La nueva existencia de Hanif Kureishi: un fen¨®meno en Twitter que cuenta su vida en un cuerpo paralizado
El escritor, que se desnud¨® narrando su vivencia del racismo o del adulterio, est¨¢ ingresado en Roma tras sufrir una ca¨ªda que le impide comer o abrocharse solo la camisa
El d¨ªa de San Esteban, el 26 de diciembre, el escritor Hanif Kureishi (Londres, 68 a?os) paseaba con su tercera esposa, Isabella D¡¯Amico, por Roma cuando se desplom¨® junto a la Piazza del Popolo. Hab¨ªan caminado mucho, atravesando los jardines de la Villa Borghese, y Kureishi se dobl¨®. El autor de El buda de los suburbios cay¨® mal. Se torci¨® el cuello y perdi¨® el conocimiento. Cuando se despert¨®, lo rodeaba un charco de sangre. Y no se pod¨ªa mover. Casi un mes despu¨¦s contin¨²a sin poder comer o abrocharse una camisa solo. ¡°No puedo coger un bol¨ªgrafo¡±, ha contado a sus lectores. Sin embargo, habla.
Lo que dice lo escribe su hijo Carlo en Twitter. Sus mensajes han atravesado la red social de la misma manera que su recuento de miedos y vivencias atraves¨® pantallas y p¨¢ginas. Kureishi est¨¢ al otro lado. Los lectores/tuiteros lo ven sonre¨ªr: ¡°Lo ¨²nico bueno que puedo decir de la par¨¢lisis es que no tienes que moverte para cagar o mear¡±. Leen c¨®mo esconde y se refugia de su dolor: ¡°No puedo cerrar la mano. Est¨¢ dura, hinchada, como si perteneciera a otra persona. Esta experiencia es terrible, aunque empiezo a ver que no es poco habitual¡±. Lo ven pensar: ¡°Solo puedo hablar, pero tambi¨¦n puedo escuchar¡±. Elucubrar: ¡°No recomendar¨ªa tener un accidente como el m¨ªo. Pero no poder moverse, no poder leer peri¨®dicos ni escuchar m¨²sica y estar aislado a las afueras de Roma es sin duda bueno para la creatividad¡°. Lo ven incluso c¨®mo les desea felicidad: ¡°Bebeos una grande por m¨ª esta noche¡±. ¡°Mi padre no puede beber, claro, aunque disfrutaba haci¨¦ndolo cuando llegaba la noche y ahora disfruta imaginando que otros lo hacen¡±, explica su hijo Carlo. ¡°Mi padre es un ser social. Necesita comunicarse. No ser¨ªa ¨¦l sin hablar con los dem¨¢s. Sin preguntarles sobre su vida¡±.
Hace cinco a?os, en su ¨²ltima novela, Nada de nada (Anagrama), Kureishi, un novelista formado como fil¨®sofo y crecido como dramaturgo y guionista, lo volvi¨® a hacer. Se adelant¨® en el tiempo cuando invent¨® un personaje beckettiano, Waldo, que, sentado en una silla de ruedas, se complica la vida en su mente ¡ªlo ¨²nico que puede mover¡ª imaginando y espiando el adulterio de su joven esposa. Quiso ver la decadencia de alguien alejado del ¨¦xito con una pareja 20 a?os m¨¢s joven.
Relaci¨®n libre
Carlo Kureishi, tambi¨¦n guionista, habla con EL PA?S desde Londres. Dej¨® a su padre en el Hospital Agostino Gemelli de Roma y explica que ahora lo han trasladado a la unidad de par¨¢lisis de la Fondazione Santa Lucia, a las afueras, cerca de Appia Antica. ¡°All¨ª nadie se mueve, claro, y nosotros tenemos que reorganizar nuestra log¨ªstica¡±. De momento est¨¢ a su lado Isabella. ¡°Ellos ten¨ªan una relaci¨®n muy libre. Cada uno manten¨ªa su casa y su espacio. Ella no puede asumir ahora esta carga¡±, explica Carlo. De modo que tanto ¨¦l como su gemelo Sachin, ¡°que est¨¢ ahora all¨ª¡±, o Kier, el hermano menor, se turnan con m¨¢s afecto que orden. Con todo, es Carlo quien se ha convertido en su voz.
Cuenta que cada ma?ana habla con su padre. Que ¨¦l le explica lo que ha hecho, pensado y visto. Dice que le falta italiano para preguntar a los enfermos c¨®mo supieron que se hab¨ªan enamorado. Esa es una de sus fascinaciones. La otra es la vida corriente. Un d¨ªa describi¨® a un m¨¦dico como ¡°un pianista profesional que tambi¨¦n es m¨¦dico¡±: ¡°Lleva m¨¢scara y no lo reconocer¨ªa por la calle. Pero una noche, a las tres de la ma?ana, se sent¨® a mi lado y hablamos¡±. Kureishi le anim¨® a arriesgar. ¡°El miedo es el motor del arte, la conversaci¨®n y el amor¡±. Sin embargo, Carlo poste¨® las dudas de su padre: ¡°Nunca se puede anticipar c¨®mo reaccionar¨¢n los dem¨¢s ante nuestras ideas. El m¨¦dico parec¨ªa m¨¢s ansioso despu¨¦s de la conversaci¨®n. Dud¨¦ si le hab¨ªa dado algo, despu¨¦s de todo lo que ¨¦l me hab¨ªa dado como m¨¦dico¡±.
?Su padre empez¨® a hablar con miedo? ¡°Por necesidad¡±. ?Comprueba lo que usted edita? ¡°No. Conf¨ªa. Eso es fundamental¡±. Hace solo cinco a?os, Carlo y sus hermanos no hab¨ªan le¨ªdo ninguna de las novelas de Kureishi. Ahora s¨ª. Sin embargo, cuenta que no ten¨ªan idea del alcance de su mensaje. ¡°Pens¨¢bamos que saldr¨ªa alguna noticia en prensa. Pero un d¨ªa o dos. Y que luego desaparecer¨ªa¡±. No ha sido as¨ª. Se ha abierto un canal de comunicaci¨®n que da vida a su padre. Y, admite, que podr¨ªa ser su pr¨®ximo libro. ¡°Mi padre siempre est¨¢ pensando en hacer algo m¨¢s¡±.
De madre inglesa y padre paquistan¨ª, Kureishi creci¨® sinti¨¦ndose a la vez muy ingl¨¦s y bastante castigado por el racismo. Eso lo empuj¨® a escribir sobre todo tipo de rechazos e injusticias ¡ªa veces cometidas por uno mismo¡ª. Ten¨ªa 30 a?os cuando firm¨® el guion de Mi hermosa lavander¨ªa, que llevar¨ªa al cine Stephen Frears y le valdr¨ªa una nominaci¨®n al Oscar como mejor guion. Entonces, tras hablar, temprano y con humor, del mundo LGTB y del Londres punk y asi¨¢tico de la era Thatcher, abord¨®, en El buda de los suburbios, el racismo que hab¨ªa sufrido. Esa primera novela termin¨® convirti¨¦ndose en una serie de la BBC que se adelant¨® a las actuales. David Bowie le puso banda sonora.
Dear followers,
— Hanif Kureishi (@Hanifkureishi) January 6, 2023
I should like you to know that on Boxing Day, in Rome, after taking a comfortable walk to the Piazza del Popolo, followed by a stroll through the Villa Borghese, and then back to the apartment, I had a fall.
La clave del idioma de Kureishi ten¨ªa ya entonces dos patas: humor y desnudez, delicadeza y denuncia. As¨ª, convertido en alguien capaz de observar con distancia lo propio, el escritor hablaba de racismo con la misma vulnerabilidad y crudeza con la que narr¨® su irrenunciable enamoramiento ¡°aunque dejes a tus dos hijos ahog¨¢ndose en el mar helado,¡± y su adulterio. Cuando alguien escribe as¨ª, el mensaje llega directo, atravesando la p¨¢gina o la pantalla.
?C¨®mo se eligen las palabras para un escritor? ¡°Aunque no hubi¨¦ramos le¨ªdo sus libros, mi padre nos ense?¨® a escribir. Aconsej¨® decir solo lo que importa. Y no mentir¡±. ?Qu¨¦ hacer para contar el dolor sin espantar? ¡°Elegir. No hace falta contarlo todo. El resto lo pone el lector¡±. As¨ª es. Son las vidas de los tuiteros lo que est¨¢ aflorando en el canal abierto por Kureishi. La soledad, la sorprendente compa?¨ªa de desconocidos en las plantas de par¨¢lisis del mundo. Los anhelos, esperanzas y congojas de los Waldos del planeta que pueden mover la mente, pero no las manos. Y la revoluci¨®n personal y dom¨¦stica que los rodea.
Sometimes at three or four in the morning, when I am my most sleepless, a charming young man comes and sits with me. He wears glasses and of course a mask, and I doubt I¡¯d ever recognise him on the street. Apparently he is a highly trained pianist, as well as being a doctor.
— Hanif Kureishi (@Hanifkureishi) January 9, 2023
¡°Lo parad¨®jico de algo tan brutal como lo que nos ha sucedido es que hemos visto c¨®mo un hijo puede convertirse en parte de su padre¡±, explica Carlo. Ya le hab¨ªa sucedido a Hanif. Kureishi cont¨® que hered¨® el humor de su padre. Aunque para separarse de ¨¦l tuviera que escribir sobre los punks que no aparec¨ªan en sus libros. Hoy ha dicho que los posts de Carlo le dan vida. Tambi¨¦n se ha acordado de su amigo Salman Rushdie: ¡°Me escribe cada d¨ªa anim¨¢ndome a ser paciente¡±. ¡°Como muchos artistas, no considero mi trabajo un pasatiempo ni un empleo. Para m¨ª es una forma de integrarme en el mundo¡±, poste¨® hace poco. ¡°Es la visi¨®n del mundo lo que llega¡±, concluye Carlo. ¡°Lo peque?o, personal y profundo es lo que interesa a los dem¨¢s¡±. ¡°Bebeos una por m¨ª. Hasta ma?ana amigos de este mundo de mierda. Env¨ªo todo mi amor¡±.
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