Cincuenta a?os de ¡®The Dark Side Of The Moon¡¯: la tragedia moderna donde comenz¨® el cisma en Pink Floyd
Mientras registraban esta obra primorosa, a¨²n hoy palpitante, empezaron unos conflictos que todav¨ªa perduran: Roger Waters, que act¨²a la semana que viene en Espa?a, se propone regrabar el disco sin los otros miembros
De todas las discusiones que han librado Roger Waters y David Gilmour en su accidentada y larga relaci¨®n, la que se desarroll¨® durante la grabaci¨®n de The Dark Side Of The Moon debe ser de las m¨¢s leves. Pero fue la primera y, en cierta medida, con la que empez¨® todo. Nick Mason, bater¨ªa del grupo brit¨¢nico, lo explica as¨ª en su libro Dentro de Pink Floyd: ¡°Estas fueron las primeras se?ales de aviso de los desacuerdos fundamentales dentro del gru...
De todas las discusiones que han librado Roger Waters y David Gilmour en su accidentada y larga relaci¨®n, la que se desarroll¨® durante la grabaci¨®n de The Dark Side Of The Moon debe ser de las m¨¢s leves. Pero fue la primera y, en cierta medida, con la que empez¨® todo. Nick Mason, bater¨ªa del grupo brit¨¢nico, lo explica as¨ª en su libro Dentro de Pink Floyd: ¡°Estas fueron las primeras se?ales de aviso de los desacuerdos fundamentales dentro del grupo. Se estaban marcando unos l¨ªmites de lo que era y no era aceptable, de manera indistinta e involuntaria, pero se estaban marcando¡±. ?El foco del problema? Una cuesti¨®n t¨¦cnica: Waters deseaba un sonido seco, ese que luego impuso en The Wall, y Gilmour prefer¨ªa algo m¨¢s grueso, grandioso y reverberante. Aparentemente, triunf¨® la visi¨®n de Gilmour, un premio de consolaci¨®n para un disco cuyo concepto y letras son obra de Waters. Desde ese momento, Waters ya no quiso que nadie discutiera su imperial liderazgo en el cuarteto.
The Dark Side Of The Moon cumple 50 a?os (se edit¨® en marzo de 1973) agarrado a la actualidad y no solo por celebrar medio siglo: las peleas entre los dos l¨ªderes se han recrudecido en las ¨²ltimas semanas, permanece como tercer disco m¨¢s vendido de la historia (despu¨¦s de Thriller, de Michael Jackson, y Back In Black, de AC/DC), su sonido y su mensaje siguen vigentes, se reedita la semana que viene en una caja con un directo de la ¨¦poca y, lo m¨¢s chocante, Waters lo est¨¢ regrabando sin contar con los dos miembros vivos del cuarteto que registr¨® el original (el bater¨ªa Nick Mason y el guitarrista y cantante David Gilmour, ya que el teclista Richard Wright falleci¨® en 2008 a los 65 a?os). Otro relevante foco de actualidad son las actuaciones del cerebro de todo esto, el bajista y cantante Roger Waters, en Espa?a: Barcelona (21 de marzo) y Madrid (23 y 24).
En 1973 Pink Floyd se encontraba en un punto de inflexi¨®n importante. Hab¨ªa publicado siete discos y superado la deserci¨®n de su primer l¨ªder (Syd Barrett se march¨® en 1968 con evidentes problemas mentales), pero no acababa de encontrar un sonido que colocase al grupo en otra dimensi¨®n con el objetivo de mantenerse por d¨¦cadas. Waters y Wright ten¨ªan 29 a?os, Mason, 28, y Gilmour 26. ¡°Es un hito en la historia del rock, tiene el r¨¦cord de permanencia en las listas de los m¨¢s vendidos y permiti¨® que una banda de m¨²sica independiente alcanzar¨¢ el estatus de mega estrellas¡±, apunta Jean-Michel Guesdon, coautor del monumental de Pink Floyd. Las historias detr¨¢s de sus 179 canciones (Blume).
The Dark Side Of The Moon es un ¨¢lbum conceptual surgido de las inquietudes de Roger Waters, un trabajo de una tremenda ambici¨®n art¨ªstica que representa la gran tragedia moderna: se reflexiona sobre la codicia, el paso del tiempo, la mortalidad o la salud mental. Medio siglo despu¨¦s, la actualidad de los textos (todos escritos por Waters) resulta palpitante. ¡°El mensaje es tan v¨¢lido antes como ahora. Se habla de la alienaci¨®n del hombre moderno. El concepto es la vida, y eso nunca pasa de moda. Tambi¨¦n es importante porque no es un ¨¢lbum demasiado complicado. Se puede disfrutar como una colecci¨®n de canciones, porque son muy buenas¡±, explica Mark Blake, autor de Pigs Might Fly: The Inside Story Of Pink Floyd.
Pink Floyd comenz¨® a interpretar las canciones del disco meses antes de entrar al estudio de grabaci¨®n, en su particular vor¨¢gine de giras. Algo impensable en los tiempos actuales del karaoke/concierto. Esto permiti¨® al cuarteto, adem¨¢s de apreciar la reacci¨®n del p¨²blico ante las nuevas composiciones, moldear las canciones, desechar o sumar detalles. Segu¨ªan con los conciertos y hac¨ªan paradas en los estudios londinenses de Abbey Road. Desde que comenzaron a grabar hasta que terminaron pasaron unos siete meses, pero solo fueron 40 d¨ªas de grabaci¨®n real. Todo con la ayuda de un ingeniero de sonido de 25 a?os llamado Alan Parsons que hab¨ªa aprendido con George Martin y los discos de los Beatles. A Parsons le quedaban tres a?os para iniciar su exitosa y vanguardista carrera.
El disco desborda en hallazgos sonoros. Lo analiza el guitarrista espa?ol Igor Paskual: ¡°Waters, Mason y Wright iban a la Escuela de Arquitectura del Regent Street Polytechnic College (hay una placa que lo indica, adem¨¢s). Su m¨²sica est¨¢ planteada en t¨¦rminos de planos, espacios y proporciones. Parece un disco et¨¦reo, flotante, pero como toda la arquitectura que parece espacial tiene unas estructuras muy bien armadas. Sus cimientos se basan en la bater¨ªa, el bajo, la guitarra r¨ªtmica y el teclado, que est¨¢n grabados tocando todos a la vez. Es una barbaridad c¨®mo suena: cuesta distinguir los instrumentos de lo bien entrelazados que est¨¢n, una masa que parece mucho m¨¢s de lo que es. El teclado, a veces, parece que es una guitarra y viceversa. La bater¨ªa, por ejemplo, suena como un todo, no como en las grabaciones de ahora, donde no se escucha la bater¨ªa, sino un bombo, una caja o un plato¡±. A pesar de algunas diferencias, el grupo trabaj¨® como un equipo, sumando energ¨ªas en beneficio del resultado.
Es un ¨¢lbum de 10 canciones que se abre con Speak to Me, una pieza instrumental que recoge todos los efectos sonoros que asoman a lo largo del disco (cada uno con su significado): una caja registradora, el latido de un coraz¨®n, las manecillas de un reloj, monedas cayendo, el ulular de las h¨¦lices de un helic¨®ptero, unas risas¡ Y una voz al fondo pone en situaci¨®n: ¡°He estado loco por muchos putos a?os, absolutamente muchos a?os. He estado en el filo durante mucho tiempo¡±. Luego estalla Breathe, con un hermoso pedal steel guitar probablemente inspirado en canciones de Neil Young. Las piezas fluyen encadenadas, para facilitar una escucha completa. Time es un punto culminante, sobre todo por el trabajo de Gilmour, colosal en toda la grabaci¨®n tanto cantando como con la guitarra. En Money, Waters denuncia el corrosivo efecto del dinero, ese que ganar¨ªa a espuertas precisamente gracias a este disco. Fue la canci¨®n m¨¢s radiada del ¨¢lbum, la que permiti¨® que The Dark Side¡ despachara millones de ejemplares. ¡°En el solo de guitarra de Money (minuto tres de la canci¨®n), la primera parte es como si Gilmour utilizara una pincelada larga porque su sonido tiene eco. Pero, 50 segundos despu¨¦s, quita el eco y pone la guitarra seca, las notas son pinceladas cortas. Adem¨¢s, la banda, justo en ese momento, baja la intensidad y construye una habitaci¨®n m¨¢s peque?a para acomodarse a la pincelada corta. Primero es Van Gogh y luego puntillista. Una obra maestra¡±, describe Pascual.
Brain Damage versa sobre la locura y es el homenaje de Waters a su amigo Syd Barrett. ¡°Este disco es el eslab¨®n entre los experimentos brit¨¢nicos de los sesenta y la llegada de Radiohead¡±, afirma Paskual, que incluso ve en la instrumental On The Run el germen del tecno de Detroit. No es un ¨¢lbum largo (42 minutos), seguramente condicionado por la capacidad del formato vinilo, y est¨¢ concebido para escucharlo completo como un viaje emocional. Cada canci¨®n lleva a la siguiente con fluidez, sin sobresaltos. El objetivo es que este trayecto lleve a alguna parte, que cada oyente encuentre su espacio recreacional y de disfrute.
Hay muchas an¨¦cdotas que salpican la grabaci¨®n. El grupo reparti¨® unas cartelas con preguntas inc¨®modas (?cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que golpeaste a alguien? ?te asusta la muerte?) a los que pululaban por el estudio, de Paul McCartney, que grababa all¨ª un disco con los Wings, al portero irland¨¦s del estudio. Finalmente las respuestas del exbeatle se omitieron ¡°por demasiado fr¨ªas¡±. El portero, llamado Gerry O¡¯Driscoll, sin embargo, tuvo el honor de cerrar el ¨¢lbum. En Eclipse, la pieza final, adem¨¢s de repetirse los latidos del coraz¨®n con los que arranca el ¨¢lbum, se escucha una reflexi¨®n de O¡¯Driscoll: ¡°En realidad, no existe un lado oscuro de la luna: de hecho, toda ella es oscura¡±. Y contin¨²an filtr¨¢ndose los latidos hasta que se apagan. Una de las lecciones del ¨¢lbum es que aceptar la mortalidad es inevitable y un alivio para seguir adelante. Otro personaje secundario fue Clare Torry, que puso la estremecedora voz a The Great Gig In The Sky. La cantante inglesa solo cobr¨® por aquella sesi¨®n 30 libras. Tras el descomunal ¨¦xito del disco, demand¨® al grupo pidiendo m¨¢s dinero, ya que ella hab¨ªa creado la melod¨ªa a la que puso voz. Lo consigui¨® en 2005. Desde entonces se acredita su composici¨®n vocal y cobra por ello.
Las extraordinarias ventas del disco cogieron con el pie cambiado a los m¨²sicos y cada uno lo digiri¨® como pudo. Al fin y al cabo se trataba de una obra que indagaba en tem¨¢ticas sombr¨ªas y en la desilusi¨®n de la condici¨®n humana, un material con pocas posibilidades de triunfar entre el gran p¨²blico. Pero lo hizo. ¡°Creo que el ¨¦xito incomod¨® a todos, pero especialmente a Waters, que ve¨ªa re?idas sus convicciones socialistas con su nueva condici¨®n de rico. Su comportamiento se vio afectado: asumi¨® el liderazgo del grupo, lo que gradualmente lo condujo a su final; o, al menos, al final del grupo con ¨¦l en sus filas¡±, explica Jean-Michel Guesdon. En entrevistas durante estos a?os, Waters, que abandon¨® la banda en 1985, reconoci¨® este dilema: ¡°Era un socialista confeso y ahora ten¨ªa que elegir entre seguir si¨¦ndolo o mirar al capitalismo. Y eleg¨ª lo segundo¡±. Tambi¨¦n ha reconocido que fue ¡°el principio del fin del grupo¡± por las disputas con Gilmour.
La perspectiva de escuchar la nueva versi¨®n del ¨¢lbum grabada solo por Waters no entusiasma mucho. ¡°No creo que sea una buena idea¡±, apunta el autor de Pink Floyd. Las historias detr¨¢s de sus 179 canciones. ¡°Me produce curiosidad escuchar c¨®mo suena esta nueva versi¨®n, pero tengo mi ejemplar original desde hace 45 a?os y todav¨ªa me funciona¡±, a?ade el escritor de Pigs Might Fly: The Inside Story Of Pink Floyd.
Despu¨¦s de The Dark Side Of The Moon, este mismo cuarteto de Pink Floyd edit¨® Wish You Were Here (1975), Animals (1977) y The Wall (1979). Obras monumentales (sobre todo el primer y el tercero) elaboradas en un continuo conflicto entre Waters y Gilmour. Benditos resultados los de dos gallos narcisistas en el mismo estudio de grabaci¨®n.