Gustavo Gimeno, director de orquesta: ¡°Un teatro de ¨®pera debe invitar al silencio, a reconectar y reencontrarnos con nosotros mismos¡±
El pr¨®ximo director musical del Real desde 2025 estrena ¡®Jen?fa¡¯, de Jan¨¢cek, en el Palau de les Arts de Valencia y reflexiona sobre el papel de una instituci¨®n oper¨ªstica en el siglo XXI
El ascenso de Gustavo Gimeno en el mundo de la m¨²sica ha sido fulgurante durante la ¨²ltima d¨¦cada. Pero el director de orquesta valenciano de 46 a?os no ha olvidado de d¨®nde viene ni qu¨¦ le ense?aron sus mejores maestros. Por eso, casi cada d¨ªa entabla una callada meditaci¨®n con ellos cuando observa las fotos que tiene en su camerino de la Orquesta Filarm¨®nica de Luxemburgo o en el estudio de su casa, en ?msterdam, donde vive, estudi¨® desde que era adolescente y se form¨® como percusionista y director. Ah¨ª le acompa?an los retratos de Mariss Jansons y Claudio Abbado, dos mitos de su oficio que lo eligieron como asistente en el ¨²ltimo tramo de sus carreras, antes de morir ambos, y lo se?alaron como a uno de los grandes del futuro.
Aquel futuro de principios del 2000 es ahora presente y Gustavo Gimeno ha cumplido los pron¨®sticos de su maestro let¨®n y tambi¨¦n del italiano. Se ha convertido en un grande dentro del panorama de la direcci¨®n orquestal internacional y no se quita de la cabeza el hecho de responder dignamente a las expectativas que sus maestros se hicieron sobre ¨¦l. Los recuerda este viernes mientras toma un caf¨¦ ma?anero en Valencia, su ciudad de origen, donde dirige estos d¨ªas en el Palau de les Arts la ¨®pera Jen?fa, de Leos Jan¨¢cek. La ciudad es el lugar donde comenz¨® a formarse junto a un padre, don Francisco Idilio, director amateur, metido de lleno en las bandas de una tierra sensorial donde desde ni?o se enrol¨® para tocar bombos, tambores y platillos despu¨¦s de haberse entrenado en casa con cacerolas.
Hoy su padre y sus maestros aplaudir¨ªan las horas de estudio que Gimeno emplea en cada partitura para llegar a una conclusi¨®n propia. ¡°Muchas, muchas horas¡±, afirma. Abbado era hombre de pocas palabras. Jansons, tambi¨¦n. De don Francisco ha heredado unas manos que desde el patio de butacas impresionan por su solvencia a la hora de dibujar la m¨²sica y marcar ritmos, compases. Todos le dieron pocos y muy sabios consejos. Pero le dejaron compartir unos m¨¦todos de trabajo extraordinarios que Gimeno incorpor¨® como una gu¨ªa a la vez pr¨¢ctica y moral: ¡°Ellos me marcaron el camino. Me dejaron claro que la ¨²nica manera de llegar alto era mediante el estudio y sin dar nada por sentado. Con autoexigencia continua y humildad, el deseo cotidiano de aspirar a mejorar y el deber de superarte¡±. Tambi¨¦n mediante un respeto infinito a la partitura. ¡°Convertirte en digno servidor de lo que tienes delante: una obra de arte. Nosotros, los directores, somos poca cosa frente a Jan¨¢cek, Mozart, Beethoven¡¡±.
Eso lo aplica Gimeno all¨¢ donde trabaja. Y anda en la cumbre a ambos lados del Atl¨¢ntico. En Europa, como titular de la Filarm¨®nica de Luxemburgo desde 2015 y en Am¨¦rica como responsable de la Sinf¨®nica de Toronto desde 2020. Dejar¨¢ el primer puesto en 2025 y se incorporar¨¢ al Teatro Real como director musical. Un gran paso. Tanto para ¨¦l, como para la instituci¨®n madrile?a, cuyo responsable art¨ªstico, Joan Matabosch lo at¨® a la plaza de Oriente al comprobar c¨®mo la orquesta volaba a sus ¨®rdenes en la versi¨®n de El ¨¢ngel de fuego (Prokofiev) que ejecut¨® la pasada temporada.
A Gimeno ya se lo rifaban. En el Liceu lo consideraban muy seriamente como sustituto de Josep Pons a partir de 2026, seg¨²n han apuntado desde el propio teatro barcelon¨¦s. Pero Matabosch no dud¨® y le hizo una oferta que el director valenciano ha acogido entusiasmado. Ha sido una elecci¨®n firme por parte de Gimeno y una apuesta audaz para el Real. Tras la consolidaci¨®n enorme del director en el repertorio sinf¨®nico ¡ªse ha puesto al frente ya de las mejores orquestas del mundo en Europa y Norteam¨¦rica, sobre todo¡ª y un gran puesto en Toronto para seguir explor¨¢ndolo a conciencia hasta 2030, Madrid ser¨¢ el escenario de su faceta oper¨ªstica.
El dominio de ambos campos es lo que consagra y catapulta a los grandes directores. As¨ª lo hizo Abbado. As¨ª quiere crecer y evolucionar Gimeno. Esa es su intenci¨®n y el lugar que ocupa hoy en el panorama internacional lo refrenda. Hablamos del mayor referente de la direcci¨®n orquestal espa?ola en el mundo. ¡°En Toronto he tenido un arranque muy estimulante. Llegu¨¦ con la pandemia, pero ese par¨®n, lejos de desmotivarnos, nos ha empujado y unido. Supimos resistir juntos¡±, asegura. ¡°All¨ª me encuentro feliz, adoro a la orquesta y al p¨²blico. En Canad¨¢ debo trabajar al menos 13 semanas al a?o por contrato y mi complicidad con el director general de la instituci¨®n, Mark Williams, es total¡±, dice. Como lo ha sido y continua en Luxemburgo con Stephan Gehmacher, que lo fich¨® al llegar a su puesto despu¨¦s de haber pasado por la Filarm¨®nica de Berl¨ªn o el Festival de Salzburgo.
Trabajo en equipo
Junto al gestor austriaco en los ¨²ltimos ocho a?os ha perseverado en el trabajo en equipo. Una faceta que Gimeno disfruta como pocos. ¡°Me gusta estar rodeado de gente. Soy un entusiasta de la labor colectiva, implicarme en las cosas y construir algo desde cero junto a otros. No limitarme a ser un visitante, sino alguien comprometido con un proyecto com¨²n¡±. Un director de orquesta sabe como nadie lo que es un colectivo. M¨¢s si antes se ha sentado entre los atriles, como hizo Gimeno en su etapa de percusionista en la Royal Concertgebouw, de ?msterdam: ¡°Una orquesta es una representaci¨®n de la sociedad a escala peque?a y plural. La misi¨®n de un director consiste en aunar las diferentes visiones de conjunto de cara a fijar un objetivo com¨²n que deben perseguir todos juntos. Esa es la clave de su misi¨®n. Lograr lo que, por otra parte, por separado, no se puede conseguir¡±. Querr¨ªa hacerlo tambi¨¦n, alg¨²n d¨ªa, debutando junto a la Orquesta Nacional de Espa?a, con la que a¨²n no ha actuado pese a que los miembros de la misma lo han demandado. ¡°Se dar¨¢ la oportunidad, estoy seguro¡±, anuncia.
Mientras, trata de conocer poco a poco lo que ha sido la historia de una instituci¨®n como el Real tras su reapertura hace 26 a?os. Analizarlo y perfilar su propio proyecto futuro cuando llegue al puesto dentro de dos temporadas. Tiene claro lo que debe ser un teatro de ¨®pera en el siglo XXI. Pasa por eso y por una conexi¨®n social con el entorno donde se enclavan las instituciones culturales en el presente. ¡°Demandan una tarea art¨ªstica de excelencia, pero tambi¨¦n pedag¨®gica¡±, afirma Gimeno.
Deben ofrecer a su juicio las grandes creaciones de tu tiempo y las del pasado, pero con una lectura contempor¨¢nea que provoque la reflexi¨®n. ¡°Un teatro es un punto de encuentro en el que la gente sabe que le invitas a pensar, adem¨¢s de disfrutar. Y, por supuesto, a la emoci¨®n. Un espacio en el que puedas apartar el mundo en que vivimos e invites a quien all¨ª acuda al silencio, a conectar con uno mismo, realinearte y reencontrarte para que salgamos de ah¨ª m¨¢s sanos. Ya solo eso me parece muy transgresor en el mundo en que nos toca resistir, tan acelerado, tan desconcertado¡±.
Es lo que trata estos d¨ªas de lograr en Valencia, donde ha regresado para estrenar el pasado jueves una versi¨®n extraordinaria de Jen?fa. Gimeno escogi¨® la ¨®pera de Leos Jan¨¢cek, magistral, tr¨¢gica, contundente, plenamente moderna y compuesta en 1908, por dos razones principales: ¡°Nunca hab¨ªa sido representada en Valencia y supon¨ªa un reto para m¨ª¡±, asegura. Una b¨²squeda de desaf¨ªos continua y retarse a s¨ª mismo, pero paso a paso, sin temeridades fuera de lugar, definen, en gran parte, sus cualidades. Tambi¨¦n un fuerte carisma que sabe arrastrar complicidades en sus orquestas. Nota ya, respecto a su futuro en Madrid, un f¨¦rreo compromiso: ¡°Una responsabilidad, s¨ª, pero que me resulta, sin duda, una bendita responsabilidad¡±. Es el precio de ser digno de sus maestros y poder mirar de frente los retratos que le acompa?an cada d¨ªa. La sombra de unas leyendas como Jansons y Abbado pesan, pero tambi¨¦n dan alas para volar m¨¢s alto.
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