Lucrezia Bori, la gran soprano que rein¨® en la ¨®pera de Nueva York y nunca cant¨® en su pa¨ªs, Espa?a
La artista actu¨® con Caruso y Martinelli y fue elegida por Puccini y Toscanini para sus obras. El Palau de les Arts de Valencia la homenajea con motivo del 135 aniversario de su nacimiento
Lucrezia Bori rein¨® en la ¨®pera de Nueva York. No solo fue la soprano m¨¢s aclamada en la primera mitad del siglo XX, sino que la labor filantr¨®pica y de gesti¨®n de esta valenciana (1887¨C1960) fue clave para salvar la Metropolitan Opera de Nueva York, donde cant¨® en 473 funciones, de su quiebra tras la crisis de 1929. Tambi¨¦n actu¨® en los principales escenarios de Italia, como la Scala de Mil¨¢n, y en otros pa¨ªses, en los que cosech¨® un gran ¨¦xito. Cant¨® con las voces m¨¢s grandes de la ¨¦poca como Enrico Caruso, Beniamino Gigli, Giacomo Lauri-Volpi o Miguel Fleta, y fue dirigida por Giacomo Puccini y Arturo Toscanini, que la eligieron para Manon Lescaut. Pero nunca lleg¨® a actuar como profesional en su pa¨ªs, una circunstancia que ha contribuido a que su nombre carezca de la resonancia y el reconocimiento de los que gozan en la actualidad otros artistas en Espa?a.
Un nombre que ella se cambi¨® a su paso por Italia. La advirtieron de que su original Lucrecia Borja no se pronunciaba bien en italiano por la jota y, adem¨¢s, se confund¨ªa con el de la desgraciada hija, sobre la que circularon tantos prejuicios y leyendas en el Renacimiento, del papa Alejandro VI, el tambi¨¦n valenciano Rodrigo de Borja, que pas¨® a la posteridad con el graf¨ªa italiana Borgia. Ya con su nombre art¨ªstico, Lucrezia Bori cruz¨® el Atl¨¢ntico y se convirti¨® en una diva y una celebridad que se codeaba con miembros de las familias Guggenheim, Rockefeller, Vanderbilt, Astor o Huntington, y con personalidades como Eleanor Roosevelt.
¡°Lucrezia Bori reinaba en la ¨®pera de Nueva York, y Concha Piquer, en Broadway. Estamos investigando la posibilidad de que se conocieran entonces¡±, apunt¨® este viernes, sonriente ante la idea, Jos¨¦ Dom¨¦nech Part, bi¨®grafo de la artista, en el cementerio de Valencia. All¨ª, alejados del estr¨¦pito comercial navide?o, el Palau de les Arts rindi¨® homenaje a la cantante frente a su sepulcro con motivo del 135 aniversario de su nacimiento y un d¨ªa antes de que muriera, el 24 de diciembre de 1960. Ella pidi¨® ser enterrada en su tierra. Y as¨ª se hizo en 1961 en un pante¨®n, frente al que los artistas del Centre de Perfeccionament de la ¨®pera valenciana, la soprano Rosa D¨¢vila y el pianista Jos¨¦ Alberto Sancho, interpretaron dos arias imprescindibles en su extenso repertorio: S¨¬, mi chiamano Mim¨¬, de La boh¨¨me, de Puccini, y Porgi amor, de Le nozze di Figaro, de Mozart.
All¨ª, el presidente del Patronato de Les Arts, Pablo Font de Mora, reivindic¨® la figura de ¡°una mujer excepcional y pionera que merece recuperar su lugar de privilegio en la historia de la l¨ªrica y de la ciudad de Valencia¡±, unos d¨ªas despu¨¦s de que la entidad acordara bautizar su nuevo c¨ªrculo de mecenazgo con el nombre de la soprano. Font de Mora record¨® que la artista fue la primera mujer e int¨¦rprete en ser elegida miembro del Consejo de Administraci¨®n de la Metropolitan Opera House, y, una vez retirada de los escenarios, impuls¨® las hist¨®ricas retransmisiones de radio de los Saturday Matinee Broadcast, que a¨²n hoy siguen emiti¨¦ndose.
La cantante se retir¨® pronto, en 1936, en cuanto atisb¨® que le empezaba a fallar la voz. Se dedic¨® entonces a numerosas iniciativas ben¨¦ficas. Recibi¨® la Gran Cruz de Alfonso XIII por su contribuci¨®n para la construcci¨®n de la Ciudad Universitaria de Madrid, y, conocedora de los efectos de la riada de Valencia de 1957, reuni¨® a la ¨¦lite estadounidense en el Town Hall de Nueva York en una gala con la que recaud¨® 50.000 d¨®lares que hizo llegar a la capital del Turia y que se destinaron a la construcci¨®n de viviendas para las familias damnificadas por la tragedia en el barrio de la Fontsanta, donde tiene una calle dedicada a su nombre.
Subasta de una joya
Hace casi 10 a?os, la ¨®pera neoyorquina subast¨® una joya donada al teatro por Lucrezia Bori y obtuvo tres millones de d¨®lares, coment¨® Jorge Culla, director general de la Fundaci¨®n del Palau de les Arts. La joya fue un regalo a la cantante de Eugenia de Montijo, arist¨®crata espa?ola y emperatriz consorte de los franceses como esposa de Napole¨®n III.
Bori estuvo unos a?os sin cantar tras una delicada operaci¨®n. Se recuper¨® en Valencia, donde hab¨ªa estudiado m¨²sica y canto, y donde trab¨® amistad a?os despu¨¦s con un vecino que nunca dej¨® de recordarla, el poeta y ensayista Juan Gil-Albert (1904-1994). A punto estuvo de cantar, una vez recobrada la voz, en el Liceu de Barcelona, si bien al final opt¨® por actuar en Montecarlo.
Lucrezia Bori sigue siendo hoy una gran desconocida para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, ¡°a pesar de ser la cantante espa?ola m¨¢s importante de la primera mitad del s. XX, una mujer fascinante que despert¨® el respeto y la admiraci¨®n de algunas de las figuras m¨¢s relevantes del momento y que abri¨® la puerta a toda una generaci¨®n de cantantes¡±, afirm¨® su bi¨®grafo.
Babelia
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