Leif Ove Andsnes, un momento repentino en un mundo sin tiempo
La Filarm¨®nica de Londres y Edward Gardner culminan su gira espa?ola con excelentes interpretaciones de George Benjamin y Edvard Grieg
Al compositor brit¨¢nico George Benjamin (Londres, 63 a?os) siempre le han fascinado los fen¨®menos de la naturaleza. De ni?o, la pel¨ªcula Fantas¨ªa le hizo descubrir el mundo de los volcanes, que conect¨® con Stravinski y su Consagraci¨®n de la primavera. Despu¨¦s descubri¨® la m¨²sica de Messiaen, escuchando el ¨®rgano de la Abad¨ªa de Westminster, y se convirti¨® en su disc¨ªpulo m¨¢s joven. Compuso bajo su tutela una obra orquestal ...
Al compositor brit¨¢nico George Benjamin (Londres, 63 a?os) siempre le han fascinado los fen¨®menos de la naturaleza. De ni?o, la pel¨ªcula Fantas¨ªa le hizo descubrir el mundo de los volcanes, que conect¨® con Stravinski y su Consagraci¨®n de la primavera. Despu¨¦s descubri¨® la m¨²sica de Messiaen, escuchando el ¨®rgano de la Abad¨ªa de Westminster, y se convirti¨® en su disc¨ªpulo m¨¢s joven. Compuso bajo su tutela una obra orquestal inspirada en la fotograf¨ªa de una tormenta, en el desierto de Nuevo M¨¦xico, que capta la descarga visual de un rayo. Tard¨® m¨¢s de dos a?os en finalizarla y la titul¨® con un verso de La tierra bald¨ªa, de T. S. Eliot: Ringed by the flat horizon only (Circundada solo por el horizonte plano). Con ella se convirti¨®, en 1980, en el compositor m¨¢s joven en estrenar una obra en los Proms.
Benjamin es uno de los compositores cl¨¢sicos m¨¢s interesantes del presente, pero tambi¨¦n m¨¢s reconocidos. Un orfebre de los sonidos que invierte tres o cuatro a?os en cada nueva partitura. Y que ha encontrado un camino de perfecci¨®n en la ¨®pera desde el refinamiento de la escritura orquestal. Sus tres primeros t¨ªtulos esc¨¦nicos, con Written on Skin (Escrito sobre piel) a la cabeza, se encuentran entre los principales ¨¦xitos de un compositor contempor¨¢neo en un teatro de ¨®pera. Y el estreno del cuarto, en el pr¨®ximo Festival de Aix-en-Provence, titulado Picture a day like this (Imagina un d¨ªa como este) y basado en un libreto de su habitual colaborador, Martin Crimp, ser¨¢ uno de los eventos musicales del pr¨®ximo verano.
No resulta muy habitual escuchar sus dificil¨ªsimas partituras orquestales en Espa?a. Por esa raz¨®n, el primer atractivo del ¨²ltimo concierto de la Filarm¨®nica de Londres, en gira con Iberm¨²sica, fue su apertura con Sudden Time (Momento repentino), de Benjamin. Y no s¨®lo por la excelente ac¨²stica de la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, sino tambi¨¦n por escuchar a la misma orquesta que estren¨® la obra en 1993. La redacci¨®n de esta partitura se prolong¨® por espacio de una d¨¦cada y en un periodo de constante experimentaci¨®n hasta dar con una identidad sonora. La obra est¨¢ relacionada con la pasi¨®n del compositor por las tormentas y fue inspirada por un sue?o donde el estruendo repentino y moment¨¢neo de un trueno se estiraba en el tiempo. Su t¨ªtulo tambi¨¦n se corresponde con una cita po¨¦tica, en este caso de Cadencia marcial (1942), de Wallace Stevens: It was like sudden time in a world without time (Fue como un momento repentino en un mundo sin tiempo), donde el poeta estadounidense reflexiona sobre la Segunda Guerra Mundial.
El director brit¨¢nico Edward Gardner (Gloucester, 48 a?os) dirigi¨® una versi¨®n admirable de la composici¨®n de Benjamin. El nuevo titular de la orquesta londinense, desde 2021, asegur¨® una asombrosa claridad dentro de la compleja urdimbre de l¨ªneas mel¨®dicas y remolinos polirr¨ªtmicos. Consigui¨® esa continuidad que preside la partitura a trav¨¦s del estiramiento de unas pocas c¨¦lulas mel¨®dicas que deambulan con voluntad camer¨ªstica por los instrumentos de una orquesta inmensa. El virtuosismo del conjunto brit¨¢nico fue deslumbrante en todas sus secciones, aunque destac¨® la intervenci¨®n del violista Richard Waters en su desnudo solo final.
Otro de los principales atractivos fue la interpretaci¨®n del Concierto para piano, de Grieg, con su compatriota Leif Ove Andsnes (Karm?y, 52 a?os) como solista. Esta obra, que el compositor noruego escribi¨® con 24 a?os y revis¨® hasta el final de su vida, ha acompa?ado al pianista desde que ten¨ªa 17 a?os. Es la composici¨®n que m¨¢s ha tocado como solista y la ha grabado dos veces, aunque ha necesitado tomarse un descanso de ella en dos per¨ªodos: de 1994 a 2002, entre su primera y segunda grabaci¨®n, con la Filarm¨®nica de Berl¨ªn y Mariss Jansons (Warner Classics); y entre 2007 y 2019, en que regres¨® tocando un piano Bl¨¹thner de ¨¦poca y el conjunto de instrumentos originales Concerto Copenhagen. Esta reconsideraci¨®n continua de una obra tan conocida convierte cada una de sus actuaciones en un evento.
La atenci¨®n a la sonoridad del instrumento empez¨® incluso antes de su actuaci¨®n. Ove Andsnes hizo colocar, en el Steinway del auditorio zaragozano, un bast¨®n m¨¢s largo para abrir mucho m¨¢s la tapa del piano. Y consigui¨® un balance ideal con la orquesta. Lo comprobamos en el schumanniano arranque de la obra, aunque lo mejor vino despu¨¦s: esa frescura del acerbo folkl¨®rico noruego en un continuo dialogar con la orquesta. Culmin¨® el allegro molto moderato inicial con una trepidante cadencia. Y prosigui¨® exhibiendo su fervor l¨ªrico en el adagio central que fue otro momento emocionante. Pero lo mejor de toda la velada lleg¨® en el allegro moderato molto e marcato final donde Ove Andsnes encontr¨® un ideal entre contemplaci¨®n y vitalidad. Cont¨® con una orquesta dispuesta a abrigarlo con sus tutti y nutrirlo con sus excepcionales solistas, como la flauta de Juliette Bausor.
El pianista noruego es una admirador de la sala sinf¨®nica zaragozana. Y premi¨® el cari?o del p¨²blico con una fascinante propina extra¨ªda de su ¨²ltimo disco en Sony Classical donde ha redescubierto las exquisitas Im¨¢genes de tono po¨¦tico op. 85, de Dvorak: la n¨²m. 4 titulada Canci¨®n primaveral. Faltaba la segunda parte del concierto, donde Gardner mostr¨® las virtudes de la Filarm¨®nica londinense con una partitura de Rajm¨¢ninov pensada para lucir las virtudes de la Orquesta de Filadelfia.
Danzas sinf¨®nicas (1940) fue la ¨²ltima creaci¨®n del compositor ruso que, desde 1917, vivi¨® exiliado de su Rusia natal. En origen lo pens¨® como un ballet, con los t¨ªtulos de mediod¨ªa, atardecer y medianoche para sus tres movimientos, pero termin¨® convertido en una p¨¢gina orquestal donde hace balance de su vida. Gardner dirigi¨® una versi¨®n extremadamente atenta a los detalles, aunque no conect¨® mucho con el esp¨ªritu de la obra. Explot¨® la brillantez del lenguaje sinf¨®nico de Rajm¨¢ninov, pero en el primer movimiento nos perdimos las referencias a la ¨®pera El gallo de oro de Rimsky-Korsakov y a su propia Primera sinfon¨ªa que cre¨ªa perdida.
Hoy conocemos, por una grabaci¨®n furtiva del propio compositor al piano, la importancia que concedi¨® al manejo de las tensiones y los momentos clim¨¢ticos. El del andante con moto central, una mezcla admirable entre vals triste y danza macabra, lleg¨® casi sin tensi¨®n. Lo mismo puede decirse del movimiento final donde se escenifica una lucha con la muerte, aderezada por el motivo gregoriano del Dies irae, de la que apenas tuvimos noticia. Para Rajm¨¢ninov triunfa la fe y lo plasma citando el himno de resurrecci¨®n de sus V¨ªsperas op. 37. Pero para Gardner y los filarm¨®nicos londinenses gan¨® el virtuosismo y una brillantez err¨®neamente cinematogr¨¢fica. Un resultado muy diferente a las excelentes interpretaciones dirigidas por su antecesor, Vlad¨ªmir Y¨²rovski.
Pero Gardner concedi¨® una propina para cerrar el concierto. Y eligi¨® el nocturno de la Suite l¨ªrica, de Grieg. Una conexi¨®n con su otra orquesta, la Filarm¨®nica de Bergen, que fue la localidad donde naci¨® el compositor noruego, pero tambi¨¦n con la sensacional actuaci¨®n de Ove Andsnes. Sin duda, los conciertos de cl¨¢sica tienen esa capacidad para resaltar ¡°un momento repentino en un mundo sin tiempo¡±.
Temporada de Grandes Conciertos del Auditorio
Obras de Benjamin, Grieg y Rajmáninov. Leif Ove Andsnes (piano). Orquesta Filarmónica de Londres. Edward Gardner (dirección). Auditorio de Zaragoza, 2 de marzo.