A?o 2022, la temporada del regreso, del liderazgo de Morante y Roca Rey, de la desbandada de p¨²blico, del afeitado¡
La pandemia no ha servido para que la tauromaquia despierte de su ancestral anquilosamiento y ajuste cuentas con la modernidad
Lo m¨¢s destacado del a?o taurino 2022 ha sido, sin ninguna duda, el regreso de las ferias, y que la fiesta sigue viva a pesar del infame bajonazo que supuso la pandemia, que la dej¨® en la UVI con las constantes vitales seriamente da?adas.
Lo peor es que todo sigue igual. El taurinismo andante ha esperado pacientemente que escampara, sin aprovechar el obligado descanso para hacer una reflexi¨®n sobre los problemas que afectan al sector y que demandan medidas que garanticen su supervivencia.
Lo mejor es que la normalidad ha vuelto, y lo peor es que es la misma de 2019, una industria cultural no reconocida como tal por los poderes p¨²blicos, plagada de enemigos que la atacan sin piedad, al tiempo que se muestra incapaz de llevar a cabo una reconversi¨®n interna que le permita afrontar con la mirada alta los dif¨ªciles retos que le plantea el siglo XXI. Siguen mandando los mismos ¡ªen los despachos, en el campo y en el ruedo¡ª, con los par¨¢metros de siempre, y ah¨ª est¨¢n los resultados que, por el momento, no parecen preocupar a los m¨¢s interesados.
La sabia exigencia de La Maestranza y Las Ventas ya es historia; hoy manda la algarab¨ªa de un p¨²blico festivo.
Por otro lado, durante la temporada de 2022 han resonado con fuerza dos nombres: Morante de la Puebla y Roca Rey. El sevillano ha alcanzado la cifra de los 100 pase¨ªllos, proeza que poco aporta a la tauromaquia m¨¢s all¨¢ de la satisfacci¨®n del propio torero; y el peruano ha sido el ¨²nico que ha movilizado las taquillas de las plazas donde se ha anunciado, lo que s¨ª tiene un m¨¦rito superlativo. Morante, no obstante, alcanz¨® la gloria en la Feria de Abril ante un sobrero de Garcigrande, cort¨® una oreja de peso a un toro de Alcurruc¨¦n en San Isidro y volvi¨® a encandilar a la Maestranza en la Feria de San Miguel. Roca Rey, por su parte, ha demostrado una memorable ansiedad de triunfo; sali¨® a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas en Oto?o y su paso por la Feria de Bilbao fue ¨¦pico, heroico e hist¨®rico.
Junto a ellos, otros nombres muy relevantes, como El Juli ¡ªs¨¦ptima Puerta del Pr¨ªncipe en Sevilla y magistral en Madrid¡ª, Fernando Roble?o, Daniel Luque, Gin¨¦s Mar¨ªn, Tom¨¢s Rufo, ?ngel T¨¦llez y la recuperaci¨®n de Emilio de Justo.
Ha habido, tambi¨¦n, hierros ganaderos que han propiciado emocionantes tardes, como Victoriano del R¨ªo, con tres Puertas Grandes en Madrid (?ngel T¨¦llez, Roca Rey y Francisco de Manuel) y un toro de bandera, Duplicado, lidiado en Las Ventas por ?lvaro de la Calle, sobresaliente de Emilio de Justo; El Parralejo, triunfadora en la Feria de Abril; Garcigrande, premiada en San Isidro; La Palmosilla, en San Ferm¨ªn; Santiago Domecq, sobresaliente en Bilbao; La Quinta, Victorino Mart¨ªn, Jandilla, El Pilar¡
En la zona inferior de la tabla, con todos los honores, Juan Pedro Domecq, ganader¨ªa exigida por las figuras, mimada por las empresas y fracasada una y otra vez.
En 2022 se ha producido, adem¨¢s, un hecho verdaderamente hist¨®rico: el protagonismo absoluto de los espectadores. Pero el asunto merece una explicaci¨®n.
A pesar de que el cartel de ¡°No hay billetes¡± se colg¨® seis tardes en la Feria de Abril y 11 en San Isidro, la t¨®nica general es que los aficionados/espectadores han huido en masa de las plazas de toros. Han sido muchas, muchas, las tardes en las que un cartel de post¨ªn no ha congregado m¨¢s all¨¢ de media plaza en muchas ferias, y la deprimente imagen de la Semana Grande de Bilbao ha sido la prueba m¨¢s dolorosa de la situaci¨®n.
Pero el problema contiene otro matiz no menos preocupante. La emoci¨®n, elemento fundamental de la fiesta de los toros, ha dejado paso a la diversi¨®n, consecuencia primera de que la mermada afici¨®n ha sido sustituida por triunfalistas espectadores que cifran su nivel de satisfacci¨®n en el n¨²mero de trofeos que se conceden.
La sabia exigencia de La Maestranza y Las Ventas ya es historia. Hoy mandan la algarab¨ªa, la distracci¨®n y el pasatiempo, con el benepl¨¢cito claudicante de un palco presidencial arrollado por la nueva ola, e incapaz de poner orden con una normativa ya obsoleta y el err¨®neo convencimiento de que una imagen festiva de la fiesta contribuye a contrarrestar los ataques de los antitaurinos.
El rejoneo se mantiene en tres v¨¦rtices indiscutibles: Diego Ventura y Hermoso de Mendoza, padre e hijo, y aqu¨ª permanece una circunstancia maloliente: el veto del rejoneador navarro a Ventura en Pamplona y en aquellas plazas donde manda la Casa Chopera, que lo apodera.
Una joven hornada de novilleros espera ocupar los primeros puestos si los veteranos se retiran antes de que les llegue la hora de la jubilaci¨®n
Por cierto, el Ministerio de Cultura ha concedido el Premio Nacional de Tauromaquia de 2022 a la Casa de Misericordia de la capital navarra. Merecido reconocimiento por su labor social, pero un galard¨®n arbitrario e injusto porque es su Comisi¨®n Taurina la que ha impedido hasta ahora el debut de Diego Ventura en San Ferm¨ªn por imposici¨®n, al parecer, de Pablo Hermoso.
Los novilleros Jorge Mart¨ªnez, V¨ªctor Hern¨¢ndez, ?lvaro Burdiel, ?lvaro Alarc¨®n y el flamante matador Isaac Fonseca, entre otros, est¨¢n llamados a ocupar los primeros puesto del toreo si es que los veteranos se retiran antes de la edad reglamentaria (55 a?os).
Y entre los toreros de plata, a pie y a caballo, son muchos los que se han ganado el respeto y la admiraci¨®n, pero entre todos ellos destaca un banderillero de lujo, Fernando S¨¢nchez, triunfador en todas las ferias en las que ha participado y protagonista de un r¨¦cord: ha alcanzado las 100 actuaciones en 2022.
Y la guinda de la temporada ha sido el afeitado (manipulaci¨®n fraudulenta de los pitones), esa lacra silenciosa y oculta, pero presente en la fiesta como un virus que todo lo mancilla. Ni la autoridad, ni los aficionados/espectadores, ni los medios de comunicaci¨®n, ni, por supuesto, los taurinos conceden importancia a un problema capital que ataca sin piedad a la integridad del toro y, en consecuencia, al prestigio de la tauromaquia.
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