨®n final.
Tras las ovaciones, Levit opt¨® por tocar una sola propina. Se decant¨® por El poeta habla, el final de Escenas de ni?os op. 15, de Robert Schumann, que convirti¨® en un apacible colof¨®n de su recital. Pero seguramente su elecci¨®n tambi¨¦n estaba relacionada con la dedicatoria a Schumann de la Sonata de Liszt, en su primera edici¨®n de 1854, y el desinter¨¦s que gener¨® la obra en su c¨ªrculo. Buen ejemplo de ello es la historia de su primera audici¨®n privada, en Weimar, en junio de 1853 y frente a una serie de alumnos entre los que estaba casualmente el joven Brahms, que estaba de gira y hab¨ªa sido alojado por Liszt en su propia casa junto con el violinista Ede Rem¨¦nyi. Se puede leer esta historia en M¨²sica en 1853. La biograf¨ªa de un a?o, de Hugh Macdonald (Acantilado). El compositor toc¨® su sonata y, seg¨²n avanzaba en la interpretaci¨®n, se volv¨ªa para contemplar el rostro de fascinaci¨®n de sus estudiantes. En un momento especialmente expresivo mir¨® a Brahms y comprob¨® que se hab¨ªa quedado dormido. Liszt termin¨® de tocar la sonata, se levant¨® del piano y sali¨® de la habitaci¨®n sin decir palabra.
Iberm¨²sica. Serie Barbieri. Temporada 2022/23. Obras de Chaikovski y Rajm¨¢ninov. Yuja Wang (piano), Philharmonia Orchestra, Santtu-Matias Rouvali (direcci¨®n). Auditorio Nacional, 12 de diciembre.
Fundaci¨®n Scherzo. Ciclo de Grandes Int¨¦rpretes 2022. Obras de Brahms-Busoni, Hersch, Wagner-Kocsis y Liszt. Igor Levit (piano). Auditorio Nacional, 13 de diciembre.
Babelia
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