Una ¡®Jen?fa¡¯ sensacionalista brilla en el foso del Palau de les Arts
La ¨®pera de Jan¨¢cek se estrena en Valencia en una desigual producci¨®n de Katie Mitchell admirablemente dirigida por Gustavo Gimeno y con un reparto compacto, pero no memorable
El compositor checo Leo? Jan¨¢?ek (Hukvaldy, 1854 - Ostrava, 1928) fue un operista por excelencia. Sus nueve t¨ªtulos, desde ?¨¢rka a Desde la casa de los muertos, constituyen la columna vertebral de su cat¨¢logo y ocupan las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas de su vida. Pero lo dram¨¢tico tambi¨¦n impregn¨® sus creaciones instrumentales. La famosa rapsodia sinf¨®nica Taras Bulba funciona como una especie de ¨®pera sin palabras o sus dos cuartetos de cuerda tienen un trasfondo dram¨¢tico fundamental. El primero se basa en la novela de Tolst¨®i Sonata a Kreutzer y el segundo, Cartas ¨ªntimas, en la pasi¨®n amorosa del compositor por Kamila St?sslov¨¢, la mujer que tambi¨¦n inspir¨® las hero¨ªnas de tres de sus principales ¨®peras: Katia Kabanov¨¢, La zorrita astuta y El asunto Makropulos.
El modelo para la protagonista de Jen?fa lo encontr¨®, por contra, en su enfermiza hija Olga Jan¨¢?kov¨¢, una maestra de escuela fallecida con veinte a?os, en 1903. Jan¨¢?ek comenz¨® a trabajar en el libreto de esa ¨®pera, nueve a?os atr¨¢s, realizando anotaciones musicales sobre una edici¨®n del drama en prosa Su hijastra (1890), de Gabriela Preissov¨¢. En ese lapso de casi una d¨¦cada, el compositor traz¨® su personalidad como operista.
Absorbi¨® el modelo verista de Cavalleria rusticana, de Mascagni, y tambi¨¦n el estilo sin destellos mel¨®dicos y psicol¨®gicamente apoyado por la orquesta, de la escena entre Herman y la Condesa, en La dama de picas de Chaikovski. El resultado fue un estilo instrumental basado en peque?as part¨ªculas musicales repetidas, en vez del imperante uso del leitmotiv, y un estilo de canto arioso basado en la transcripci¨®n sonora de las inflexiones del lenguaje checo enriquecido con sutiles variantes moravas, que llam¨® ¡°melod¨ªas del habla¡±. Por supuesto, tambi¨¦n alter¨® la personalidad de la protagonista de Preissov¨¢ para que su Jen?fa se pareciese en entrega y humildad a su hija Olga, a la que dedic¨® la ¨®pera.
La directora de escena brit¨¢nica Katie Mitchell ha optado por reivindicar el protagonismo de Preissov¨¢, que considera la verdadera libretista de la ¨®pera (recordemos que el libreto de Jen?fa fue el resultado de una intensiva cirug¨ªa del drama original realizada por el propio Jan¨¢cek). Ya en su primera producci¨®n de la pieza, de 1998, para la ?pera Nacional Galesa, Mitchell mantuvo la fundamental ambientaci¨®n rural. Pero rellen¨® su dramaturgia con detalles extra¨ªdos de la mediocre novela titulada tambi¨¦n Su hijastra, que Preissov¨¢ public¨®, en 1930, cuando Jan¨¢cek ya hab¨ªa fallecido. En ella, no solo aclara el origen del personaje de la madrastra Kostelni?ka, v¨ªctima de una sociedad patriarcal dominada por hombres violentos, sino tambi¨¦n los acontecimientos que siguen al final de la ¨®pera, en que va a la c¨¢rcel por haber asesinado al beb¨¦ de su hijastra y termina viviendo con Laca y Jen?fa. De hecho, el final optimista lo convirti¨® entonces Mitchell en una po¨¦tica estampa donde una envejecida Kostelni?ka lleva de la mano a un supuesto hijo de Laca y Jen?fa.
En su nueva producci¨®n de Jen?fa, estrenada en ?msterdam en 2018, y que el pasado jueves, 19 de enero, se convirti¨® en la primera ¨®pera de Jan¨¢cek representada en el Palau de les Arts de Valencia, la directora brit¨¢nica vuelve a reivindicar a Preissov¨¢. Pero en esta reposici¨®n, que ha liderado Robin Tebbutt en ausencia de Mitchell, se resuelve el final feliz con el inicio de una escena de cama. Y ese detalle, casi de telenovela, marca el devenir de una direcci¨®n esc¨¦nica m¨¢s sensacionalista que po¨¦tica.
La acci¨®n se traslada al presente, con el molino convertido en las oficinas de una f¨¢brica y la habitaci¨®n de Kostelni?ka en una rouloutte. La propuesta no funciona en el primer acto, donde apenas se intuye la relaci¨®n entre los personajes: Jen?fa y la abuela Buryja son compa?eras de trabajo, Laca y ?teva son operarios y Kostelni?ka parece tener un cargo directivo. La escenograf¨ªa fea, encajonada y levemente elevada, de Lizzie Clachan, plantea dos estancias divididas por un retrete que dan bastante juego para el movimiento de los solistas y el coro. Todo mejora, en el segundo acto, con el ambiente opresivo y claustrof¨®bico de una caravana, con una buena direcci¨®n de actores y la fundamental consideraci¨®n del paso del tiempo por medio de la iluminaci¨®n de James Farncombe (el primer acto tiene lugar en verano, el segundo en invierno y el tercero en primavera).
El aspecto m¨¢s sobresaliente de esta producci¨®n es la direcci¨®n musical de Gustavo Gimeno, que volv¨ªa al foso del Palau de les Arts ocho a?os despu¨¦s de su debut con Norma. El valenciano ha crecido musicalmente en estos a?os, con las titularidades sinf¨®nicas de Luxemburgo y Toronto, y su pr¨®xima llegada al Teatro Real de Madrid. Pero su talla como director oper¨ªstico sigue el mismo rumbo ascendente de sus actuaciones madrile?as, al frente de El ¨¢ngel de fuego de Prok¨®fiev, en el pasado marzo. Todas sus decisiones musicales al frente de esta producci¨®n de Jen?fa fueron acertadas. Empezando por el uso de la versi¨®n de Brno (Rep¨²blica Checa) de 1908, en la edici¨®n de Sir Charles Mackerras y John Tyrrell, en lugar de la versi¨®n de Praga, deformada y acortada por Karel Kova?ovic. Y continuando con una admirable claridad de planos sonoros, precisi¨®n y fluidez r¨ªtmica, desde el inicio de la partitura, con esa insistente nota do bemol en el xil¨®fono que introduce el ambiente rural y apela a la fatalidad del destino del embarazo de Jen?fa, a la que vemos en el retrete con n¨¢useas y v¨®mitos.
Gimeno asegur¨® el engranaje de los conjuntos vocales y corales del primer acto, manej¨® los contrastes del segundo acto y result¨® especialmente admirable gestionando la compleja mec¨¢nica del tercero, que fue lo mejor de la ¨®pera. Lo comprobamos en el paso de la desenfadada escena sexta al cl¨ªmax de la s¨¦ptima, que desata el descubrimiento del cad¨¢ver del beb¨¦ de Jen?fa y su intento de linchamiento. Aqu¨ª escuchamos una de las mejores intervenciones de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, con una cuerda incandescente y unos vientos grandiosos, y tambi¨¦n al estupendo Cor de la Generalitat Valenciana.
En cuanto al reparto vocal, fue competente y compacto, aunque no memorable. La soprano Corinne Winters fue una l¨ªrica Jen?fa, adem¨¢s de una gran actriz, que brill¨® en su intensa escena de la plegaria del segundo acto (junto a los bellos solos del violinista Gjorgi Dimchevski), pero sin el chorro de voz que exigen los momentos m¨¢s masivos del personaje. La Kostelni?ka de la wagneriana Petra Lang s¨ª mostr¨® ese volumen necesario para traspasar el muro orquestal, pero con un instrumento parco de sutilezas y con problemas en los extremos. Su intensa escena del segundo acto, en que toma la decisi¨®n de matar al beb¨¦, fue una buena muestra de sus fortalezas y debilidades, que culmin¨® con un do bemol sobreagudo imposible. El tenor Brandon Jovanovich fue un Laca de acertado tono heroico, aunque con poco brillo y escasa evoluci¨®n dram¨¢tica, mientras que su colega Norman Reinhardt fue un ligero ?teva. La veterana mezzo Elena Zaremba result¨® un lujo como abuela Buryja y, entre los secundarios, destacar el bar¨ªtono Sam Carl, como capataz de molino, y el bajo Scott Wilde, como alcalde de la aldea.
Jen?fa
Música y libreto de Leoš Janá?ek. Corinne Winters, Petra Lang, Brandon Jovanovich, Norman Reinhardt, Elena Zaremba, Sam Carl, entre otros. Cor de la Generalitat Valenciana. Orquestra de la Comunitat Valenciana. Dirección musical: Gustavo Gimeno. Dirección de escena: Katie Mitchell. Palau de les Arts, 19 de enero. Hasta el 29 de enero.
Babelia
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