Michel Houellebecq: ¡°Cuando me miro al espejo, me doy miedo¡±
El escritor franc¨¦s habla a EL PA?S del impacto an¨ªmico que ha tenido para ¨¦l la pol¨¦mica por la pel¨ªcula experimental neerlandesa en la que aparece manteniendo relaciones sexuales. Y habla de literatura, de la reforma de las pensiones y de Emmanuel Macron
Michel Houellebecq pasa por un bache existencial y lo cuenta as¨ª, sin medias tintas.
¡°Voy muy mal, s¨ª¡±, asegura el escritor franc¨¦s a EL PA?S. ¡°Siento rabia, y me apetece hacer da?o a quien me persigue, pero no puede ser. Y siento verg¨¹enza, no solo por pudor, sino porque me han tomado el pelo¡±.
El motivo de la crisis es la pel¨ªcula experimental Kirac 27, del artista neerland¨¦s Stefan Ruitenbeek, miembro del colectivo Kirac, en la que Houellebecq (La Reuni¨®n, 67 a?os) supuestamente aparece manteniendo relaciones sexuales. El autor de Serotonina y Aniquilaci¨®n ha intentado en los tribunales frenar su difusi¨®n. Sin ¨¦xito. El martes, un tribunal de ?msterdam dio v¨ªa libre a Ruitenbeek despu¨¦s de que unas semanas antes otro en Par¨ªs hiciese lo mismo.
Hay un contrato de por medio y hay unos adultos consintientes que se dejaron filmar, pero el actor principal se considera enga?ado por Ruitenbeek. Y en estos momentos se encuentra en su apartamento en Par¨ªs, sin ¨¢nimos para salir y a¨²n menos para dejarse fotografiar. Y dice no saber qu¨¦ hacer.
Pregunta. ?Va a recurrir la decisi¨®n del tribunal holand¨¦s?
Respuesta. Por ahora no lo s¨¦. En mi opini¨®n, mis posibilidades de ¨¦xito son casi nulas.
P. ?Qu¨¦ har¨¢ si se difunde?
R. Mire, en un primer tiempo, nada. No lo s¨¦.
P. ?Le angustia que la pel¨ªcula pueda ser vista por todo el mundo?
R. S¨ª, mucho. No me apetece aparecer en esta pel¨ªcula contra mi voluntad, es muy desagradable.
Houellebecq habla en voz baja y despacio, en tono monocorde. Deja largos silencios antes de contestar. Piensa las respuestas.
¡°Efectivamente, fui muy est¨²pido¡±, dice en un momento de la conversaci¨®n, que se desarroll¨® por tel¨¦fono el viernes a primera hora de la tarde. Y recuerda que en noviembre mantuvo en Par¨ªs un encuentro sexual en el que particip¨® junto a su esposa, Qianyum Lysis Li, y la neerlandesa Jini van Rooijen.
La secuencia la film¨® Ruitenbeek. Deb¨ªa alimentar la cuenta de Van Rooijen en la plataforma de contenido adulto OnlyFans. Pero Houellebecq dice que finalmente prefiri¨® que no se emitiese. Y a¨²n menos que Ruitenbeek lo utilizase para el proyecto f¨ªlmico que a finales de diciembre iban a poner en marcha ambos en ?msterdam y por el que firmaron un contrato, del que ahora Houellebecq reniega.
M¨¢s tarde se rod¨® otra secuencia con Houellebecq bes¨¢ndose con una mujer en una cama de hotel, momento que aparece en un tr¨¢iler de la pel¨ªcula. Unos d¨ªas despu¨¦s, el escritor y el cineasta empezaron las disputas. ¡°S¨ª, indiscutiblemente fui ingenuo¡±, reconoce. ¡°No soy el ¨²nico, de hecho. Sucede con los contratos de seguro, que la gente firma sin leer realmente. Mi agente, porque tengo un agente, hizo las cuentas y me ha hecho firmar desde que nos conocemos unos 400 contratos. Me he acostumbrado a confiar, a firmar sin leer¡±.
Pregunta. ?Siente pudor al pensar que quiz¨¢ se difundir¨¢ y muchas personas le ver¨¢n en una situaci¨®n muy ¨ªntima?
Respuesta. Siento, aunque con mucha menos fuerza, m¨¢s o menos lo que sienten las mujeres violadas. Tengo la impresi¨®n de que mi cuerpo no me pertenece. Tengo la impresi¨®n de sentir verg¨¹enza tambi¨¦n. Y la tercera cosa es una desconfianza y una falta de inter¨¦s por las relaciones sexuales ahora. Es penoso.
P. ?Desde este episodio?
R. S¨ª, desde este episodio no tengo relaciones sexuales en absoluto.
P. ?A causa de esto?
R. Se ha instalado en m¨ª una desconfianza.
P. ?Miedo al sexo?
R. S¨ª... La idea de que hay algo peligroso, de que hay que desconfiar.
La conversaci¨®n deriva en un terreno ¨ªntimo, delicado. Houellebecq es un escritor de estos que escribe y opina sin red. Sus escenas de sexo son marca de la casa. El pudor no es precisamente lo suyo, aunque casi siempre lo ha contado en clave ficticia. Esta vez no. Cuando le preguntamos si puede especificar a qu¨¦ se refiere con la falta de confianza, responde: ¡°Simplemente, es que no se me levanta. No s¨¦... Creo que las mujeres violadas tampoco logran acostarse con sus maridos¡±.
P. Dec¨ªa hace un momento que siente, con menos fuerza, lo que siente una mujer violada.
R. Pienso que es peor para una mujer violada, y lo peor de lo peor es cuando el violador difunde la violaci¨®n por internet. Me cuesta imaginar c¨®mo puede sentirse. Me lo imagino, pero multiplicando por 10 lo que siento yo. Es una situaci¨®n muy penosa.
Desde ese momento, por la falta de confianza, simplemente, es que no se me levanta. No s¨¦... Creo que las mujeres violadas tampoco logran acostarse con sus maridos¡±
Houellebecq quiere escribir un libro sobre el episodio con la pel¨ªcula neerlandesa, es su proyecto inmediato: ¡°Cambiar¨¦ el nombre de las personas, excepto yo, lo escribir¨¦ en primera persona. Pienso que, m¨¢s o menos, es la ¨²nica cosa que yo sepa hacer y puede hacerme bien ayud¨¢ndome a destruir el recuerdo¡±. Explica que en estos momentos lee la novela Babbit, de Sinclair Lewis. Y, cuando le preguntamos si lee literatura espa?ola, cita a Javier Cercas. ¡°Y otro cuyo nombre no recuerdo, hace libros bastante oscuros... ?No hay alguien que se llama Antonio Mu?oz Molina?¡±. Entre sus contempor¨¢neos franceses elogia a Emmanuel Carr¨¨re. ¡°La literatura francesa no va nada mal en estos momentos¡±, dice. Los tres Nobel en 15 a?os dan fe de ello. ¡°S¨ª¡±, asiente, ¡°Modiano no est¨¢ nada mal¡±.
Pregunta. ?Y Annie Ernaux? No tuvo palabras amables para usted tras ganar el Nobel.
Respuesta. Para ser honesto, no la he le¨ªdo realmente. No dir¨¦ nada malo de ella porque no la conozco bien.
P. ?Sue?a usted con el Nobel?
R. Tengo muy pocas posibilidades porque ha habido bastantes franceses que lo han obtenido estos tiempos.
P. Se dice que tambi¨¦n es por razones ideol¨®gicas.
R. S¨ª, puede tener un papel. Y hay otra cosa: en Francia no soy uno de los autores favoritos de las universidades, hay m¨¢s tesis sobre Annie Ernaux que sobre m¨ª. No creo que el jurado del Nobel tenga tiempo de leerlo todo. Deben de preseleccionar con el n¨²mero de trabajos universitarios dedicados a un autor, supongo que esto tiene un papel.
P. Se le considera un escritor reaccionario. ?Le molesta? ?Es una etiqueta justa? ?Injusta?
R. No pienso que sea fundamentalmente justa, porque para ser reaccionario no basta con considerar que, en algunos aspectos, la sociedad era mejor antes. Tambi¨¦n hay que decirse que podemos volver atr¨¢s, y yo no creo en ello. Tiendo a pensar que jam¨¢s se vuelve atr¨¢s. Todos los movimientos hist¨®ricos tienen algo de irreversible. As¨ª que para tener ganas de volver atr¨¢s hay que imaginarse que es posible, y yo no me imagino esto.
Houellebecq aborda la conversaci¨®n que mantuvo el pasado oto?o con el intelectual Michel Onfray y que llev¨® a la Gran Mezquita de Par¨ªs a denunciarle por incitaci¨®n al odio contra los musulmanes. Tras reunirse con el rector de la Gran Mezquita, Chems-Eddine Hafiz, este retir¨® la denuncia y Houellebecq corrigi¨® algunas de sus declaraciones. ¡°Efectivamente, algunos p¨¢rrafos eran est¨²pidos¡±, reconoce. Y a?ade: ¡°Aquello fue m¨¢s cl¨¢sico [que el caso actual], porque yo he tenido opiniones que han provocado pol¨¦micas porque chocaban a muchas personas. Ahora no son mis opiniones: es mi cuerpo el que es atacado. Esto nunca me hab¨ªa sucedido¡±.
Pregunta. En su entrevista con Onfray, expresaba el temor a una guerra civil en Francia.
Respuesta. Esto lo correg¨ª despu¨¦s. No creo en ello. Por varias razones. Hacen falta muchos elementos para una guerra civil. No es verdad que los polic¨ªas no puedan entrar en algunos barrios. Est¨¢n obligados a ir con escuadrones blindados, les atacan, pero lo consiguen. Para que hubiese una guerra civil har¨ªa falta que ni el ej¨¦rcito pudiese entrar en algunos barrios, y estamos lejos de ello. En una guerra civil, como la de Espa?a, hay zonas controladas por un campo y otras por otro. As¨ª que no, no creo que haya una guerra civil en lo inmediato.
P. En el extranjero llama la atenci¨®n c¨®mo Francia se levanta contra la reforma de las pensiones, con las im¨¢genes de las manifestaciones, las basuras ardiendo...
R. Hace tiempo que se pregunta a los franceses si est¨¢n a favor o en contra de esta reforma de las pensiones, y desde el principio est¨¢n en contra. La gente contin¨²a apoyando las huelgas, aunque le moleste que no funcionen los trenes o que no se recojan las basuras. La obstinaci¨®n del Gobierno es verdaderamente sorprendente. No creo que consiga hacer la reforma. Los sindicatos se sienten apoyados y continuar¨¢n.
P. Usted conoce a Emmanuel Macron. ?C¨®mo le ve usted hoy?
R. No es alguien f¨¢cil de entender. Pienso que tiene un fuerte sentimiento de superioridad intelectual y no entiende la situaci¨®n. Sigue creyendo que es joven, que lo ha trastornado todo y que lo va a trastornar todo. Pol¨ªticamente es verdad. Ha destruido la izquierda, al Partido Socialista, y casi ha destruido el partido de derecha, los Republicanos. Su operaci¨®n ha sido un ¨¦xito, ha construido un bloque central que es mayoritario. Es una idea banal lo que le dir¨¦, pero los presidentes de la Rep¨²blica tienden a perder el contacto.
Macron tiene un fuerte sentimiento de superioridad intelectual y no entiende la situaci¨®n¡±
P. ?Vot¨® usted a Macron?
R. Esto no hay que decirlo. Primero, porque estoy a favor del voto secreto, es un principio importante. Y no quiero intentar influir a mis lectores, no es mi idea de mi relaci¨®n con el lector.
Antes de dar la entrevista por acabada, se le pregunta a Houellebecq si se puede ir a su casa para fotografiarlo. Y responde: ¡°Verdaderamente, preferir¨ªa no hacerlo. Estoy en un estado triste. Tengo un aspecto agotado. Cuando me miro al espejo, me doy miedo. No duermo. No es el mejor momento¡±.
Babelia
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