El sol de Claudio Monteverdi irradia en Madrid
Fabio Biondi y Europa Galante interpretan su ¨®pera ¡®Il ritorno d¡¯Ulisse in patria¡¯ en versi¨®n de concierto con un gran reparto donde destaca la contralto Sara Mingardo
Tras un espor¨¢dico inicio humanista, ligado a los palacios aristocr¨¢ticos de Florencia, Mantua y Roma, la ¨®pera se convirti¨®, en Venecia, en un lucrativo negocio. En el carnaval de 1637, una compa?¨ªa itinerante represent¨® en el Teatro de San Cassiano L¡¯Andromeda, con libreto de Benedetto Ferrari y m¨²sica de Francesco Manelli. Ambos regentaban esa compa?¨ªa, pero tambi¨¦n tocaban y cantaban, y enrolaron a miembros de sus familias junto a integrantes de la capilla de San Marcos, que dirig¨ªa, por entonces, Claudio Monteverdi.
¡®Il ritorno d¡¯Ulisse in patria¡¯
Música de Claudio Monteverdi. Con Mark Padmore (tenor), Sara Mingardo (contralto), Jorge Navarro Colorado (tenor), Julieth Lozano (soprano), Mark Milhofer (tenor), Omar Mancini (tenor), Francesca Biliotti (contralto), Giuseppina Bridelli (mezzosoprano), Jérôme Varnier (bajo), Nile Senatore (barítono), Vince Yi (contratenor), William Meinert (bajo) Denzil Delaere (tenor), Tarik Bouselma (tenor). Coro de la Comunidad de Madrid. Europa Galante. Fabio Biondi (violín y dirección). Centro Nacional de Difusión Musical. Universo Barroco.
Auditorio Nacional, 12 de marzo.
El ¨¦xito empresarial de la iniciativa fue inmediato. Y la compa?¨ªa de Ferrari y Manelli regres¨® al a?o siguiente a Venecia con otra producci¨®n oper¨ªstica. En 1639, se trasladaron al Teatro dei Santi Giovanni e Paolo para estrenar dos t¨ªtulos m¨¢s, mientras hab¨ªan dejado el Teatro de San Cassiano en manos de otra compa?¨ªa local. Ese conjunto veneciano estren¨® Le nozze di Teti e di Peleo, compuesta y dirigida por Francesco Cavalli, un organista en San Marcos y estrecho colaborador de Monteverdi. El p¨²blico veneciano hab¨ªa disfrutado de cinco ¨®peras en tres a?os y quer¨ªa m¨¢s.
Pero Monteverdi guardaba silencio. El compositor de Cremona, que hab¨ªa sido un decisivo impulsor del g¨¦nero tres d¨¦cadas atr¨¢s en la corte de Mantua, con L¡¯Orfeo y L¡¯Arianna, contaba 72 a?os. Giacomo Badoaro, un noble veneciano y poeta aficionado, encontr¨® la forma de tentar al anciano maestro de San Marcos. Y escribi¨® para ¨¦l un libreto basado en la Odisea hom¨¦rica. Lo present¨® p¨²blicamente, en 1640, con una carta an¨®nima donde explicaba que lo visto hasta el momento en Venecia eran meras apariencias y emociones fr¨ªas. Il ritorno di Ulisse in patria, de Monteverdi, dar¨ªa a conocer que ¡°en el calor de las emociones hay una gran diferencia entre un sol real y otro pintado¡±.
Ese ¡°sol real¡± de Monteverdi volvi¨® a irradiar en Madrid, 383 a?os despu¨¦s, coincidiendo con un domingo de marzo especialmente resplandeciente y caluroso. Fabio Biondi regresaba con la agrupaci¨®n Europa Galante al ciclo Universo Barroco del Centro Nacional de Difusi¨®n Musical (CNDM), tras pasar por el Palau de la M¨²sica Catalana (Barcelona) para interpretar la primera ¨®pera veneciana de Monteverdi en versi¨®n de concierto, de la misma forma que hizo con L¡¯Orfeo en febrero del a?o pasado. Pero, en esta ocasi¨®n, el violinista y director italiano (Palermo, 61 a?os) ven¨ªa de estrenar una nueva producci¨®n de Il ritorno di Ulisse in patria en el Gran Teatro de Ginebra, firmada por el colectivo esc¨¦nico FC Bergman.
Para la versi¨®n concertante de Barcelona y Madrid, Biondi ha alterado levemente el reparto y la versi¨®n que dirigi¨® en Ginebra. No solo ha renunciado a la legendaria mezzo Elena Zilio y ha incorporado al baritenor Nile Senatore, sino que ha levantado varios cortes y recuperado el fundamental personaje de Iro, uno de los primeros papeles c¨®micos de la historia de la ¨®pera. En todo caso, aparte de varios tijeretazos menores en los dos primeros actos, con alguna omisi¨®n importante, como la arieta de la risa de Ulises del segundo acto, los cortes del tercero plantearon soluciones dramat¨²rgicas muy discutibles. Por ejemplo, asignar la parte de Juno a Minerva hace incomprensible el fundamental papel de la esposa de J¨²piter para que Ulises fuese perdonado por Neptuno.
El violinista y director italiano tambi¨¦n tuvo que suprimir el cuarteto de sacabuches por la huelga que afecta a Francia. Pero, como record¨® en una charla previa al concierto, las plantillas orquestales de los teatros venecianos eran muy reducidas y mayoritariamente de cuerda. Biondi combin¨® el viol¨ªn con una direcci¨®n discreta y efectiva, al frente de una decena de instrumentos de cuerda y dos flautas de pico, que aseguraron las m¨²ltiples sinfon¨ªas y ritornelos de la ¨®pera. Pero esa misma sencillez presidi¨® el continuo con seis instrumentos, donde destac¨® la arpista Marta Graziolino, y dio todo el protagonismo a las voces.
La ¨®pera se abri¨® con un pr¨®logo aleg¨®rico algo fr¨ªo, pero ya mostr¨® algunos de los cantantes m¨¢s interesantes del reparto. A continuaci¨®n, la contralto Sara Mingardo se adue?¨® de la escena con una magistral interpretaci¨®n del lamento de Pen¨¦lope, Di misera regina. Pero el contraste con el estilo cancioneril de la siguiente escena, entre Melanto y Eur¨ªmaco, no encontr¨® la fluidez y flexibilidad necesaria en la soprano Julieth Lozano y el tenor Omar Mancini. Por el contrario, el bajo J¨¦r?me Varnier fue un excelente Neptuno junto al tenor Denzil Delaere, como J¨²piter, en el manejo del caracter¨ªstico estilo concitato. Buena actuaci¨®n del Coro de la Comunidad de Madrid en sus breves intervenciones, tanto en el coro de los feacios del primer acto como en los coros celestiales y mar¨ªtimos del tercero.
El tenor Mark Padmore fue un magn¨ªfico Ulises en su extenso mon¨®logo del primer acto. Su canto, espont¨¢neo, n¨ªtido y exquisitamente fraseado, mantiene un admirable manejo de la din¨¢mica y la media voz, aunque se destemple levemente en el registro agudo. Y la Minerva de la soprano Giuseppina Bridelli fue, junto a Mingardo y Padmore, lo mejor del primer acto, aunque su mejor intervenci¨®n la escuchamos en el tercero, con su virtuos¨ªstica interpretaci¨®n del recitativo Fiamma ¨¨ l¡¯ira y, como Juno, en la elaborada arieta Ulisse troppo err¨°.
El segundo acto cont¨®, desde el principio, con el excelente Tel¨¦maco de Jorge Navarro Colorado. El tenor alicantino brill¨® en la escena donde reconoce a su padre, tanto en el extenso mon¨®logo recitativo como en el bello arioso con Ulises, O padre sospirato / O figlio desiato. Tambi¨¦n destac¨® el tenor Mark Milhofer como el porquero Eumeo. Pero, sin duda, otro de los aciertos del reparto fue el tr¨ªo de pretendientes procios de Pen¨¦lope: el contratenor Vince Yi, el baritenor Nile Senatore y el bajo William Meinert. Tres excelentes cantantes que brillaron por separado y como tr¨ªo, en sus madrigal¨ªsticas insistencias a Pen¨¦lope: Ama, dunque, s¨¬, s¨¬!
En la parte teatral destac¨® el personaje c¨®mico de Iro del tenor Tarik Bousselma. Ya result¨® tronchante su balbuceante duelo con Ulises, en el segundo acto, donde adopta un pat¨¦tico estilo concitato. Pero en su par¨®dico lamento O dolor! o martir, que abre el tercer acto, brill¨® con luz propia en los m¨²ltiples registros c¨®micos, a pesar de cantarlo acortado. Bien la escena de la duda de Euriclea de la contralto Francesca Biliotti. Y lo mejor de la noche se reserv¨® para el final. Padmore guard¨® sus mejores destellos vocales para convencer a Pen¨¦lope y Mingardo bord¨® su transformaci¨®n al reconocer a su esposo. Una transformaci¨®n que Monteverdi representa musicalmente con el genial paso del austero y f¨²nebre recitativo al canto adornado y desbordante del aria Illustratevi, o Cieli.
Monteverdi estren¨® Il ritorno d¡¯Ulisse in patria en el veneciano Teatro Santi Giovanni e Paolo, en 1640. Ese a?o ya se vieron en Venecia cinco ¨®peras nuevas en tres teatros diferentes. Al a?o siguiente, la reposici¨®n de Ulisse coincidi¨® con otra ¨®pera nueva suya, Le nozze d¡¯Enea e Lavinia, de la que tan s¨®lo conservamos el libreto manuscrito. En 1642 ya fueron siete las ¨®peras estrenadas en Venecia, y Monteverdi todav¨ªa tuvo fuerzas para componer una m¨¢s, la genial L¡¯incoronazione di Poppea, que se estren¨® el mismo a?o de su muerte. Sus tres t¨ªtulos conservados, Orfeo, Ulisse y Poppea, nos siguen deslumbrando cuatro siglos despu¨¦s.
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